Las mujeres van tomando asiento en los consejos de administración. Poco a poco, a pesar de que el Código de Buen Gobierno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) recomienda que en 2020 se llegue al 30% de mujeres en los consejos del Ibex35, el año pasado cerró con solo 16 compañías (en 2018 fueron 12) cumpliendo la recomendación del regulador bursátil, con la intención de incrementar este porcentaje a un 40%.

Es el máximo órgano de supervisión de una organización y que vela por los intereses de los accionistas, así como del resto de los stakeholders. Por lo que no es fácil desenvolverse en un consejo, se requiere fundamentalmente conocimientos en finanzas, así como dominio de otras áreas relevantes, como la estrategia o los riesgos, conocer cómo funciona una comisión de auditoría o cómo abordar operaciones corporativas complejas.También es necesario, como así se puso de manifiesto en una de las sesiones del programa Women to Watch, organizado por PwC, dirigido a futuras mujeres consejeras, saber cómo negociar y persuadir eficazmente.

En primer lugar, apunta el socio de PwC, Manuel Martín Espada, hay que ser conscientes de la responsabilidad que acompaña al puesto, «y actuar con escepticismo y actitud crítica, así como fomentar el dialogo, ser constructivo y tener capacidad de análisis para la toma de decisiones, ya que un consejero es responsable de la política y control, y de la gestión de riesgos, incluidos los fiscales, como también de la aprobación de inversiones y operaciones de carácter estratégico», señaló durante su intervención Martín Espada.

Entre sus recomendaciones, señala el deber de informarse adecuadamente, “porque solo un administrador informado puede controlar efectivamente la gestión de la sociedad, y no es ningún pecado preguntar”. Un consejero ha de poner en práctica la capacidad critica o de análisis en temas relevantes, como el reconocimiento de ingresos y nuevos estándares contables, como también de vidas útiles e impactos de cambios tecnológicos, entre otros.

Según el consejero independiente, asesor y profesor de business soft, Fernando Martín, es importante la capacidad para persuadir e influir, “y hay algunos que lo traen de fábrica y otros que lo tenemos que trabajar”. Porque son muchos los errores que se cometen en materia de negociación, la mayoría de las veces por las prisas, y debido a esta presión se incurre en errores. Pero a lo que no se debe renunciar, apuntó ante un foro repleto de mujeres directivas, es a la ambición. “La vida es una constante negociación, con clientes, proveedores o colaboradores, y la mayoría de la gente lo deja a la improvisación y así sale”. Por ello aconseja tener disciplina, ejercitar dinámicas con el fin de que la tasa de éxito se incremente. “Cuando se consigue un éxito tras otro se pide más, para ello negociar es clave en cualquier ámbito”.

Gestión de conflictos

A la hora dialogar para llegar a un acuerdo, conviene tener claras algunas reglas, según este experto, como saber actuar ante personas agresivas. “Hay que ponerse el traje de neopreno y aguantar lo que te echen. A alguien que se comporta de manera conflictiva no conviene hacerle preguntas, os taladrará”, sentencia, por lo que conviene ser “asertivos y despejar incógnitas”.

Porque al negociar, más que el tira y afloja, lo que se busca es conciliar intereses, que es lo que se conoce como negociación colaborativa, que no se puede confundir con acercar posturas. “Es importante saber dónde nos podemos situar, con planteamientos moderados siempre te dejas dinero encima de la mesa, por lo que hay que comenzar entre extremo y duro, aunque el mayor riesgo de ser extremo es que te cargas la negociación, y demasiados extremos te pasas de frenada si generas antagonismo”, detalla Martín.

En cuanto a quien abre fuego en una mesa de negociación, aconseja que lo primero que hay que hacer es escuchar, enterarse bien de lo que quiere la otra parte. Y existe una pauta de oro para saber cuando hablar, sobre todo cuando se está más preparado que la otra parte, ya que así se marcan las reglas del juego. Y las concesiones siempre funcionan bien al principio o al final para provocar el cierre. “Todo lo que concedas en medio lo amortizas durante la negociación, y nunca se da nada de forma gratuita, siempre a cambio de algo”, explicó el experto, quien cree que en España cuando se negocia en equipo se hace como lo hace una banda. “El mayor error es creer que todos tienen que hablar, por lo que se reparten los papeles, y eso no siempre es lo acertado. Muchas veces el silencio es clave”.

Por experiencia, la consejera independiente Maite Aranzabal, que se sienta, entre otros, en el consejo de Adolfo Domínguez, además de pertenecer a la comisión de nombramientos y retribuciones de la firma gallega de moda, cree que es importante medir las palabras y buscar el momento idóneo. “Si vas a hablar por decir algo esto puede ser contraproducente. Lo que si es importante es preguntar algo que tenga sentido, más que hacerse notar”, afirma esta profesional, que recomienda sobre todo saber escuchar e intentar entender quien es quien, así como conocer cómo son las dinámicas de trabajo dentro de un consejo de administración. Cree que las mujeres, por naturaleza, “somos preguntonas, y en un consejo hay que saber hacer las preguntas correctas, porque no se puede perder el tiempo, solo hay que aportar valor”. 

Según Aranzabal, el hombre es más osado y más valiente a la hora de tomar decisiones, mientras que las mujeres “somos más prudentes, evaluamos y analizamos cada operación, por lo que la valentía, por un lado, y la prudencia, por otro, hace que se tomen decisiones más meditadas, con lo que se reduce el riesgo”. A lo largo de su amplia trayectoria profesional ha aprendido que en un consejo de administración pocas veces se entra en el detalle, algo en lo que muchas veces las mujeres suelen quedarse, mientras que los hombres van a lo importante. “La labor de un consejero va más allá de la reunión del consejo, puedes aportar muchas más cosas a posteriori, porque además nosotras tenemos mucha más conciencia de los temas sociales o medioambientales”, afirma Aranzabal.

Y como último apunte, una frase de Coco Chanel, rescatada por el consejero Fernando Martín, “el 95% de la opinión de una persona se genera en los primeros cuatro minutos de haberla conocido”. Para causar esa primera buena impresión, afirma hay que tener en cuenta tres aspectos decisivos: el saludo, el aspecto, la sonrisa y el espacio. O como dicen los anglosajones, guardar la distancia adecuada con el interlocutor de al menos medio metro. «Porque las habilidades se pueden trabajar».

Los mayores riesgos

Elegir bien. El presidente de MásMovil, Eduardo Díez-Hochleitner, cree que dentro de los consejeros la mejor opción es la de los independientes, “ya que pueden expresar mejor su opinión”. También aconsejó al nutrido grupo de consejeros y aspirantes a consejeras, convocados por PwC, “elegir bien a quien os contrata, porque es importante saber si el dueño de la compañía o alguien protege a algún accionista”.

Sostenible. Antes de aceptar un puesto de esta categoría, cree que es importante analizar el futuro de la compañía y que este sea sostenible. Y lo que se debe exigir a un consejero independiente es que no sea servil. “La falta de alineamiento es la que lleva a los buenos resultados”, explica Díez-Hochleitner, que cree que el consejo nunca debe ser el encargado de elaborar una estrategia. “Es un error, lo que tiene que hacer es un consejero es defender los intereses de los accionistas y añadir valor a través de las ideas a la estrategia diseñada por el equipo directivo”. Y un consejero debe ocuparse de la estética, de que todo parezca que está bien, así como de detectar posibles riesgos. “Nunca hay que fiarse de lo establecido, sobre todo hay que preguntar sobre lo no financiero, que cada vez es más importante, como por ejemplo las medidas para evitar ataques cibernéticos”.

Fuente: El País