Spotify se queja de que Apple ahoga la competencia ante un público europeo gustoso. El caso puede durar años, pero los suecos han programado hábilmente su actuación para que coincida con una reacción más general contra las Big Tech.

El grupo de Daniel Ek dijo el miércoles que había presentado una demanda ante Bruselas, alegando que Apple utiliza su dominio de los sistemas operativos de los smartphones para perjudicar a los servicios de música rivales. El meollo del tema son las restricciones de Apple a las opciones de pago en su tienda de apps. Ek dice que les cobra una comisión del 30% por los clientes que usan el sistema de pagos de Apple cuando se suscriben a Spotify a través de la aplicación del iPhone. Se puede evitar el cargo registrando a los clientes de otras maneras, por ejemplo a través de un navegador. Pero el sistema de Apple limita la capacidad de sacar a los clientes de la aplicación, dice Ek. Para cubrir el “impuesto” de Apple, Ek tendría que subir los precios por encima de los de su principal rival, Apple Music.

El movimiento de Ek es un poco atrevido, ya que tanto Spotify como Apple cotizan en EE UU. Pero tiene sentido. Margrethe Vestager, comisaria saliente de Competencia, dijo el jueves que se toma la queja “muy en serio”, y tuiteó una foto de Ek. En 2018 impuso una multa de 4.300 millones a Alphabet por usar su sistema operativo móvil para promocionar productos como su navegador, algo conceptualmente similar a las acusaciones de Ek. La Comisión también ha elaborado normas de comportamiento para que plataformas como la App Store de Apple no discriminen a sus rivales, normas que fueron respaldadas por el Europarlamento y el Consejo el mes pasado.

Mientras, los reguladores de competencia de Francia y Alemania han iniciado investigaciones separadas sobre el dominio de Google y Facebook. Ambos países han publicado hace poco una estrategia industrial conjunta para promover los abanderados locales por encima de los gigantes de Silicon Valley y China. Ek ha elegido el momento adecuado para atacar.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días