En 2014 España inició una recuperación de su economía tras la fuerte crisis vivida entre 2008 y 2013. Sin embargo, esa recuperación no se está trasladando a los salarios con la misma intensidad que a la creación de empleo, ¿por qué? El Banco de España ha analizado fundamentalmente tres grandes razones que explican los motivos por los sueldos de los trabajadores españoles se mantienen planos o se anotan subidas muy moderadas en el mejor de los casos.
Estas tres causas son: la persistencia, aún de una elevada tasa de paro, lo que determina que sigue habiendo abundante mano de obra disponible y esto presiona a la baja los salarios; las bajas expectativas inflacionistas de empresarios y sindicatos cuando negocian los convenios colectivos; y el comportamiento de la productividad.
Pero en el caso de España, los autores de este estudio aprecian otras variables, además de la tasa de paro, que explican lo que denominan “la holgura” del mercado de trabajo, esto es, la abundancia de oferta de trabajadores. Estas variables son el elevado porcentaje de tiempo parcial involuntario y aquellos que no buscan empleo de forma activa, conocidos como “los desanimados”. Ambos colectivos estarían condicionando a la baja el comportamiento de los salarios, sobre todo en los dos últimos años.
El Banco de España empieza analizando el comportamiento de los salarios, tomando como indicador la evolución de la remuneración media por asalariado, entre los años 2000 y 2017. En este periodo los técnicos de este organismo han observado que “un incremento de un punto porcentual en la tasa de paro estaría asociado a una reducción cercana a tres décimas en el crecimiento salarial”. Mientras que un punto de incremento habría contribuido a un crecimiento salarial de 0,7 puntos porcentuales, una cantidad similar a la aportada por las expectativas de inflación en estos años (0,8 puntos).
Así, estos expertos inciden en que la contribución de la productividad en los años de crisis, que en España tiene un fuerte componente anticíclico –sube en momentos adversos de la economía por la destrucción de empleo de peor calidad—“fue positiva y con un perfil creciente, lo que compensó, al menos en parte, el impacto del elevado desempleo sobre las retribuciones.
Acto seguido, el Banco de España se refiere al detalle de lo ocurrido desde que se inició la recuperación en 2014. Observa que entre 2016 y en los primeros trimestres de 2017, los crecimientos de las remuneraciones por asalariado han sido, de media, de cerca de 2 puntos por debajo de la media desde el inicio de la década de 2000. “Esta moderación salarial se explica, fundamentalmente, por un contexto de bajas expectativas de inflación y por el elevado grado de holgura que todavía caracteriza el mercado de trabajo español”, dice el organismo.
De hecho, los datos desde el segundo trimestre de 2016 indicarían que el crecimiento de los salarios habría resultado inferior a lo esperado, en una media de cuatro décimas. En este caso, a pesar de que el elevado nivel de desempleados es la principal causa de la moderación salarial, la parcialidad involuntaria –aquellos que trabajan menos de 30 horas semanales pero les gustaría trabajar más- y los desempleados desanimados –que no buscan empleo pero aceptarían una oferta si la tuvieran- “habrían desempeñado un papel relevante a la hora de explicar el reducido crecimiento salarial del período más reciente”.
El Banco de España ha hecho este mismo análisis comparado con lo ocurrido en los países de la zona euro en este mismo periodo. Los resultados entre 2000 y 2017 muestran unas cifras similares a los obtenidos para España. En particular, se estima que un incremento de 1 punto porcentual en la tasa de paro estaría asociado a una reducción cercana a cuatro décimas en el crecimiento salarial, algo superior a la observada en España, mientras que a un aumento de 1 punto en la tasa de productividad correspondería un crecimiento salarial de cuatro décimas.
En cuanto a cómo se comportaron los salarios antes de la crisis y en los peores años de la recesión, el Banco de España concluye que entre el año 2000 y el 2007, los factores que contribuyeron a que no se produjera un mayor avance de los salarios estarían relacionados “con la fuerte entrada de trabajadores extranjeros, que posiblemente tuvieran un menor poder de negociación salarial”. Asimismo, apuntan a que entre 2010 y 2012 se aprobaron dos reformas laborales, que, junto con los acuerdos interconfederales de la negociación colectiva, habrían favorecido un mayor grado de moderación salarial.
Fuente: El País