Con el verano recién y calurosamente estrenado –la primera ola de calor de esta temporada azotó España tan solo seis días después de su comienzo– vuelven para algunos las vacaciones largas, el descanso y los viajes. Si en 2018 los residentes en España realizaron 197,5 millones de viajes (un 2% más que el año anterior), el motivo principal de los desplazamientos fue el ocio (51%), seguido por las visitas a familiares o amigos (35,7%), según la Encuesta de turismo de residentes del INE. Junto con las ganas de viajar, tal vez surja también en los viajeros la inquietud por quedarse totalmente tranquilos frente a los percances que pudieran estropear este período de ocio tan ansiado y algo más. Casi todo es asegurable, y, para irse de vacaciones despreocupados, el abanico de las opciones que proponen las compañías de seguro es muy amplio. No obstante, antes de dejar que la angustia por lo que pueda pasar se apodere del viajero, por muy justificada que esta pueda ser, los expertos aconsejan fijarse en algunos elementos de los seguros, para sacarle el mejor partido.

El primer consejo de Elia Costas, responsable de El Asegurado Enterado, una empresa de gestión de seguros, es “revisar la tripa de cada cobertura”. El precio es sin duda un poderoso instrumento de marketing pero, especialmente en este campo, “no lo es todo” para el usuario. “En un principio, aunque pueda parecernos que dos productos cubren lo mismo porque el nombre de las coberturas es el mismo, no suele ser así”, advierte.

Comparar condiciones

¿Una cobertura le suena demasiado barata? Pues, habrá que comparar con lupa y cotejar las condiciones con respecto a compañías con ofertas más caras. ¿Qué se mirará? “Los capitales asegurados en cada garantía, los límites que puedan existir para un siniestro, las franquicias fijas o porcentuales que debamos afrontar en cada cobertura y las exclusiones o situaciones en las que no podremos hacer uso del seguro”, contesta Costas.

Y bien es verdad que los seguros de las tarjetas de crédito contienen “coberturas desconocidas para muchos”, según el director de área de cliente de Aegon Seguros, José Ramón Azurmendi: retrasos o cancelaciones de vuelos, pérdida, robo o extravío del equipaje, gastos médicos básicos y consecuencias de algunos accidentes. Pero en algunos casos “es posible que estas coberturas se revelen insuficientes, como si viajamos a Estados Unidos, por ejemplo”, avisa Costas.

Evitar duplicidades

MÁS INFORMACIÓN

En palabras de esta experta, algo en que deberíamos evitar caer son las duplicidades, es decir, tener la misma cobertura en varios seguros, lo que redunda en un gasto innecesario. La asistencia en viaje puede estar en varios productos, asegura Costas. “Los seguros de decesos, los de las tarjetas, algunos de accidentes e incluso los de hogar pueden incluir esta garantía y cubrirnos los equipajes, la repatriación y el envío de medicamentos, entre otras cosas”, explica.

En su opinión, para evitar duplicar coberturas, lo ideal es “revisar los contratos de seguro que ya tenemos y hacer un listado de las garantías en cada uno de ellos”. Posteriormente, habrá que valorar qué coberturas se necesitan para el viaje que se ha planeado y comprobar si son suficientes o si es preciso contratar más.

El medio de transporte es clave

Frente a la perspectiva de realizar un viaje, la primera clave para dar con un buen seguro es analizar con qué medio de transporte se va a realizar, según Costas. “Si viajamos en coche, por ejemplo, revisaremos el seguro de automóvil que tenemos contratado. ¿La asistencia en carretera es la adecuada? Más allá de trasladar el coche al taller si se avería en medio del viaje, ¿qué otras situaciones nos puede solventar?”, dice esta experta, para quien una buena póliza contemplará la reparación del vehículo en situ, la asistencia en caso de pinchazo o si nos quedamos sin combustible, el envío de llaves de repuesto si las extraviamos y la asistencia si necesitamos alojamiento mientras reparamos el coche o el transporte si queremos continuar el viaje o volver a casa.

Por el contrario, si viajamos en avión y pagamos los billetes con la tarjeta de crédito, “comprobaremos el seguro asociado a la misma y las coberturas de las que disponemos, para no duplicarlas”, añade.

Asistencia en viaje

A partir de ahí, es posible complementar con una gran variedad de seguros, cuyo rey sin duda es el de viaje. Para el director de desarrollo del negocio del bróker InterMundial, Jorge García, elegir un buen seguro de viaje supone siempre tener en cuenta tres factores: “las particularidades del destino al que vamos, la duración del viaje y si vamos a realizar alguna actividad en la que necesitemos especial protección”.

Las coberturas fundamentales son la cancelación, la posible pérdida de servicios (por ejemplo si se retrasa el vuelo y se pierde la conexión), el extravío del equipaje (por la que el seguro reembolsará el coste de los productos de primera necesidad hasta recuperar la maleta) y, sobre todo, la asistencia sanitaria. “Durante el verano, las intoxicaciones alimentarias o gastroenteritis así como infecciones respiratorias, picaduras o caídas con traumatismo debido a la práctica de deportes pueden suponer un coste importante si no contamos con un seguro que nos ofrezca la protección y asistencia necesaria”, afirma García.

Atención médica

“El seguro de viaje puede garantizar que el viajero reciba atención médica de calidad las 24 horas del día y asumir cualquier gasto que pueda originarse de esta atención sanitaria”, concluye García. A veces, estas coberturas se encuentran también en el seguro de salud, según Azurmendi de Aegon.

Existen también productos específicos que ofrecen protección para practicar deportes de riesgo, viajar en crucero, y estar de vacaciones durante más de tres meses. O coberturas para rehabilitación en caso de tener un percance, responsabilidad civil para los daños ocasionados a terceros, servicio de intérprete en el extranjero, adelanto de fondos monetarios, rescate en helicóptero,…

Vida y hogar

Para Azurmendi es útil también tener actualizado el seguro de vida –que incluya fallecimiento, invalidez por accidente, incapacidad laboral temporal o permanente– y el seguro de hogar, no solo ante los robos que puedan producirse en nuestra casa mientras estamos de vacaciones, sino también en aquellos que suframos en plena calle, o los destrozos que nuestra mascota pueda hacer mientras estamos fuera, o la pérdida de las llaves de casa. “Además, si se produce un apagón o un cortocircuito y pierdes los alimentos refrigerados, la aseguradora puede cubrir los gastos de todo lo que se haya estropeado”, añade.

Fuente: El País