El consejo de administración de Ryanair aprobó en su última reunión del pasado viernes la restricción de los derechos de voto de los accionistas británicos y la prohibición de que puedan adquirir nuevos títulos ante la perspectiva de que el Reino Unido abandone la Unión Europea (UE) sin acuerdo, el llamado Brexit duro, según señaló la aerolínea en un comunicado remitido hoy a la Bolsa de Londres.

De esta forma, la compañía y todas sus líneas aéreas subsidiarias se aseguran de que tendrán una mayoría del capital propiedad de accionistas comunitarios de acuerdo al Reglamento UE 1008/2008, uno de cuyos requisitos establece que más del 50% de sus acciones deben estar en manos de titulares de la UE, como condición para poder operar en todo el continente bajo la política de «cielos abiertos».

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La compañía que aún dirige Michael O’Leary ya había anunciado que restringiría los derechos de votos de los accionistas británicos pero confiaba en que finalmente se llegara a una salida amistosa de la UE del Reino Unido. Ryanair se pone ahora en el peor de los escenarios. Su junta directiva ha resuelto que , a partir del «día del Brexit duro» (Hard Brexit Day) todas las acciones ordinarias y de depósito mantenidas por o en nombre de accionistas no pertenecientes a la UE, incluido el Reino Unido se considerarán como «acciones restringidas» y se notificarán como tal a sus titulares.

De esta forma, los titulares de cada acción restringida «no tendrán derecho a asistir, hablar o votar en ninguna junta general de la compañía mientras esas acciones sean tratadas como acciones restringidas».

Asimismo, «para evitar dudas», los ciudadanos británicos tampoco podrán comprar acciones ordinarias a partir del día del Brexit duro, una fecha que podría ser el próximo 29 de marzo, la oficial de salida del Reino Unido de la UE. Estas medidas entrarán en vigor el día que los ciudadanos británicos dejen de considerarse «residentes comunitarios».

El caso de Iberia, en el aire

Con la aprobación por la junta directiva de estas medidas, Ryanair da un paso decisivo para blindarse frente a un Brexit duro, que otras compañías como IAG, la matriz de Iberia y Vueling, aún no se han atrevido a adoptar. La Comisión Europea ha fijado un plazo de seis meses para que las compañías aéreas bajo control británico, como Iberia, adapten su accionariado en caso de una salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo.

Iberia, propiedad de la británica IAG, podría perder su licencia de vuelo en Europa, si no cumple la exigencia de que al menos el 51% del accionariado sea europeo. La compañía española dejará de cumplir ese criterio cuando el capital británico pase a contar como extracomunitario a partir del día en que Reino Unido deje de ser miembro de la UE.

Y es que, por el momento, IAG ha decidido limitar al 47,5% el capital máximo en manos de accionistas extranjeros que no procedan de la Unión Europea, pero contando a los accionistas británicos, y con un Brexit duro perderían esa condición, ya que el capital británico se computará como extracomunitario.

Fuente: El País