El último Black Friday, celebrado el 23 de noviembre, animó las ventas del comercio minorista, pero solo en las grandes cadenas y superficies, mientras que no sirvió de nada para los pequeños comercios. En noviembre, según las cifras del INE, el comercio minorista creció un 1,4% respecto al mismo mes del año pasado, en la serie corregida de efectos de calendario (eliminando la diferencia entre días hábiles o festivos). Sin embargo, ese crecimiento se quedó íntegramente en los grandes formatos, que crecieron por encima del 2% mientras que las tiendas unilocalizadas perdieron ventas respecto al año pasado.

Algunos informes y previsiones ya adelantaban que el temor a la desaceleración contendría este año el consumo de cara a la Navidad, campaña que arranca precisamente en el viernes negro importado de EE UU. Finalmente, noviembre, como suele ser habitual en los últimos años, sí sirvió para impulsar las ventas, un poco más que el año pasado. En noviembre se vendió en las tiendas un 0,4% más que en octubre, y un 1,4% más que un año antes. Eso sí, la tasa interanual es siete décimas inferior a la registrada en octubre, cuando el comercio dejó atrás un periodo de atonía de seis meses en los que el crecimiento fue negativo o cercano a cero. En el acumulado del año (de enero a noviembre), el crecimiento se queda en el 0,8%, en línea con las cifras del año pasado pero lejos de las tasas cercanas al 4% de 2015 y 2016.

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En cualquier caso, el impulso se quedó en los grandes comercios. Las grandes cadenas tipo Zara y las grandes superficies (MediaMarkt, El Corte Inglés) aumentaron sus ventas un 2,5% y un 2,4% respecto a noviembre del año pasado, respectivamente. Sin embargo, las tiendas unilocalizadas facturaron un 0,3% menos que un año antes. Las pequeñas cadenas crecieron un tímido 0,7%. Este año, una gran mayoría de los pequeños comercios se sumó al Black Friday, aunque en muchos casos a regañadientes.

Según denuncia a menudo la Confederación Española de Comercio (CEC), la patronal de las pequeñas tiendas, cada vez se les hace más difícil soportar la erosión de los márgenes que suponen los periodos cada vez más habituales de descuentos, como el Black Friday. Este año, incluso, surgieron iniciativas de resistencia organizada al fenómeno.

Fuente: El País