Alba salió de su casa en Palma con una bolsa de basura llena de las pocas cosas que pudo recoger. Durante años había estado aguantando los malos tratos del hombre con el que se había casado y por el que había dejado todo en su país de origen. Con un hijo pequeño y sin independencia económica tras haber abandonado su carrera durante los años de matrimonio, una nueva vida se le antojaba “como un salto al vacío” según afirma al otro lado del teléfono. Tras ingresar en una casa de acogida conoció el itinerario que el Servicio de Ocupación y Empleo de las Baleares tiene a disposición de las víctimas de violencia de género y que actualmente cuenta con 16 tutoras que hacen un seguimiento individualizado de los casos. “No encontré un empleo en el sector para el que tengo formación, pero he logrado entrar en la empresa privada y tengo trabajo desde hace varios meses”, dice orgullosa tras haber conseguido también salir de la casa de acogida y alquilar un apartamento para vivir junto a su hijo.

La violencia de género deja cifras escalofriantes en Baleares. El archipiélago registró una tasa de 26,3 víctimas por cada 100.000 mujeres según los últimos datos del Observatorio de la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial. Es la más alta de toda España, muy por encima de la media nacional de 17 víctimas registrada en el segundo trimestre de este año, cuando solo en las islas se presentaron 1.390 denuncias por maltrato y se dictaron 210 órdenes de protección. Unas cifras que preocupan y que han llevado al Gobierno balear a dar un paso más allá en las medidas para prevenir la violencia. Desde el año próximo el Ejecutivo garantizará un puesto de trabajo durante 12 meses a las mujeres víctimas de malos tratos, una medida en la que invertirá dos millones. Defienden que ninguna administración en España ha ido tan lejos en el apoyo a este colectivo.

MÁS INFORMACIÓN

En Baleares ya funciona una línea de atención que permite a las afectadas acudir a una oficina de empleo y acceder a un itinerario de orientación específico para ellas sin tener que identificarse como víctimas. Cada oficina cuenta con la figura de la tutora, que guía a las usuarias en la búsqueda de un trabajo acorde con su perfil laboral y formación. “Es una red especializada donde todas las tutoras son mujeres” afirma la jefa de Orientación e Intermediación del Servicio de Empleo balear, Carmen Hila, que subraya que las beneficiarias se sienten “más cómodas” siendo asesoradas por otras mujeres.

Del juzgado al programa

Cuando la víctima llega a la oficina de empleo basta con que solicite acceder al servicio de orientación y las tutoras le acompañarán durante todo el proceso de inserción, dándole un acceso prioritario a los programas de ocupación y ofreciendo información sobre becas, cursos y ayudas. “La idea ahora es que, si no se consigue un hueco en la empresa privada, se garantice un puesto durante 12 meses en el sector público” dice el consejero de Trabajo Iago Negueruela. Los puestos a los que podrán acceder están en empresas públicas, corporaciones locales y entidades del tercer sector que colaborarán con el proyecto, como Cáritas. Los sueldos se fijarán según los convenios de cada empresa, pero Negueruela estima que rondarán los 1.800 euros. Y es que para el consejero, la autonomía económica “es un factor clave para romper con la situación de violencia” y es el objetivo que pretende conseguir el programa.

Las afectadas llegan al servicio de orientación mayoritariamente derivadas de los juzgados, los centros sanitarios o de entidades como el Institut Balear de la Dona que se encargan de dar una atención integral a las mujeres víctimas de violencia doméstica. Entidades feministas como el Lobby de Dones opinan que todo lo que venga en forma de ayuda es una buena noticia, sin embargo ponen el acento en lo que puede ocurrir con la mujer una vez ser termine el contrato de trabajo. “Nos preocupa el futuro cuando finalicen los 12 meses y las condiciones del empleo porque hoy en día trabajo no significa salir de la pobreza”, afirma su presidenta Francisca Más, que también exige mecanismos para evaluar el funcionamiento del proyecto a largo plazo.

La secretaria de Políticas Sociales e Igualdad del sindicato UGT alaba esta medida pionera que considera “muy positiva como herramienta para ayudar a las víctimas”. Un impulso para que la mujer se sienta más segura, dice Francisca Garí, que apuesta por ampliar la iniciativa con ayudas a todos los niveles para empujar a las mujeres a salir del círculo de violencia que padecen en sus hogares.

Alba también cree que el proyecto puede actuar de salvoconducto para las decenas de chicas que se han visto en su misma situación. Cuando se encontraba inmersa en un matrimonio violento, el no tener trabajo le frenó en varias ocasiones a la hora de denunciar. “En la casa de acogida teníamos techo, comida y seguridad, pero para empezar una nueva vida hacía falta un empujón más como este” concluye.

El perfil: de 33 a 45 años, con estudios primarios e hijos

La medida beneficiará inicialmente a las 200 mujeres que actualmente están inscritas en el Servicio Balear de Ocupación, aunque a tenor de los datos que maneja el Institut Balear de la Dona pueden ser muchas más. Solo el año pasado este organismo atendió a cerca de 2.500 víctimas por episodios de violencia machista según explica su directora, Rosa Cursach, que dirige una entidad que ofrece asesoramiento integral a la mujer con ayuda las 24 horas del día, atención psicológica y acompañamiento. “Esta tasa tan elevada en la comunidad puede responder a que son cada vez más las mujeres que se atreven a denunciar. En los últimos meses hemos constatado un incremento de las llamadas por parte de familiares” asegura Cursach. El perfil de la afectada por violencia machista en las islas es el de una persona de entre 33 y 45 años, con estudios primarios, al menos un hijo y laboralmente activa.

Fuente: El País