Llevaba tiempo rondándolo, pero no fue hasta el viernes al cierre del mercado cuando se confirmó. Solo le hizo falta anotarse un 0,42%. Con esta subida Iberdrola, superó en capitalización a uno de los grandes del Ibex: Telefónica. Por primera vez en la historia, el valor bursátil de la eléctrica está por encima del de la teleco aunque sea por los pelos: 234 millones. La capitalización de la compañía que preside José Ignacio Sánchez Galán se sitúa en los 43.170 millones, mientras que la de la firma que lidera José María Álvarez- Pallete alcanza los 42.936 millones. Con este adelanto, Iberdrola se coloca cuarta en el ranking de las cotizadas del Ibex por capitalización. El primer puesto es para Santander, con un valor en Bolsa de 95.690 millones, seguido por Inditex (89.140 millones) y BBVA (49.340 millones).
Lo sucedido al viernes al cierre del mercado es solo un ejemplo más de la tendencia en la que está inmersa la teleco española. Los títulos de Telefónica se sitúan en los 8,17 euros por acción, lejos de los 20 euros que llegó a registrar en 2007, coincidiendo con los máximos de selectivo español, o los 25 euros que logró en el 2000, antes del estallido de la crisis de las puntocom. En 2017, año en el que el Ibex 35 firmó su mejor ejercicio desde 2013 con un alza del 7,14%, la operadora fue incapaz de sumarse a la estela alcista y cerró con una caída del 3,77%. A pesar de este pobre comportamiento, los expertos se muestran optimistas con el futuro de la compañía en Bolsa. El consenso de Reuters le otorga un potencial de subida del 22,5% y aconsejan mantener los títulos en carteras. Si finalmente se cumplen estas previsiones la compañía lograría superar los 10 euros por acción. Pero de conseguirlo, el valor de la compañía en Bolsa se situaría lejos de los 107.595 millones que logró en 2007.
Desde los máximos de hace 10 años y medio hasta ahora el sector de las telecomunicaciones ha experimentado una gran transformación. A la aparición de nuevos competidores se han sumado la necesidad de encontrar nuevas fórmulas de negocio para adaptarse a los nuevos hábitos de consumo. Telefónica opera ahora en un mercado maduro, con escasas posibilidades de crecimiento y entre sus objetivos más inmediatos se sitúa la reducción de la deuda, que a cierre de septiembre de 2017 se situaba en los 47.222 millones.
El elevado nivel de endeudamiento y el veto de Bruselas a la venta de O2 llevaron a la compañía a modificar su política de retribución al accionista, intentado mantener el gancho del dividendo a la vez que se reducía la salida de dinero de caja. Con cargo a las cuentas de 2017 la compañía repartirá 0,4 euros por acciones, importe que abona en dos pagos de 0,20 euros cada uno (el primero lo entregó en diciembre de 2017 y el segundo lo repartirá en junio de 2018).
Mejor comportamiento es el que viene registrando Iberdrola en los últimos meses. La compañía avanza un 5,6% en el rally de inicio de año y sitúa sus acciones en los 6,67 euros. No obstante, aunque la recuperación que vive la firma en Bolsa es significativa, los títulos están un 25,5% por debajo de los máximos registrados en 2007 (8,96 euros).
En los ascensos experimentados por la cotizada en las últimas semanas ha jugado un papel destacado la aprobación de la reforma fiscal de Donald Trump. Iberdrola es una de las compañías con mayor exposición a EE UU. En concreto, el 25% de su resultado bruto de explotación procede de este país. A ello se han sumado los informes favorables de las firmas de inversión. Uno de los últimos ha sido Goldman Sachs. El equipo de análisis de la entidad eleva el precio objetivo de 7,1 euros desde los 6,9 y señala que la compañía sigue disponiendo de margen de crecimiento a dos años vista. Las razones que apoyan esta afirmación son el incremento de los precios de la energía en España y una mayor inversión en redes y renovables que se traducirán en unos rendimientos más jugosos. Más optimistas aún se muestran los analistas de Morgan Stanley que establecen como precio objetivo los 8 euros por título.
El reto al que se enfrenta la eléctrica en Bolsa es prolongar la tendencia alcista en un entorno de subida de las rentabilidades en el mercado de deuda. Hasta ahora los bajos precios del dinero han permitido a la compañía disfrutar de unos costes de financiación reducidos y despertar el interés de los inversores más conservadores. A diferencia de otros sectores, las utilities se caracterizan por unas rentabilidades por dividendo atractivas (en el caso de Iberdrola alcanza el 4,47%) y por operar en un negocio regulado con ingresos recurrentes.
Fuente: El País