Con una demanda al alza, el gas natural ganará un fuerte protagonismo, el mundo no dirá adiós al petróleo y las renovables continuarán ganando terreno, aunque el gran reto es que sigan mejorando su eficiencia tecnológica y su rentabilidad. Y Estados Unidos, se quedará con el liderazgo de los combustibles fósiles y su comercio mundial: se afianzará como el principal productor de petróleo y gas del mundo hasta 2040, incluso en un contexto de bajos precios, según la AIE.

Esta potencia ya es un exportador neto de gas y se convertirá también en un exportador neto de petróleo «a finales de la próxima década», ante su pujanza en nuevas tecnologías de extracción como el fracking, la fracturación hidraúlica. La agencia calcula que el aumento de la producción estadounidense de petróleo de esquisto en 8 millones de barriles (mdb) entre 2010 y 2025, lo que supondría «el periodo más largo de crecimiento sostenido de la producción de petróleo de un solo país en la historia de los mercados de petróleo».

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Una inversión millonaria

A la subida de la demanda energética el país que más sumará es India, cuya participación en el consumo de energía se elevará al 11% en 2040 (aún muy por debajo de su 18% de participación en el población), apunta la AIE. También se sumarán con fuerza a la demanda el Sudeste de Asia. En general, los países en desarrollo de Asia representan dos tercios del crecimiento de la energía mundial, y el resto proviene principalmente de Medio Oriente, África y América Latina.

Más demanda implicará más necesidades de inversión. China necesitará agregar a su red el equivalente a todo el sistema eléctrico actual de los Estados Unidos a su infraestructura eléctrica para 2040. India precisará agregar un sistema de energía del tamaño del que tiene la Unión Europea actual. «La escala de las futuras necesidades de electricidad y el desafío de descarbonizar el suministro de energía ayudan a explicar por qué la inversión global en electricidad superó a la del petróleo y el gas por primera vez en 2016 y por qué la seguridad eléctrica se está situando con firmeza en las agendas políticas».

El carbón pierde la batalla, el petróleo sigue

El carbón sí que perderá la batalla, según las previsiones de la AIE. «Las fuentes de energía renovables cubrirán el 40% del aumento en la demanda primaria y su explosivo crecimiento en el sector energético marca el final de los años de auge del carbón. Desde el año 2000, la capacidad de generación de energía a base de carbón ha crecido en casi 900 gigavatios (GW), pero las adiciones netas de hoy a 2040 son solo 400 GW y muchas de estas son plantas que ya están en construcción», La demanda de petróleo continúa creciendo a 2040, aunque a un ritmo cada vez menor.

El uso de gas natural aumenta en un 45% hasta 2040, según las últimas proyecciones. Y con un espacio más limitado para expandirse en el sector eléctrico, la demanda industrial se convierte en el área más grande para el crecimiento. En cuanto a as perspectivas de la energía nuclear, se han atenuado desde e informe del 2016, pero China continúa liderando un aumento gradual en la producción, «superando a los Estados Unidos para llegar en 2030 a convertirse en el mayor productor de electricidad basada en la energía nuclear», apunta la AIE.

Las renovables, la clave

Las renovables se convierten en 2040, según la visión de este organismo internacional, en indispensables y rentables. Las energías renovables capturarán dos tercios de la inversión global en plantas de energía, ya que se convertirán, para muchos países, en la fuente de menor coste de nueva generación. El despliegue rápido de la energía solar fotovoltaica (PV), liderada por China e India, ayuda a que la energía solar se convierta en la mayor fuente de electricidad limpia para 2040.

Europa, eso sí, mirará más a la eólica que a la solar. «En la Unión Europea, las energías renovables representarán el 80% de la nueva capacidad y la energía eólica se convierte en la principal fuente de electricidad poco después de 2030, debido al fuerte crecimiento tanto en tierra como en alta mar» considera el informe. El crecimiento de las energías renovables no se limitará al sector de la energía; el uso directo de fuentes renovables para proporcionar calor y movilidad en todo el mundo también se duplicará, aunque desde una base baja.

Un 40% más de muertes prematuras

En medio del aumento de la demanda, el mundo, según la AIE, se aleja del cumplimiento del Acuerdo de París, el pacto firmado en 2015 que persigue que el calentamiento global se quede dentro de unos límites que puedan ser manejables por el hombre. El objetivo es que, a finales de este siglo, el aumento medio de las temperaturas no supere los dos grados respecto a los niveles preindustriales y, si es posible, quedarse en 1,5 grados.

Pero el escenario que pinta la Agencia Internacional de la Energía para 2040, con las políticas que en estos momentos los países del mundo tienen sobre la mesa, alejan al planeta de ese objetivo. En concreto, llevarían a un aumento de la temperatura de 2,7 grados a final de siglo, que según los científicos haría que el calentamiento entrase en una fase inmanejable. Además, la Agencia Internacional de la Energía también advierte de que las muertes prematuras derivadas de la contaminación producida por el uso de combustibles fósiles crecerán un 40%, pasarán de los 2,9 millones anuales actuales a los 4,2 millones en 2040.

El reto en las próximas décadas será compatibilizar el incremento de la población mundial que tendrá acceso a la energía con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global según el consenso científico.

Pero la Agencia Internacional de la Energía apunta en su informe que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) ligadas a la energía crecerán un 0,4% anual de aquí a 2040. Es decir, lejos de caer, aumentarán. «Esto está lejos de ser suficiente para evitar los graves efectos del cambio climático», reconoce la agencia en su informe. Pero, según dice, «hay algunos signos positivos». Por ejemplo, una leve reducción respecto a las previsiones que tenía hace un año. En 2016, la agencia sostenía que en 2040 las emisiones anuales ligadas a la energía serían de 35,7 gigatoneladas de CO2; ahora lo corrige a la baja y las cifra en 35,7 gigatoneladas, frente a las alrededor de 32 actuales.

Sin embargo, para cumplir con el Acuerdo de París la Agencia Internacional de la Energía sostiene en su informe que sería necesario que, en 2040, esas emisiones de CO2 estén casi en la mitad de lo que ellos prevén: en 18,3 gigatoneladas.

Para lograr ese objetivo, la agencia propone algunas medidas como que se ponga un precio a la tonelada de CO2 que emiten el sector energético y la industria, la eliminación paulatina de los subsidios a los combustibles fósiles o aumentar la eficiencia en el transporte y la industria.

Fuente: El País