En total, 13 accionistas, todos muy críticos con BBVA y con su anterior presidente, Francisco González, decidieron intervenir en la junta del banco. Un número que inicialmente está en línea con las intervenciones de otros años (en 2018 participaron 12), aunque es cierto que sus referencias al banco y a su anterior presidente han sido mucho más duras. De todos los inversores que decidieron tomar la palabra en este acto destacó uno, Luis del Rivero, el que fuera presidente de Sacyr cuando presuntamente 
BBVA ordenó en 2004 las polémicas escuchas al excomisario José María Villarejo para frustar el intento de asalto de la constructora al banco.

Rivero arremetió contra González, aunque reconoció que había modificado su intervención tras la salida del ya expresidente de honor del banco de todos sus cargos en BBVA en vísperas de la junta. El que fuera presidente de Sacyr desveló que gran parte de las familias vascas vinculadas al antiguo BBV, las conocidas como el núcleo de Neguri, impulsaron junto a él la operación para controlar el banco en aquel momento.

«Algunos vais a oír por primera vez que nuestra actuación y acciones iban acompañadas por 81 de las 82 familias fundadoras de BBVA y cuanto fuimos a ver al señor Solbes íbamos con don Santiago Ybarra (hermano mayor del que fuera presidente de BBV y luego también deBBVA, aunque solo un año, Emilio Ybarra)», aseguró. «Jamás habrán oído hablar de esa colaboración, jamás habrán oído hablar de que estaban con nosotros porque se creó un invento de que era una operación política», recalcó el empresario.

Esta es una de las operaciones que originó las supuestas más de 15.000 escuchas efectuadas por la empresa Cenyt, vinculada a Villarejo, a miembros del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, empresarios, políticos y periodistas para frustarla.

González denunció que se había orquestado con el apoyo del Gobierno de entonces de Zapatero una operación para controlar BBVA.  El intento de Sacyr fue abortada por el gobernador del Banco de España, entonces Jaime Caruana, hoy consejero de la entidad, destacó hoy Del Rivero.

Del Rivero afirmó que los resultados del año 2000 «sirvieron de disculpa para acabar con todos los consejeros que provenían de esa época» al regularizar unas cuentas secretas de BBV cuya investigación acabó en los tribunales con el resultado de que algunos de los exconsejeros procedentes de BBV fueron imputados, aunque resultarían posteriormente «absueltos».

El antiguo presidente de Sacyr desmintió que detrás de su incursión estuviese el Gobierno del PSOE, aludiendo al carácter «inflexible» de un Zapatero capaz de decidir retirar las tropas de Afganistán sin «consultar con sus socios», retirar el proyedto del trasvase del Ebro al litoral levantino en el primer día de su mandato o aprobar leyes tan conflictivas como la de la memoria histórica o el Estatuto catalán.

«Alfonso Guerra -el exvicepresidente del Gobierno- lo definió como bambi, pero no un bambi de peluche, un bambi de acero», afirmó. «Le aseguro que si hubiera estado a favor, la acción se hubiera realizado», alegó, recordando el respaldo con que contaba de las históricas familias vascas
y que habría sido, incluso, consultada con Solbes.

Del Rivero aseguró que González dejó el banco con un valor un 32% inferior al que tenía cuando entró, que la entrada en México, «uno de los mayores éxitos del banco», «fue en contra suya» y su apuesta por Turquía que acumula 3.000 millones en minusvalías.

Le afeó no vender en Venezuela cuando tuvo una oferta por valor de 1.000 millones porque la entidad hoy vale menos de 100 millones y construir los resultados de este año con plusvalías de desinversiones en Chile.

También explicó que «entre pitos y flautas» González se ha embolsado 250 millones de euros a lo largo de su trayectoria en BBVA, frente a los 75 millones percibidos por Botín, pese a que cuando empezaron tenían bancos «más o menos igual» y hoy el Santander es superior.

También aprovechó para reprochar que cuando González entró en el banco BBVA tenía  participaciones industriales también relevantes en Telefónica, Repsol o Iberdrola y «todo eso ha desaparecido, excepto la participación en Telefónica», y le culpó de producir una «destrucción de valor cerebral» también «entre magníficos directivos» del banco que han ido saliendo
durante sus años de gestión.

Finalmente, Del Rivero aconsejó a Carlos Torres atajar el problema reputacional creando un comité especial que dirija las investigaciones encargadas al despacho Uría Menéndez y al bufete Garrigues, a cuyo frente aconsejó colocar a banqueros, presidentes y consejeros delegados, de
entidades financieras «de primer orden».

Entre ellos le animó a reclutar al exconsejero delegado de BBVA Pedro Luis Uriarte, al exconsejero delegado de Sabadell y Caixabank Juan María Nin -antes también directivo en el banco vasco-, al excopresidente de BBVA Emilio Ybarra, al exvicepresidente de BBVA José María Caínzos y
al también exdirectivo de BBVA José Domingo Ampuero. «Si hacen ésto, esta recomendación salvará la reputación de manera limpia y honorable. Y si no lo hacen ustedes sabrán por qué no lo hacen», zanjó.

Pese a las críticas de los accionistas, entre las que se encontraban las de los sindicatos con presencia en el banco, de Adicae, de una asociación internacional de pequeños accionistas, y de otros inversores, que hicieron referencia al caso Villarejo y a la pérdida de valor del banco en estos años, la junta general de accionistas de BBVA aprobó la reelección de Carlos Torres como consejero ejecutivo de la entidad con un 98% de votos a favor. 

Con un 99% de votos a favor, los accionistas también han dado el visto bueno al pago de un dividendo complementario en efectivo de 0,16 euros brutos con cargo al ejercicio 2018. El importe neto del mismo se situará en 0,1296 euros, debido a la retención a cuenta del 19% actualmente en
vigor.

Fuente: Cinco Días