Mark Zuckerberg lleva 15 años ensalzando las virtudes de un mundo abierto y conectado. El fundador de Facebook, criticado por los reguladores por filtraciones de datos, tiene ahora un nuevo plan: redes privadas y cerradas. Es la antítesis del gigante que creó y, si fuera en serio, con el tiempo pondría en peligro el modelo de negocio basado en anuncios de Facebook.

Zuckerberg publicó el miércoles un largo manifiesto que iba más allá de sus habituales trivialidades. Esbozó un giro hacia la privacidad y la mensajería cifrada que unirá aplicaciones de Facebook, Instagram y WhatsApp. En cierto modo, tiene sentido. Permitir a los usuarios de WhatsApp hablar con contactos que puede que solo estén activos en Instagram es una ventaja añadida. Y proteger la información del usuario podría ser una respuesta práctica al caso Cambridge Analytica.

Pero, si hay que creerle, amenaza lo que ha hecho de Facebook una máquina de dinero. Su capacidad de dirigir anuncios a más de 2.000 millones de usuarios ayudó a la compañía a elevar sus ingresos hasta 56.000 millones de dólares el año pasado. Es seguro que la gente se rebelará si las marcas empiezan a aparecer en mensajes encriptados. Por eso Zuckerberg habló de ecommerce y pagos, fuentes de ingresos potencialmente lucrativas similares a las de Apple y WeChat.

Hace siete años, Zuckerberg fue capaz de adaptar Facebook a móvil. Pero el modelo era fundamentalmente el mismo: vender anuncios. Que ahora pueda convertirlo en otra cosa es una pregunta abierta. Está a la defensiva y bien podría estar tratando de adelantarse a posibles nuevas normas de privacidad de Washington o Bruselas. Parece ine­vitable una regulación más estricta, dados los cada vez mayores escándalos sobre privacidad de datos.

Las acciones de Facebook apenas se movieron tras la publicación. Contrasta con Tesla, donde Elon Musk puede hacer que las acciones se pongan nerviosas con un tuit. Eso sugiere algo de escepticismo respecto a que Zuckerberg pueda cambiar realmente la naturaleza de la bestia.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días