El turismo ha sido uno de los motores del crecimiento económico en España desde los sesenta. Especialmente desde la crisis financiera de 2008 ha sido el sector donde más ha crecido el empleo y ha ayudado a absorber los excesos generados por la burbuja inmobiliaria. En 2019 el número de turistas extranjeros que llegan a España sigue creciendo pero con mucho menor dinamismo que años anteriores. ¿Qué está pasando?

Varias causas explican el frenazo. La principal es que el temor al terrorismo islámico se ha diluido y los competidores tradicionales como Turquía, Egipto y Túnez se han recuperado. Además, estos países han depreciado sus divisas abaratando los precios. Especialmente Turquía donde la llegada de turistas extranjeros crece un 20% anual y ha superado su récord anterior a la primavera árabe.

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La otra causa es que la economía europea se ha frenado, Alemania y el Reino Unido flirtean con la recesión y eso desanima a sus ciudadanos a aumentar su consumo y su gasto en turismo se modera. A eso hay que añadir la incertidumbre del Brexit que ha depreciado la libra de nuevo a su mínimo histórico, empobreciendo a los británicos y encareciendo sus viajes al exterior.

Las pernoctaciones de extranjeros en hoteles en el último año se han estancado y las pernoctaciones en apartamentos turísticos caen un 6%. Por lo tanto, España ve como su principal motor de creación de empleo en la última década se frena. Esto ayuda a explicar la desaceleración del total del empleo en el segundo trimestre. Y los datos de afiliación a la Seguridad Social de julio anticipan que el frenazo se ha intensificado.

También hay cambios de hábitos de los consumidores que son una gran oportunidad para España. El principal es el aumento del turismo de ciudad, cultural y de naturaleza. En Madrid la llegada de turistas sigue creciendo un 10% y aún está muy lejos de las grandes ciudades europeas. Además, están llegando visitantes americanos y asiáticos que gastan mucho más por día y generan más empleo y de mejor calidad.

Los hoteles que más están sufriendo son los que tienen excesiva dependencia de los turoperadores o las plataformas, y venden paquetes con todo incluido de precio bajo y escaso valor añadido. Ese tipo de turista no sale del hotel y cuando se deprecia la lira turca o el peso mexicano eligen Turquía o el Caribe antes que Canarias, Baleares o nuestras costas.

Otra gran oportunidad para España es adaptar nuestra oferta turística para atraer a nómadas digitales y corporativos. Este es un sector que crece con fuerza y rompe la estacionalidad del sol y playa. Y puede funcionar tanto en las ciudades como en la costa. También en zonas rurales, ayudando a luchar contra la despoblación.

El frenazo de la actividad turística desde 2018 es un hecho y las causas que la han provocado son susceptibles de empeorar. Desde los años sesenta el sector ha evolucionado para adaptarse a los cambios hasta convertirse en líder mundial en pernoctaciones turísticas. La situación actual debe aprovecharse para innovar y adaptarse a los cambios de nuevo.

Fuente: El País