Días de zozobra en la eurozona. El Banco Central Europeo (BCE) irrumpió el jueves con un doble movimiento: aplazar la subida de tipos al menos a 2020 y alargar los instrumentos para dar liquidez a la banca. Pero, ¿por qué Mario Draghi tiene que regar de dinero a los bancos en un momento en el que el crédito fluye? ¿Y cómo puede ahuyentar el miedo a un agravamiento de la desaceleración el organismo que más poder ha exhibido durante la larga crisis europea? EL PAÍS responde a estos y otros interrogantes. 

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¿Qué se ha anunciado exactamente? El BCE se sacó de la manga una nueva ronda de liquidez a largo plazo para la banca. Estos macropréstamos se subastarán a partir de septiembre y hasta marzo de 2021 con una periodicidad trimestral y un plazo de vencimiento de dos años. La banca podrá obtener financiación por un importe de hasta el 30% de su cartera de créditos a 28 de febrero de 2019. Y, lo más importante, la concesión del dinero estará condicionada a que las entidades efectivamente lo transmitan a la economía real, es decir, a familias y empresas.

¿Por qué el BCE da este paso? Draghi aseguró que las condiciones de financiación siguen siendo favorables. Y que la tasa de crecimiento del crédito a empresas, pese a caer ligeramente, se mantiene en un muy respetable 3,3%; y la de familias en el 3,2%. Entonces, ¿por qué saca la artillería pesada? “Las medidas de política monetaria adoptadas hoy contribuirán a asegurar que las condiciones de financiación sigan siendo favorables en el futuro”, explicó, en algo que se parece mucho a ponerse la venda antes que la herida. Pero hay más motivos. Como el propio Draghi dijo, en los próximos años la banca sufrirá “una congestión” en su financiación fruto del vencimiento de la anterior ronda de liquidez, aprobada en 2016. Eso es lo que el BCE trata de evitar. También cuentan los problemas de algunos bancos, sobre todo los italianos, por encontrar financiación a buen precio.

El aplazamiento de la subida de tipos suscita alarma en los mercados

¿De qué va a servir? “El efecto en la economía real será residual. Es una buena noticia; tranquiliza al mercado porque el BCE deja claro que mantendrá un balance elevado durante mucho tiempo. Pero no se va a traducir en más crédito a familias y empresas”, opina Francisco Vidal, de Intermoney. Los expertos consultados coinciden también en que el uso de este instrumento va a ser más moderado que en las otras dos rondas, de 2014 y 2016. “Hay pocos incentivos para recurrir a este nuevo instrumento”, asegura José Manuel Amor, de Afi. “Con esta medida, el BCE intenta lograr que la banca se desenganche de una forma suave a las inyecciones de liquidez. Las condiciones en esta ocasión son menos ventajosas, tanto en coste como en vencimiento”, añade María Martínez, de BBVA Research.

¿En qué condiciones se hará el chute de liquidez? El tipo de interés que deberán abonar las entidades financieras estará ligado al oficial. Es decir, al menos durante todo este año, al 0%. Pero el coste podría ser aún inferior, ya que, como anunció el BCE, estas rondas de liquidez, “ofrecerán incentivos para que las condiciones crediticias sigan siendo favorables”. Los detalles del programa aún no se conocen. Pero estos “incentivos” podrían traducirse en que los bancos acaben cobrando al BCE por tomar su dinero para prestarlo, algo que ya ocurrió en los anteriores manguerazos de dinero.

¿Y qué ocurre con los tipos? Algunos analistas consideran que el paso más decisivo del jueves fue el aplazamiento en el calendario de subidas del precio del dinero. No porque el mercado confiara en un alza este año. Sino porque, al oficializar el retraso, el BCE reconoce que la era de tipos superreducidos va a tardar en desaparecer. Y que, a la luz de los problemas que atraviesa la economía mundial, será muy difícil retomar la normalidad monetaria.

Fuente: El País