El cierre anticipado de las centrales térmicas y nucleares en España tendría un coste para la economía de unos 6.800 millones de euros hasta 2030, por la necesidad de abrir nuevas centrales de respaldo, según concluye un informe de Deloitte titulado Una transición inteligente hacia un modelo energético sostenible en España en 2050.
En concreto, la consultora estima que el cierre de las plantas de carbón nacional en 2020 tendrá un coste de 800 millones de euros. A ello se suma la necesidad de crear centrales de respaldo cuando en 2030 se clausuren las de carbón importado, que alcanzaría los 3.000 millones. Por último, la no extensión de la vida de las centrales nucleares precisará de una inversión de 3.000 millones de euros.
El informe advierte que una apuesta decidida por la descarbonización de la economía se enfrenta a las limitaciones de las tecnologías de almacenamiento, que para el horizonte de 2030 no estarían todavía completamente desarrolladas. De este modo, se precisaría todavía del funcionamiento de las centrales tradicionales.
El documento presentado este viernes por la consultora plantea cuatro escenarios hacia la descarbonización de la economía española para el horizonte del año de 2050. El más optimista, el conocido como Alta eficiencia energética, supondría cumplir con los objetivos de reducción de emisiones del CO2. Este plan precisaría de una inversión de 510.000 millones de euros hasta el 2050. El menos ambicioso, el Continuista, igualmente necesitaría una inversión de 200.000 millones. En el punto medio entre ambos en función de los objetivos, se encuentran Electrificar la economía y la Reducción convencional.
De los cuatro escenarios planteados por Deloitte, el único que en 2050 cumpliría con los objetivos de reducción de emisiones de CO2 planteados por la Unión Europea sería el más ambicioso, el de Alta eficiencia energética, con un recorte previsto por Deloitte del 81%. En este caso, el sector privado aportaría 380.000 millones, la inversión pública necesaria sería de 30.000 millones y 100.000 millones por parte de los hogares.
Pese a la inversión prevista, Deloitte estima que la apuesta por energías renovables y por el vehículo eléctrico produciría una serie de ahorros en la importación de combustibles. Con la hipótesis más ambiciosa se importaría hasta 2050 por valor de 620.000 millones, frente al billón necesario en el plano continuista.
El informe entiende que una apuesta decidida por la descarbonización de la economía traería consigo un fuerte crecimiento de la demanda energética. De este modo, en el escenario más ambicioso de los planteados por Deloitte, se produciría una rebaja en el recibo de la luz del 35% hasta 2030 y hasta el 55% en 2050.
Para alcanzar esos objetivos, Deloitte recomienda fijar una serie de metas que cumplir por todos los niveles de la sociedad, como es el caso de una reducción del consumo energético por vivienda del 40% en 2030, 250.000 vehículos eléctricos en 2020 y suponer el 60% de las ventas de coches en 2030, o la apuesta decidida por el transporte ferroviario de mercancías.
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Fuente: Cinco Días