La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha pedido por carta a la Comisión Europea que, una vez se produzca el Brexit, sobre todo si es sin acuerdo, revise “urgentemente” las medidas de salvaguardia (límites temporales) vigentes en Europa sobre las importaciones siderúrgicas. Sin citarlos, la petición pretende que se refuercen las medidas de protección al sector europeo ante las importaciones de acero procedentes de países como China, que acapara más de la mitad de la producción mundial, o Turquía, que venden a precios que hacen muy difícil competir a los productores europeos, según explicaron fuentes del Ministerio.

La carta, fechada el 8 de octubre y a la que ha tenido acceso EL PAÍS, va dirigida a la comisaria saliente de Comercio, Cecilia Malmström —finaliza su mandato el próximo 31 de octubre; la idea es que traspase la petición a su sustituto, el irlandés Phil Hogan—. En ella, Reyes Maroto, recuerda a Malmström que «las empresas siderúrgicas de la Unión se encuentran en una situación difícil hasta el punto de plantearse el cierre de algunas líneas y plantas de producción, debido a la escasa demanda y a la competencia de las importaciones».

El año pasado, EE UU impuso un arancel del 25% a las importaciones de acero de fuera, lo que hizo que productores como China o Turquía, octavo productor mundial, desviasen sus ventas hacia Europa (las importaciones turcas a Europa aumentaron un 64,8% en 2018 respecto a 2017, hasta 6,16 millones de toneladas). Con precios muy bajos, lastraron a los productores europeos. Por ejemplo, ArcelorMittal, la mayor empresa siderúrgica del mundo, anunció en mayo reducciones de producción y ajustes laborales en varias plantas en Europa, entre ellas las dos que tiene en Asturias.

Ante ello, la UE impuso unas medidas de salvaguardia para limitar las importaciones y potenciar el sector europeo. En principio, fueron temporales pero se convirtieron en permanentes el pasado 4 de febrero. Básicamente, según explicó a este periódico Andrés Barceló, director general de UNESID, la patronal siderúrgica española, permiten la entrada libre en la UE de productos procedentes del exterior hasta completar unas cuotas o contingentes calculados en función de las importaciones de los últimos años. A partir de esas cuotas –cada producto tiene la suya-, las importaciones se gravan con un arancel del 25%. Esas cuotas fueron modificadas este verano y la actualización, que tenía como objetivo fundamental las importaciones turcas, entró en vigor el pasado 1 de octubre.

Sin embargo, ante la perspectiva de una salida abrupta de Reino Unido de la UE, la ministra urge a la comisaria que, «una vez que se produzca el Brexit, lleve a cabo una revisión urgente de las medidas [de salvaguardia] con el fin de adaptarlas a la nueva situación», así como a “realizar un estrecho seguimiento de la demanda de acero” para revisarlas de nuevo cuando sea necesario. Si hay acuerdo de salida de Reino Unido, la situación se mantendría como está durante un periodo transitorio de un año. Pero una salida sin acuerdo de Reino Unido de la UE obligaría a revisar las cuotas. “Habrá que volver a calcular los contingentes para todas las categorías de productos y, por lo que sabemos, en algunas categorías el impacto podría ser muy importante”, dice Maroto a la comisaria.

La salida de Reino Unido supone que la UE tiene un miembro menos, por lo que hay que recalcular los contingentes de productos que entran en la Unión. Por otro lado, como señala Barceló, si bien la industria siderúrgica británica no es demasiado relevante (produce 7,3 millones de toneladas, la mitad que España), su salida sí afectará “a la cadena de valor del sector”, explica Barceló. Por ejemplo, España exporta 300.000 coches al año a Reino Unido y si Londres decidiese imponer aranceles a este producto y esa cifra se redujese, la demanda de acero del sector automovilístico español se vería afectada.

Según los datos de la World Steel Association, China es el primer productor mundial de acero, con 928 millones de toneladas en 2018, un 51,3% de los 1.808,4 millones del total mundial. España ocupa el puesto número 16 en ese ránking, con 14,3 millones de toneladas. Los productores chinos exportaron 68,8 millones de toneladas, de las que cuatro fueron a parar a la UE. Por su parte, la UE exportó 44,9 millones de toneladas, de las que solo 1,5 millones fueron a China. Así, el balance comercial UE-China es deficitario para la UE en 2,5 millones de toneladas, según la organización, que agrupa a los 65 mayores productores (99% de la producción mundial).

Interés para España

La ministra reconoce que el asunto de los límites a las importaciones siderúrgicas es «de gran interés para España, dada la importancia del sector para nuestro país y las dificultades que ha experimentado recientemente». Arcelor pretende parar temporalmente su planta de Asturias este mes, parada que podría ser indefinida. El parón de la industria del automóvil también afecta a los productores nacionales, según denunció en verano Unesid. El sector ha reclamado reiteradamente a la ministra la aprobación del Estatuto de Consumidores Electrointensivos, que otorga a las empresas que consumen mucha energía eléctrica, como es la siderúrgica, rebajas en la factura energética, lo que beneficia su competitividad.

La industria siderúrgica española registró una producción de 14,3 millones de toneladas en 2018, un 0,8% menos que el año anterior, según los datos de Unesid. Los fabricantes españoles exportaron 8,5 millones de toneladas, por valor de 7.996 millones de euros, un 0,6% más que un año antes, según la Agencia Tributaria. Pero aumentaron mucho más las importaciones, un 8,6% en volumen (10,8 millones de toneladas) y un 13,4% en valor, hasta 8.206 millones, por lo que la balanza comercial pasó a ser deficitaria por primera vez en 10 años. El acero exportado por España, aunque bajó de precio, fue cerca de 200 euros más caro que el importado (938 euros por tonelada frente a 758).

Fuente: El País