Pregunta. ¿Es todo tan de color de rosa en la economía como se ha pintado en este Foro Económico Mundial?
Respuesta. Creo que asistimos a un optimismo típico del ciclo, el crecimiento está al alza en casi todo el mundo, el Fondo Monetario ha vuelto a subir sus previsiones y todo se ve mejor porque con crecimiento todo parece siempre más favorable: los bancos avanzan, la gente tiene más dinero aunque haya más desigualdad y el paro baja. No soy pesimista a corto plazo pero estoy preocupada por algunas cuestiones.
P. Como por ejemplo…
R. El problema de la desigualdad no se ha resuelto en algunas de las principales economías, aunque no se dé con la misma intensidad en todos los lugares. Por ejemplo, ha aumentado de forma notable en Estados Unidos o en Rusia. Habíamos visto una tendencia a la baja tras las guerras mundiales y ahora ha vuelto a repuntar. Las grandes corporaciones enfrentan a distintas jurisdicciones para no pagar su parte correspondiente de impuestos. Eso aumenta la sensación de injusticia y es una de las razones que han alentado la aparición de movimientos populistas y, en parte, del Brexit. Pero eso exige una cooperación global que ahora parece difícil con la vuelta de cierto nacionalismo, como el “hacer América grande de nuevo”.
P. ¿Hay riesgo de una crisis a corto plazo?
R. La probabilidad de una crisis nunca es cero y suelen proceder de donde no las esperamos. Hemos resuelto algunos problemas del sistema bancario pero no todos, hay temas que abordar y el momento de hacerlo es ahora, no hay que ser complacientes. Vivimos un momento de impulso político en Europa y se debe aprovechar. El problema es que si llega otra crisis, —por ejemplo de la banca en la sombra, originada por una burbuja de activos, derivada de una crisis geopolítica… de donde sea—, aún tenemos mucha deuda acumulada de la última crisis, sin mucha capacidad fiscal para actuar. Y la política monetaria no cuenta con demasiado margen, aunque los banqueros centrales han demostrado ser muy creativos y pueden volver a serlo. Además, tenemos que abordar cuestiones relacionadas con el gasto social y la integración, y todo eso requiere dinero. Por eso tenemos que hacer con rapidez las reformas pendientes.
Fuente: El País