Dividir las Big Tech” podría convertirse en un eslogan en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020 si la aspirante demócrata Elizabeth Warren se sale con la suya. Pero un informe encargado por el Gobierno británico propone una forma más inteligente de abordar el dominio de gigantes como Facebook, Google y Amazon.

Warren quiere prohibir a los gigantes de la tecnología que vendan productos a través de sus propios sitios web y aplicaciones, o que sean dueños de compañías que lo hagan. Eso podría obligar a Amazon, por ejemplo, a dividir su portal, que es utilizado por terceros, de la unidad que vende los productos propios el grupo. La senadora demócrata también ha propuesto deshacer operaciones que socaven la competencia, como las adquisiciones de las redes sociales rivales Instagram y WhatsApp por parte de Facebook.

La nueva revisión de Reino Unido, dirigida por Jason Furman, que asesoró al expresidente de Estados Unidos Barack Obama, está de acuerdo en que hay un problema. Ha detectado que unos pocos actores, entre ellos Facebook, Apple y Google, controlan más del 90% de las búsquedas online, los sistemas operativos móviles y los mercados de redes sociales en Gran Bretaña. Estas empresas son tan grandes, y tienen un control tan estricto sobre la información de los usuarios, que es casi imposible lanzar motores de búsqueda o tiendas de aplicaciones competidores.

La solución del panel es, sin embargo, más sutil que una simple disolución de los gigantes. Furman propone conceder a los usuarios el derecho a transferir sus datos a servicios de la competencia. Eso permitiría, por ejemplo, que un usuario de Facebook se pase a un rival sin perder sus fotos, o que un cliente de Amazon lleve su historial de compras a otro portal de consumo.

También recomienda que se abran los estándares técnicos básicos utilizados por estos servicios para que puedan “hablar” entre sí. Los competidores de Google Maps, por ejemplo, podrían utilizar la gran cantidad de datos de localización del gigante de las búsquedas para recomendar rutas.

Aplicar la propuesta sería peliaguado. Lo ideal sería que las normas se aplicaran en todo el mundo, pero sería difícil llegar a un acuerdo internacional. También es posible que haya que tomar decisiones sobre quién establecería los estándares o quién asumiría la responsabilidad si desaparecieran los datos conservados en varias redes.

Aún así, el plan llega al núcleo de la fuerza de los gigantes digitales: la atracción gravitatoria autorreforzada de sus ya numerosos usuarios y datos. Abrir los estándares podría impulsar la competencia al permitir a las nuevas empresas aprovechar estos denominados efectos de red. Por otra parte, la desintegración de los gigantes dejaría una constelación de empresas más pequeñas que seguirían dominando sus respectivas esferas. Gran Bretaña está mostrando a Estados Unidos cómo luchar realmente contra las Big Tech.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días