La primera hotelera española quiere aprovechar el buen momento del turismo mundial para seguir creciendo. Gabriel Escarrer, consejero delegado de Meliá Hotels International, apunta en una entrevista con Cinco Días que el plan estratégico de la compañía recoge la incorporación de 71 hoteles en los dos próximos años. “Este año vamos a incorporar 30 establecimientos, todos ellos en modelo de gestión, y en 2019, otros 25, de los que 23 serán en gestión”. Gran parte de esas aperturas estarán centradas en Asia, una región en la que la hotelera quiere ganar peso. Escarrer es muy crítico con el fenómeno de los pisos turísticos en las grandes ciudades y lo achaca a la pasividad de las administraciones. “Airbnb es el principal riesgo para el turismo en España”, recalca.

NH rechazó la pasada semana el ofrecimiento de Barceló para fusionar ambos negocios, pese a que los analistas y los propios empresarios reconocen la necesidad de incrementar el tamaño para competir. ¿Valora su compañía la posibilidad de crecer por esa vía?

Sí. Pero no lo contemplo como un intercambio de acciones entre empresas, tal y como ha sucedido en el caso de NH y Barceló, sino como la posibilidad de extrapolar el modelo de gestión de Meliá a otros hoteles de dimensión más reducida. Menos del 14% de las empresas hoteleras está afiliado a cadenas. Eso da una imagen de lo atomizado que está el sector en España. Vemos oportunidades ya que hay muchos hoteles pequeños y medianos independientes, en su gran mayoría de segunda generación, sin marca, atributos y distribución, que pueden ganar con la gestión de Meliá. Es extrapolar el modelo de negocio implantado desde hace seis años en nuestra empresa al resto de la industria hotelera: meterles nuestras marcas y nuestros atributos, ponerlos en valor y multiplicarles la rentabilidad por seis o siete veces. De hecho hay muchos hoteles en destinos vacacionales en España que están muy bien situados, pero al no tener marca ni distribución y al depender de turoperadores, hay muchas oportunidades para gestionarlos, meterles nuestras marcas y atributos, poner en valor y multiplicarles la rentabilidad por seis o siete veces. Las oportunidades se pueden dar en mercados maduros, especialmente en el Mediterráneo, y España puede ser un ejemplo de ello. También se podría extrapolar a Grecia o Italia, donde el grado de atomización es muy elevado

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¿Pero considera que es necesario que haya fusiones en el futuro en España?

Que haya estas concentraciones es positivo porque ayudará a ganar masa crítica y economías de escala. El turismo está infrarepresentado en la economía española. Genera el 12% del PIB y del 11% empleo lo genera el turismo y solo hay dos actores (NH y Meliá) que cotizan en bolsa. Y en el Ibex 35 estamos solo nosotros. Es muy poco representativo frente a otros sectores como la banca o la energía, que pese a que aportan mucho menos al PIB, tienen a sus grandes empresas cotizando.

Es muy crítico con el fenómeno de los pisos turísticos y su impacto en los destinos. ¿Cómo cree que se puede corregir y de quién cree que es la culpa?

El principal riesgo del turismo es Airbnb. Este nuevo modelo es algo que ha venido para quedarse y tiene que tener una cuota de mercado, pero creo que no se ha controlado y ha habido un verdadero desmadre. El crecimiento del 40% en cuatro años no es sostenible cuando la oferta reglada solo ha crecido un 2% en el mismo período. Esta masificación crea incomodidad a los vecinos y rompe la identidad del lugar, al convertirl las ciudades en parques temáticos. Hay días en Barcelona en el que se concentran más de 700.000 turistas en Las Ramblas mientras que la población censada apenas llega a las 1.000 personas. En ese caso, los turistas van a interactura entre ellos, pero nunca con la población local.
En este fenómeno e están poniendo parches entre las administraciones por lo que creo que es necesario establecer un plan estratégico, en el que colaboren estrechamente el sector público y el sector privado, para saber dónde se quiere ir. En cuatro años hemos creado tantas plazas en pisos turísticos como en los 60 años de historia que tiene la hostelería en España. Por la magnitud del problema creo que es prioritario regularlo.

En algunos destinos europeos, como Venecia o Amsterdam, se está empezando a regular el tráfico de turistas y pasajeros ¿Cuáles son las alternativas que propone para atajarlo?

Más que castigar, debemos planificar. Hay que involucrar al sector privado y debemos saber cómo gestionar la demanda de la forma más eficiente. En Palma de Mallorca pueden llegar a atracar cinco barcos a la vez con una población de más de 5.000 personas y los tres días posteriores no aparece ninguno. Eso no se debe permitir. Lo que digo es que se planifique con antelación y que si coinciden que las rutas que hagan sus pasajeros por las ciudades no sean las mismas para evitar el colapso. En ciertas ciudades es también necesario potenciar otros destinos u otros barrios como se hizo en Madrid con Chueca. Si colapsamos determinados destinos, es cuando creamos la turismofobia. En estos momentos de bonanza, debemos pensar si es sostenible un modelo de turismo masivo. Todo puede verse empañado por no haber controlado un fenómeno disruptivo que nos está comiendo. Como no atajemos el problema ahora, lo vamos a pasar mal en la próxima recesión.

Ha sido muy crítico con algunas autonomías, como Madrid, a las que han acusado de connivencia con intereses empresariales. Ellos se defienden por el respecto a la libertad de empresa

Me encanta la libertad de empresa, pero necesita obligatoriamente un marco de actuación. Si yo fuera ministro de Hacienda tendría las cosas claras. Si una plataforma comercializa un solo piso turístico que no tenga licencia, voy contra usted. Si hay una transacción que no pague el IVA, usted será el culpable. Si me entero que los propietarios no pagan impuestos, voy contra usted.

La crisis por el proceso de independencia en Cataluña le ha restado tres millones de beneficios a Meliá, mientras que a su mayor competidor (NH) le ha supuesto una merma de dos millones. ¿Es el principal riesgo que afronta la industria en España? ¿Cree que se puede dar por zanjado el problema?

Es uno de los más importantes, pero no es el único dentro de los riesgos geopolíticos. También me inquietan el brexit, los populismos o el levantamiento de muros en determinadas zonas del mundo. Otro de los riesgos es el ligado al cambio climático, pese a que Trump lo niegue. Hemos vivido tres huracanes de escala cinco en el Caribe en el último verano y por ello nos estamos preparando para cumplir con la normativa americana, que obliga a tener elevados los hoteles cinco metros por encima del nivel del mar. Otro de los riesgos es la falta de regulación de los actores disruptivos.

Fuente: Cinco Días