Cuando el hospital se convierte en un segundo hogar, mejor que las idas y venidas constantes no sean una tortura. Esta es la realidad con la que conviven los transplantados. Visitas recurrentes antes, durante y después del tratamiento. Su vida cambia de la noche a la mañana tal cual escuchan por primera vez la palabra transplante. En los más adultos, las pruebas eternas y la hospitalización son una parte más del proceso; pero, cuando los pacientes son menores, tanta racionalidad roza la quimera. El proyecto VTR (Virtual Transplant Reality), puesto en marcha por el Hospital Universitario La Paz, busca solucionar este problema mejorando la atención psicológica a los niños. Con la ayuda de esta tecnología, lo virtual ayuda a sobrellevar su realidad.

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Una de las principales culpables del programa es Erika Guijarro, directora de la iniciativa. Apasionada de la tecnología, esta psicóloga del hospital nunca dudó en utilizar las nuevas herramientas que tenía a su alcance. Sus terapias mejoraban. Los resultados con sus pacientes, por ejemplo con las fobias, llegaban mucho antes. ¿Y por qué no llevarlo a los transplantes hepáticos pediátricos? Dicho y hecho. Como explica, se trata de acompañar a todos los implicados, familiares incluidos, en un proceso terapéutico que durará toda la vida. “En el caso de los niños es fundamental evitarles situaciones estresantes. Un caso claro es con las sedaciones o con las vías. La realidad virtual nos sirve para entrenarlos y que todo sea más fácil”, asegura.

España lidera a nivel mundial el número de transplantes. En el caso concreto de La Paz, el 70% de estas intervenciones en menores se realizan en su hospital. Anxo, de ocho años, conoce muy bien el edificio. Viene acompañado por sus padres desde Galicia para recibir un hígado nuevo. Vive en una prueba constante, en una visita constante a Madrid. La cara le cambia radicalmente cuando se pone las gafas de realidad virtual. De serio a divertido y alegre en un solo segundo. “¡Hala!, un tiburón. Papá, estoy viendo un pulpo. ¡Qué grande es!”, exclama en su habitación. Es uno de los contenidos que Guijarro tiene para aliviar su situación. En este caso, un paseo por el fondo marino. “Es como un juego para ellos, pero al personal médico le ayuda enormemente en su trabajo”, sostiene.

El proyecto VTR, pergeñado por cuatro mujeres, todavía se encuentra en fase de desarrollo. Sus diseñadoras no esperan que esté más o menos completo hasta dentro de medio año. Esto también forma parte de cómo fue concebido: como un ser vivo en constante crecimiento. Los contenidos en realidad virtual que se suban a la plataforma pueden ser desde juegos hasta explicaciones de a qué pruebas tendrán que someterse. “Involucramos a los pacientes y diseñamos un tratamiento totalmente personalizado a cada uno de ellos”, afirma Nana Gómez, presidenta de la Asociación HePA. Para los transplantados y sus familiares es trascendental porque les conciencia más fácilmente de la nueva situación que han de afrontar. Por virtual que sean las experiencias, se genera un poso de absoluta realidad.

  • Objetivos fundamentales

La iniciativa busca dar respuesta a tres objetivos: prevención, distracción y concienciación. Laura Raya, doctora en realidad virtual en el centro universitario U-tad, intenta explicar cada uno ellos. El primero está completamente relacionado con reducir el impacto que tendrá en la vida de los transplantados. “A través de la realidad virtual, entienden cómo será su día a día”, añade. El segundo pretende que las pruebas médicas no generen traumas o dolor. “Están en un entorno agradable. Las gafas les transportan a un mundo divertido”, argumenta. Y el tercero está más enfocado al seguimiento después del transplante y la involucración de los familiares. “Las pastillas son fundamentales para evitar rechazo. Cuando son adolescentes, muchos de ellos protestan contra sus padres sin tomárselas. Esto es un gran riesgo”, señala.

Es como un juego para ellos, pero al personal médico le ayuda enormemente en su trabajo

La realidad virtual se ha convertido en una aliada terapéutica. En el fondo del proyecto subyace la intención de ampliarlo a otros transplantes. Los pilotos les están dando buenos resultados, pero, hasta que no esté el programa completado, no podrán evaluar el impacto definitivo que tiene en pacientes y familiares. A los creadoras les gustaría que todo fuera más rápido, y eso que en el hospital han integrado la tecnología sin problemas, pero falta mucha formación en esta área. Por el momento, gozan de contar con el cartel de pioneros mundiales. Al igual que Anxo, irán y vendrán muchas veces hasta que, finalmente, tengan todas las herramientas que pretenden. Él sigue esperando un transplante acompañado de unas gafas que, como la iniciativa VTR, buscan convertir lo virtual en real.

Superar lo médico por una atención integral

Una de las pretensiones del proyecto VTR radica en convertir lo médico y físico en una atención integral al paciente. Como razona el Manuel López, jefe de servicio de cirugía pediátrica en La Paz, el aspecto más positivo de la iniciativa es que parte del ámbito no sanitario. “La sociedad ha dejado de ser pasiva en la toma de decisiones. La realidad virtual nos ayudará a que se cubran todas las áreas que conllevan los transplantes”, asegura.

En su hospital algo saben sobre este procedimiento quirúrgico. Desde 1985, han realizado casi 1.800 intervenciones en menores. “Servirá para paliar las consecuencias emocionales, sociales, económicas y laborales que sufren el enfermo y su familia”, concluye.

Fuente: El País