El que fuera comisario de Asuntos Económicos y Monetarios cuando España solicitó a la Comisión Europea el rescate, Olli Rehn, reclamó que la Unión Europea tenga un «prestamista de último recurso desarrollado, que evitara el pánico en los mercados y salvara a los bancos solventes. Es lo que se conoce como un bazuca, en términos periodísticos».

Rehn, que participó en la comisión de investigación de la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorro del Congreso, no hizo referencia expresa a la crisis del Banco Popular, aunque posteriormente sí fue interpelado por los portavoces parlamentarios, pero no respondió a esta cuestión ni a otras con formulaciones muy precisas. Para este excomisario europeo, este prestamista de debería ser el Banco Central Europeo, aunque también dejó la posibilidad de que hubiera algún mecanismo nacional en colaboración.

El bazuca fue una de las tres lecciones que Rehn, ministro de Economía de Finlandia desde 2015, cuando dejó la Unión Europea, expuso como consecuencia de la crisis. Este político liberal admitió que «no se tuvo en cuenta la importancia real de la estabilidad financiera, algo que ahora estamos vigilando con la Unión Bancaria. Ese fue el hijastro descuidado, como lo han llamado algunos expertos, que provocó que Europa tuviera dos crisis en 2008 y 2012, con un alto paro y recesión». Para evitarlo, pidió más impulso para la Unión Bancaria y el Fondo de Garantía de Depósitos común.

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Por último, pidió la creación de «seguros comunes para la estabilidad financiera», que ayudaran a evitar crisis en los Estados. Rehn reclamó más profundidad en las medidas de estabilización y de seguridad, «es decir, con las idea francesas y alemanas, que supusieran incentivos para caminar en esta línea».

Presentado como un «halcón de la austeridad» por alguno de los portavoces parlamentarios, se le reclamó que hiciera un balance de las medidas de recorte de gasto social exigido a los países del sur de Europa. Rehn negó la mayor y afirmó: «Nunca he creído en la austeridad expansiva», para sorpresa de los presentes. Admitió que tomaban nota de los errores, como las subidas de tipos de interés, «que provocaron recesión en la zona euro» y afirmó que es imposible decir si a España le hubiera ido mejor sin el plan de ayudas europeas. 

No entró en el debate de por qué el rescate español, pagado por los contribuyentes, fue un bálsamo para los bancos alemanes y franceses que habían prestado a las antiguas cajas que quebraron. Se le preguntó si no fue una situación injusta que las entidades no aceptaran sus pérdidas vía depreciación de los bonos, pero Rehn eludió el vidrioso debate. También desde el PNV, su portavoz Idoia Sagastizábal, le inquirió sobre el posible conflicto de interés en la Comisión Europea, con un dominio alemán, cuando decidió el rescate de la banca española, que favorecía indirectamente a las entidades germanas. Tampoco hubo respuesta. Rehn insistió en que Europa está ahora mejor preparada para prevenir crisis y mitigar sus efectos, «pero necesitamos un crecimiento económico del empleo».

Fuente: El País