El mercado hipotecario español no deja de avanzar. El número de hipotecas constituidas sobre viviendas inscritas en los registros de la propiedad se situó en julio en 29.287, la cifra más alta en este mes desde 2011 y un 14,6% superior a la del mismo período de 2017, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). No solo crece el número de hipotecas, sino también el importe medio de los préstamos, que se incrementó un 2,1% respecto a julio de 2017, hasta los 125.120 euros, mientras que el capital prestado subió un 17% en tasa interanual. Aun así, el precio medio sigue estando por debajo de los máximos de diciembre de 2008, cuando alcanzó los 132.000 euros.

Si tú también te estás planteando pedir una hipoteca, ¿qué elementos deberías evaluar para saber en qué medida tu perfil te beneficiará a la hora de negociar el préstamo? ¿Qué es lo que más mirarán los bancos de tu situación?

¿El mejor trabajo? Funcionario

En lo que respecta a la situación laboral, si la disyuntiva fuera financiar la adquisición de una vivienda de un trabajador que tiene un contrato temporal o un autónomo, ¿cuál sería la elección de los bancos? “El del trabajador por cuenta propia puede ser un perfil interesante, siempre y cuando haya antigüedad y se haga una declaración de renta solvente”, explica el director general de la intermediaria Tu Solución Hipotecaria, Ricardo Gulias. “Algunas entidades penalizan mucho los contratos temporales, por lo que estos ciudadanos pueden tener grandes problemas para conseguir financiación, en algunos casos es misión casi imposible”, agrega.

“Es cierto que las entidades buscan estabilidad laboral, pero en este caso preferirían al trabajador con un contrato laboral”, señala, por el contrario, Manuel Gonzalvez, director de hipotecas del comparador bancario iAhorro. De esta forma, en un ranking ideal de trabajadores que piden una hipoteca, los bancos pondrían en la cúspide a los funcionarios, “tanto por su continuidad en el puesto de trabajo como por su nivel de ingresos”, en palabras de Gonzalvez. Un lugar que ocupan también los empleados en empresas de renombre, según Gulias. “La banca investiga las empresas de los futuros hipotecados para averiguar su solvencia y estabilidad”, dice este experto.

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Desempleados, los últimos

A estos trabajadores les siguen aquellos que tienen un contrato indefinido superior al año y medio, y los indefinidos de más de seis meses. “Como cuarta opción estarían los trabajadores temporales y luego los jubilados”, añade. Los perfiles que están en la cola son, en su opinión, los trabajadores por cuenta propia y los desempleados. En el extremo opuesto, y si se pone el foco en la renta, con un alto nivel de ingresos y la disponibilidad a aceptar algunos productos vinculados a la hipoteca, como depósitos o seguros, se podrán conseguir mejores condiciones con respecto a las de otros usuarios.

“Un cliente que gana más de 3.500 euros al mes puede obtener tipos de interés más bajos que uno que cobra 2.000 euros, y es posible que le den más del 80% de la financiación para su vivienda”, destaca Gonzalvez. Un endeudamiento que no supere el 35% de lo que ingresa es otro factor que los bancos valorarán a la hora de negociar con su cliente, en opinión de Gulias.

¿Novios o matrimonio?

En el caso –muy frecuente– de que a pedir el préstamo sean dos personas conjuntamente, la relación que existe entre ellas revestirá la máxima importancia para el banco: no es lo mismo ser una pareja casada o presentarse como novios. Ya que, a cambio del capital prestado, el objetivo primario de la entidad será cobrar cada mes la cuota con los intereses, el hecho de que la pareja sea un matrimonio tendrá la prioridad. Una vez más, la convicción es que el contrato matrimonial ofrece más garantías de estabilidad, puesto que su marco legal configura una regulación clara en la que cada hipotecado sabe a qué atenerse.

En el caso de unos novios, amigos o familiares, convendrá entonces “acordar unas reglas entre los prestatarios y elevarlas a escritura pública, para que cada uno conozca su responsabilidad y qué pasaría si la relación se rompiese o alguien falleciera”, sugiere Gonzalvez.

Primera vivienda, mejor

La mayoría de las hipotecas se contraen para adquirir la casa en la que se quiere fijar la residencia principal, aunque el portal inmobiliario Fotocasa registra un claro incremento de las compraventas de casas para destinarlas a segunda vivienda en Cataluña –donde ha pasado del 13% de las operaciones en 2017 al actual 15%– y en la Comunidad Valenciana –donde sube del 8% al 12%–. Pero entre los actores en el mercado no se encuentran solo los particulares, sino también privados que se juntan para invertir en un mercado inmobiliario en el que la rentabilidad del alquiler no para de crecer.

No obstante, “a la banca le gustan más el single o la pareja que adquiere su primera residencia; las combinaciones extrañas en boga en el pasado, como los amigos o los hermanos que compraban juntos para invertir están muy penalizadas”, indica Gulias. En la misma línea, Gonzalvez afirma que “los bancos siempre prefieren a los compradores que quieren la casa como primera vivienda o como segunda residencia, frente a los inversores”. ¿La razón? “Para las entidades, los clientes que viven en la casa hipotecada son más fiables a la hora de pagar contra los que han comprado una vivienda con el único fin de lucrarse”, esgrime este experto.

Fuente: El País