El mundo anglosajón acierta a definir el consejo como el watchdog de Bruselas. Y ayer ese joven organismo ejerció como tal al señalar las debilidades de la economía de los últimos ejercicios, en los que Europa se ha repuesto de la Gran Recesión. La expansión ha permitido que siga bajando el desempleo, el déficit del conjunto de la zona euro está alrededor del 1% del Producto Interior Bruto (PIB) y el peso de la deuda ha disminuido. Y buena parte de esas mejoras se debe al crecimiento extra que no recogían las proyecciones de los gobiernos y los organismos internacionales.

El consejo presidido por Niels Thygesen reprende a los países más endeudados por no haber aprovechado esos “vientos de cola” para reducir su deuda pública. El documento expone que la revisión de las perspectivas de crecimiento a raíz de la mejora económica produjo una “sensación de seguridad injustificada”. Y ello llevó a que muchos países decidieran usar el dinero extra que llegaba a sus arcas para elevar el gasto público en lugar de crear un colchón fiscal o rebajar la deuda que acumulaban.

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El consejo asesor resalta que en ese comportamiento incurrieron los países más endeudados, entre ellos Italia (con una deuda del 131,8% del PIB), Portugal (125,7%), Bélgica (103%), España (98,3%) y Francia (97%). Ese organismo destaca el caso de Italia, que se halla en pleno desafío a Bruselas con los números que ha puesto sobre la mesa para elaborar el Presupuesto del año que viene y que fuentes del consejo coincidieron en considerar fuera de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

El documento señala que la Comisión fue muy “generosa” con Italia el año pasado al realizar una lectura muy benévola de sus cuentas, siguiendo adelante con la “flexibilidad” que ya le había otorgado en ejercicios anteriores. Y añade que al no haber puesto en marcha ningún procedimiento a raíz de una “interpretación amplia” de las reglas, Italia —como Bélgica— ha llevado a cabo una “reducción de deuda insuficiente”.

El consejo fiscal de la UE reprende a los países por no reducir su deuda

La autoridad fiscal europea también apunta a Francia y España, que el año pasado estaban dentro del procedimiento de déficit excesivo al haber cerrado el anterior ejercicio con un desfase en las cuentas públicas superior al 3% del PIB. En ambos casos, el documento critica que se siguiera una “estrategia nominal”. Es decir, como la economía creció por encima de lo esperado en los dos países, sus ejecutivos decidieron aparcar las medidas estructurales —“políticamente costosas”, añade no en vano— y fiar la reducción del déficit a la expansión económica. Y para rematarlo, el documento agrega que los dos países reincidían en esa táctica fiscal: “Ese asunto ya se destacó en el informe del año pasado”.

Nuevas reglas

Con esos datos en la mano, el organismo se unió a quienes reclaman una reforma del marco fiscal de la Unión Europea. Hace apenas un mes, los consejos asesores de Angela Merkel y Emmanuel Macron elaboraron sendos documentos en los que proponían un nuevo marco que pivotaba sobre la reducción de la deuda a largo plazo y una regla de gasto para garantizar esa senda.

La recomendación del consejo va en la misma línea. El objetivo, sostiene el documento, es reducir el lastre de los países miembros de la UE hasta el 60% del PIB, como fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Para alcanzar esa meta, proponen que Bruselas solo ponga la lupa en un parámetro: el crecimiento del gasto público.

Los expertos de la Comisión abogan por dejar esa tarea en manos de un organismo independiente, que se encargará de examinar si el gasto crece a un ritmo superior al 1% del PIB. Si eso ocurre por causas ajenas a una catástrofe o una crisis inesperada, esa autoridad debería imponer las sanciones que se acuerden. Ese es el palo. Y una vez dado, la zanahoria: periodos de control “menos invasivos”, de tres años en lugar de uno.

Fuente: El País