La delgada línea que separa los desnudos de buen gusto del arte y las imágenes gráficas de la pornografía se verá borrosa este mes, cuando la galería Maccarone de Los Ángeles se asocie con Pornhub para presentar una exposición llamada The pleasure principle (El principio del placer), del 21 de septiembre al 23 de noviembre.

Michele Maccarone es conocida por mostrar un arte contemporáneo desafiante, en ocasiones impenetrable, de artistas como Bjarne Melgaard y, más recientemente, el actor Jim Carrey.

Pornhub es conocida por sus aproximadamente 120 millones de visitantes diarios que buscan pornografía en streaming.

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«Pero hemos estado haciendo contactos y un montón de cosas diversas durante bastante tiempo», asegura Corey Price, vicepresidente de Pornhub. Entre otros proyectos, el sitio web, que tuvo 33.500 millones de visitas en 2018, presentó una exposición con el Museo del Sexo en Nueva York llamado «STAG: the Illicit origins of pornographic Film» (STAG: los orígenes ilícitos del cine pornográfico).

«Creo que es importante involucrarse culturalmente y mover la marca en diferentes direcciones», asegura Price. «Pero no simplemente patrocinamos al azar cosas artísticas; queremos que sean parte de la conversación sobre sexo y sexualidad en el espacio de arte».

La compañía se puso en contacto con Maccarone y sugirió una exposición «que destaque el placer y la sexualidad». Casi de inmediato, dice, «estábamos en sintonía con lo que estábamos tratando de lograr».

Representación de las mujeres

La lógica para que un sitio de streaming porno patrocine una exposición de arte sexualizado y retador es bastante sencilla.

Sin embargo, desde el punto de vista de una galería, el ejercicio podría ser complicado: el trabajo sexual consensual y la pornografía, por definición, plantean cuestiones complejas de misoginia y explotación.

Pero Maccarone dice que una exhibición a favor del sexo y las mujeres está directamente en consonancia con la programación de su galería, que acogió exposiciones de arte feminista en 2016 y el año pasado. «Me perturba el modo actual de limpieza de contenido. El arte está tan orientado al mercado en estos días, y estoy interesada en reclamar esta historia de la sexualidad, específicamente la sexualidad femenina. Es algo que me apasiona mucho».

Un nuevo modelo

Así que Maccarone y Pornhub firmaron un acuerdo bajo el cual ella elegiría el arte —unas 50 obras en total— y Pornhub «comisionaría» la exhibición, lo que significa que pagaría por la producción y la instalación, con mínima interferencia.

«Hay un par de artistas para los que la producción y la instalación son realmente caras», explica Maccarone. «No habría podido hacerlo por mi cuenta».

En el último año, la galería de Maccarone se ha reducido por razones financieras; cerró su espacio en Nueva York y disminuyó el grupo de artistas que representa desde alrededor de 20 a 2. «Como galería, la economía es difícil en estos días», dice. «Tengo dificultades en este nuevo orden mundial para encontrar mi lugar y mi voz».

Su estrategia actual, dice, es «girar hacia un nuevo modelo, donde una galería pueda trabajar de manera más fluida».

En venta

A pesar de lo que equivale a contribuciones filantrópicas de Pornhub, Maccarone resalta que la exposición es comercial.

Algunos de los objetos están en préstamo; hay algunas témperas de Louise Bourgeois, una serie de grabados de Lynda Benglis y fotografías antiguas de Bettie Page que no están a la venta, pero muchas de las obras tienen un precio.

Hay de todo, desde una foto vintage de la modelo Bunny Yeager que cuesta 500 dólares a un collage de 80.000 dólares (acrílico, fotografía digital, piel y linóleo) de Kathe Burkhart.

También habrá piezas interactivas, incluida «Sext me if you can» de Karen Finley, un montaje en el que los espectadores pasan 10 minutos enviando mensajes de texto sexuales a Finley, cuyo contenido ella luego convierte en pinturas (la pieza se presentó anteriormente en el New Museum de Nueva York).

«Espero que esta exposición tenga una gran audiencia», dice Maccarone. «Haré todo lo posible para asegurarme de que haya obras interactivas, con artistas en las instalaciones».

En cuanto a posibles críticas, Maccarone afirma: «honestamente, no me importa».

«Para mí, es una de las cosas más inspiradoras en las que he trabajado en mucho tiempo», afirma. «Hay una manera en que se supone que uno debe comportarse en el mundo del arte: representar a un artista, ir a ferias de arte, pero [el arte] debería ser cualquier cosa».

Fuente: Cinco Días