Grupo Volkswagen, el mayor fabricante mundial de vehículos, ha advertido hoy que la reconversión hacia el coche eléctrico supondrá recortes de empleo. Su presidente, Herbert Diess, ha hecho público ese discurso –asumido en privado por la industria– durante la presentación de los resultados de 2018 del consorcio. «La realidad es que construir un coche eléctrico supone un 30% menos de esfuerzo que uno propulsado por un motor de combustión interna», ha dicho, para concluir: «Eso significa que necesitaremos hacer recortes de empleo».

No ha cuantificado el impacto, pero si ha insinuado que esa reducción de plantilla no podrá ser asumida solo por bajas naturales o jubilaciones parciales, en una clara insinuación de que la industria de la automoción se enfrenta a un periodo de despidos. Ese aviso coincide con los anuncios de que el grupo redoblará su apuesta por el vehículo eléctrico, con más oferta, y que el año pasado ganó 2.153 millones de euros, un 6% más que en 2017, realizados durante la presentación anual de resultados celebrada en Wolfsburg, a la que EL PAÍS ha asistido por invitación del grupo.

Los despidos no es el único reto laboral que el grupo deberá asumir en el futuro. Diess se ha referido que el 90% de los desarrolladores del grupo es encargan de «hardware», mientras que en 2030 el software  supondrá la mitad de los costes de desarrollo.

Durante su presentación, Diess ha afirmado que el grupo alemán está preparado para asumir el reto de rebajar las emisiones, pero ha hecho un llamamiento a las fuerzas políticas y sociales a «centrarse» en permitir la transformación hacia la movilidad eléctrica. Les ha demandado facilitar un marco que permita crear la masa crítica necesaria de clientes para hacer rentable el negocio y construir la infraestructura de recarga necesaria.

Seat dispara su beneficio operativo un 33%

Seat, la marca española del grupo alemán, volvió a mejorar sus resultados gracias a un crecimiento del 10,5% de la entrega de vehículos durante el año, en el que alcanzó los 517.600 vehículos vendidos. Esa posición le permitió superar por primera vez los 10.000 millones de euros de facturación (10.202 millones), un 3,1% más. El beneficio operativo introducido en la memoria del consorcio, diferente a la de la contabilidad española que presentará Seat a finales de marzo, saltó un 33,4% y se situó en los 254 millones de euros, récord histórico de la compañía.

Es un récord histórico que ha subrayado Diess, quien ha apuntado que la compañía española es la que más crece en Europa y se está esforzando para devolver las inversiones realizadas por el grupo para lanzar su nuevo catálogo de vehículos. Seat fue, con diferencia, fue una de las tres marcas del grupo que mejoró durante 2018 su resultado de explotación, junto a Porsche (un 2,7%, 4.003 millones) y la marca de camiones Scania (4,4%, 1.346 millones). Afectados por la WLTP, Volkswagen (3.239 millones) y Audi (4.705 millones) redujeron su beneficio un 1,9% y un 7%, respectivamente. La caída de Skoda fue peor, del 14%, hasta los 1.377 millones. 

El presidente de Volkswagen no ha dudado en criticar algunas contradicciones en las que están cayendo las administraciones en relación a la transformación del sector. Por ejemplo, ha lamentado que se esté «subvencionando» las centrales de energía de carbón a la vez que se está presionando al sector de la automoción para que asuma la electrificación de su parque, con multas a aquellos que no sean capaces de lograr los objetivos marcados por la UE.

En todo caso, Volkswagen asume los objetivos de reducción de emisiones del Acuerdo de París y considera que solo los coches de la marca Volkswagen que son responsables del 1% de las emisiones de CO2 globales. En este sentido prevé que su huella de emisiones en 2050 sea neutra. Parte de ese esfuerzo se centra en el lanzamiento en los próximos diez años de 70 nuevos modelos de vehículos eléctricos (enchufables e híbridos) hasta 2028 y alcanzar unas ventas de 22 millones de unidades. El consorcio eleva así su apuesta, basándose en el impulso que pretende dar a su plataforma modular MEB, que quiere abrir a nuevos mercados. Inicialmente planteaba poner en el mercado 50 modelos y vender 15 millones de coches.

En 2025 la huella de carbono de carbono en cada vehículo del grupo se rebajará un 30% respecto a 2015, unos objetivos que van acordes con la inversión de 30.000 millones de euros para electrificar su catálogo de coches. El Audi e-tron y el Porsche Taycan serán los primeros de la lista, lo que señala que el camino será primero el de los vehículos más caros. Diess ha señalado que posteriormente llegarán los vehículos más pequeños del grupo, más complicados de electrificar por el fuerte impacto en su precio de las baterías.

El grupo subraya su intención de participar en la posible creación de fábricas de baterías eléctricas en Europa, ahora inexistentes, junto a su socio QuantumScape. Asimismo se prevé el cambio de tecnologías para alimentar las plantas del grupo. El máximo exponente es el de Wolfsburg, sede central del grupo, que está transformando su planta de carbón por un ciclo combinado de gas a partir de 2023.

Resultados económicos

El grupo cerró el año pasado con una facturación de 235.849 millones de euros, un 2,7% más, y un beneficio neto de 12.153 millones, un incremento del 6%. Las ventas de vehículos se situaron en las 10.900 unidades, un 1,1% más que un año antes.El crecimiento se debe a la evolución en Sudamérica, donde las ventas se dispararon un 13%, y en Asia, donde crecieron un 0,9%. En Europa se estancaron (alza del 0,1%) y en Estados Unidos se contrajeron un 2%.

En su memoria, la compañía da por buenos los resultados pese a la coyuntura y, en especial, el denominado por sus siglas en inglés WLTP, la nueva normativa de homologación de emisiones de CO2 de los motores, que ha castigado el mercado europeo. Y lanza un aviso: «Bentley, Audi y además la marca central Volkswagen tendrán que trabajar de forma más eficiente. En la planta principal de Wolfsburg solo, nosotros queremos incrementar la productividad un 25% en 2020». También lo hace el presidente del grupo, quien, en su carta de presentación, señala que será necesario «revisar nuestros costes estructurales».

El grupo, propietario de doce marcas diferentes que cubren desde el utilitario (Volkswagen, Seat, Skoda) y el vehículo superdeportivo (Bugatti y Lamborghini), pasando por la marca de motocicletas Ducati, destinó 3.200 millones de euros en 2018 al escándalo del trucaje de los vehículos diésel.

Fuente: El País