Las evidencias de que en el mercado laboral hay discriminación de género abundan. Una de ellas está en los salarios y se ve en datos como el número de mujeres que cobran menos de 1.002,8 euros brutos al mes: son más del doble que los hombres (2,1 millones frente a casi 900.000). La desigualdad se agrava porque la relación casi se invierte entre quienes ganan de más de 2.595,1 euros. Esto se desprende de los datos salariales de la EPA de 2016 divulgados por el INE que revelan una caída del sueldo medio bruto del 0,8%, 1.878,1 euros.

Entre las pruebas que demuestran la discriminación en los sueldos entre hombres y mujeres, está la brecha salarial, la diferencia entre el sueldo medio bruto de ambos géneros. Esta se redujo algo en 2016: el salario medio bruto de los hombres bajó a 2.075,7 euros frente que el de las mujeres subió a 1.661 euros, según la estadística de deciles salariales de la EPA, que divide al colectivo estudiado en 10 grupos con el mismo número de individuos según los ingresos. Los detalles de esos deciles muestran que en los niveles más bajos hay muchas más mujeres que hombres.

El número de mujeres que cobra menos de mil euros al mes duplica al de hombres

Esto se explica por el estrecho vínculo entre los sueldos más bajos y los contratos temporales y las jornadas parciales. Y son las mujeres quienes más registran este tipo de vinculación laboral. En la tasa de temporalidad femenina fue del 26,4%, siete décimas más que entre los hombres. Pero donde más se agrava la situación es en el empleo a tiempo parcial: más del 70% de quienes en tenían un empleo que no cubría toda la jornada en 2016 eran mujeres.

Cuando estos datos se conjugan con el hecho de que los temporales cobran 9,1 euros por hora frente a 12,8 de los indefinidos o que quienes trabajan media jornada perciben 8,9 euros por hora por 12,2 euros del resto, la consecuencia es esa diferencia salarial del 20%.

En ese resultado medio, pesa mucho el gran protagonismo de las mujeres en el empleo a tiempo parcial y el efecto estadístico que esto tiene en los números agregados finales. Esto se ve en los datos más detallados del INE. La brecha se reduce algo entre los temporales: las mujeres cobran un sueldo medio que es un 14% menos que los hombres. Incluso mengua más entre quienes trabajan a tiempo parcial, la distancia es de algo más del 5,5%.

“Hay dos tipos de discriminación de género en las remuneraciones: la directamente salarial y la de condiciones laborales, que también afecta a los sueldos”, explica José Ignacio Conde-Ruiz, profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid que investiga este tema en la actualidad. “Las mujeres sufren más la temporalidad, el empleo a tiempo parcial y las carreras laborales discontinúas”, continúa. Este último punto explica por qué en los deciles salariales más altos hay más hombre que mujeres: cobran más los trabajadores con más antigüedad y también son estos los que suelen tener más cargos.

Sectores feminizados

También contribuye a explicar la brecha salarial que las mujeres tienen más presencia que los hombres en ramas de actividad que pagan peor. Un claro ejemplo son los hogares. Las trabajadoras en el sector doméstico son una mayoría abrumadora de su mano de obra: el 88%. Y los sueldos medios en esta rama son de 823,3 euros brutos mensuales. Lo mismo sucede con la hostelería (1.172,1 euros), aunque la presencia feminina no es tan aplastante: el 54%. Solo en la agricultura hay más hombres.

La estadística de deciles salariales de la EPA es un estudio anual elaborado por el INE a partir, principalmente, de la encuesta de población activa. Además, se tiene en cuenta los diferentes datos fiscales y de bases de cotización de la Seguridad Social. La diferencia con otras estadísticas de remuneraciones (Encuesta Trimestral y Anual de Coste Laboral, Encuesta de Estructura Salarial, registro de convenios o datos fiscales) es que abarca a todo el mercado laboral y, por tanto, es más completa. Lo que no hace es eliminar ese efecto composición, algo que sí persigue el Índice de Precios del Trabajo y que, pese a divulgarse con mucho retraso (el último dato es de 2015), muestra la misma debilidad en la evolución de los sueldos.

Fuente: El País