El nuevo capítulo para determinar la renovación de la explotación de la central nuclear de Almaraz, previsto para esta tarde, se aplaza a mañana por la manaña. Iberdrola, Endesa y Naturgy han preferido perfilar más sus posturas ante las negociaciones con el objetivo de llegar a la asamblea con una posición lo más consensuada posible. En este cambio de actitud ha tenido bastante que ver la mediación del Ministerio para la Transición Ecológica, que ha procurado prestar colaboración para desatascar el escollo. Al ser una asamblea de interés común, cualqueir acuerdo debe ser tomado por unanimidad.

A juicio de los participantes, el aplazamiento es un buen síntoma para alcanzar un acuerdo, cuyo plazo vence el 31 de marzo, y poder alargar la vida de los dos reactores de la central hasta 2027 y 2028, respectivamente, según se recoge en el protocolo firmado ante la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) la pasada semana.

Hasta esta tarde las posiciones partían con el anuncio de Iberdrola (53% de la central) y Naturgy (11%) de que no cederán gratis su participación en la central a Endesa (36%) para que esta las opere en solitario, tal como habían sugerido sus representantes. No obstante, también pusieron sobre la mesa su intención de ser flexibles en los planteamientos.

Ante eso, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, ha manifestado que «todas las posibilidades están abiertas». Tras su participación en una jornada organizada por Deloitte sobre la transición energética urbana, Bogas ha afirmado que «en el fondo» todos los operadores «están comprometidos» con dicho protocolo, por lo que confía en que se llegue a un acuerdo «razonable» antes de la fecha límite.

Preguntado por si sería rentable para la compañía quedarse con el control exclusivo de la central, en el caso de que los otros agentes cedieran sus derechos, Bogas solo ha confesado que «tendrán que estudiarlo». No obstante, ha dicho que no cree que esa cesión sea una situación «factible» en el futuro. «No es deseo de ninguna de las tres empresas», ha añadido.

Hasta ahora las diferencias se han centrado en la inversión. Endesa se negó a firmar la semana pasada al considerar que los otros dos socios querían imponer unas condiciones que no estaban contempladas en el protocolo. En concreto, proponían no hacer más inversiones que las recurrentes. Según Iberdrola y Naturgy lo que proponen es invertir 400 millones de euros con una holgura del 15% arriba o abajo, que es lo que recoge el plan de la central nuclear. Al respecto, Bogas ha subrayado que está dispuestoi a sentarse con el Gobierno.

A juicio de Endesa, eso suponía desvirtuar el protocolo, ya que si a lo largo del funcionamiento se requieren inversiones no esperadas, será necesario tomar una decisión. Endesa ha sostenido siempre que las inversiones las debe decidir el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y no los propietarios, como dicen sus socios en la central. Fuentes de las otras empresas lo atribuyen a que Endesa quiere alargar la vida más allá de lo pactado y que por eso pide que le cedan la gestión.

Las tres empresas firmaron la semana pasada un protocolo para alargar la vida útil de los dos recatores de la central nuclear 7,4 y 8,2 años, respectivamente. Endesa defendía alargar la vida útil de las nucleares hasta los 50 años, frente a los 40 años que planteaban Iberdrola y Naturgy; pero al final todos consideraron como un «buen acuerdo» el protocolo alcanzado.

Las discrepancias se repitieron en la central de Vandellós II, donde son socios Endesa (72%) e Iberdrola (28%), aunque en el caso de esta planta la situación no es tan urgente como en Almaraz, ya que sería la penúltima, antes justo de Trillo, en cerrar según el calendario, allá por 2035.

El protocolo incluye un calendario de cierre para el parque nuclear español, contemplando las clausuras ordenadas y escalonadas de los actuales siete reactores desde 2027 (Almaraz) hasta 2035 (Trillo). De tal manera que, tras Almaraz, le tocaría el turno a Ascó I (2029) y Cofrentes (2030). En 2033 sería clausurado Ascó II y, en 2035, Vandellós y Trillo. A este ritmo, la vida útil de las centrales se situará en una media de unos 45-46 años.

Fuente: El País