Bankia, cuarto banco de España por volumen de activos, nació en 2010 fruto de la fusión fría y la posterior segregación de los activos bancarios de las cajas de ahorro de Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja. En 2018 se unió Banco Mare Nostrum.

Desde entonces, su base accionarial es estable y se concentra mayoritariamente en el FROB (61,78%) a través de Banco Financiero y Ahorro, además de en inversores institucionales (28,91%) y minoristas (9,30%).

La entidad que preside José Ignacio Goirigoilzarri mantiene una red de más de 2.270 oficinas y 16.000 empleados muy concentrada en el mercado español, con un modelo de negocio enfocado al segmento de banca comercial (principalmente actividad minorista, pymes y empresas) de la que cabe destacar su fuerte actividad hipotecaria, con una de las cuotas de mercado más altas del sector financiero español: 14%. Esta contrasta abiertamente con la que mantiene en los segmentos de consumo y empresa, donde apenas supera el 5,5% y 7,2% respectivamente.

Esta elevada concentración acentúa su sensibilidad ante el actual entorno de tipos de interés, dado su impacto directo sobre la cartera hipotecaria, presionando a la baja sobre el margen de intereses, que continúa retrocediendo a pesar del incremento de otras operaciones más rentables.

Esta situación, junto con los menores resultados de operaciones financieras (renta fija), explica el retroceso del resultado consolidado, que se reduce en un 22%, hasta los 575 millones de euros.
Con el Plan Estratégico puesto en marcha en 2018, espera llevar a cabo hasta 2020 un reequilibrio de su negocio hacia los segmentos de consumo y empresa, los de mayor rentabilidad, pero altamente dependientes de las expectativas sobre la evolución de la coyuntura económica.

Los primeros efectos de este reequilibrio de la cartera crediticia se observan en los últimos resultados presentados por la entidad, donde el crédito comercial avanza a doble dígito frente al retroceso del crédito con garantía real. No obstante, a septiembre de 2019, casi dos tercios del crédito a la clientela continúan concentrándose en operaciones con garantía real, con el consiguiente efecto positivo en el perfil de riesgo de la entidad.

Aunque por la estrategia comercial puesta en marcha hacia segmentos de más riesgo cupiera esperar un deterioro de su situación, cabe destacar la continua reducción de los activos improductivos, con una mejora de la tasa de morosidad a septiembre de 2019 hasta el 5,5%, que contrasta con el 6,5% del mismo periodo del año anterior y mantiene el adecuado y estable nivel de cobertura de meses anteriores.

Además, Bankia mantiene los niveles sólidos de capital observados en trimestres anteriores, que incluso superan el promedio nacional, con un coeficiente de solvencia del 17,86% que mejora en 0,28pp con respecto al trimestre anterior. A ellos se unen niveles de liquidez adecuados, en línea con sus pares nacionales, en los que la base de depósitos se configura como su principal fuente de financiación.

Más allá de los aspectos puramente financieros, Bankia destaca por ser una de las siete entidades españolas que, junto a otras 163 internacionales, suscribieron los Principios de Banca Responsable en la Asamblea General de la ONU en septiembre, seis puntos que muestran su compromiso con el crecimiento económico inclusivo y el respeto por el medioambiente.

Axesor Rating otorga a Bankia una calificación crediticia de BBB+ con tendencia estable porque muestra una más que adecuada capacidad para atender sus obligaciones financieras frente a terceros, apoyada en su estable capacidad de generación de recursos, su continua reducción de los activos improductivos y sus adecuados niveles de capitalización y solvencia, además de la constatada profesionalidad del equipo gestor para cumplir exitosamente con el plan acordado con las autoridades europeas.

Fuente: Cinco Días