Si describimos lukasa como un dispositivo portátil de almacenamiento de memoria usado desde hace siglos por la etnia luba, que habita en el sudeste de la República Democrática del Congo, decimos la pura verdad. Si omitimos los siglos y los lubas, podríamos decir lo mismo de un pendrive.

Lukasa integrada en la colección del Cantor Center for Visual Arts (Universidad de Stanford)

Lukasa, que puede traducirse como «la mano larga», es una tarjeta de memoria: en ella se guarda la historia de este pueblo, para que sus integrantes puedan recordarla. Genealogías, mapas protocolarios, migraciones, estructuras sociales, prácticas medicinales, y personajes míticos de los luba se codifican en estas placas que pueden sostenerse sobre la palma de una mano -25 centímetros de ancho por 13 de largo- y están cuajadas de cuentas, grabados y piezas de metal. En el reverso de todas ellas aparece una tortuga, símbolo de realeza luba. «Todos los dispositivos son similares en forma, tamaño y diseño, lo que demuestra que estas placas se crearon de acuerdo con estándares conocidos», señala Thomas Q. Reefe.

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  • Al alcance de unos pocos

De acuerdo con sus indagaciones este pendrive decimonónico con aspecto de circuito integrado solo podía ser creado y manipulado por los Bambudye, una sociedad dentro de los luba, formada por hombres y mujeres responsables de registrar e interpretar los principios históricos y políticos de su pueblo. Los recuerdos almacenados en lukasa, no estaban al alcance de cualquier lector, sino de unos pocos elegidos que eran los encargados de transmitir oralmente estas historias, con representaciones que se acompañaban de danzas y canciones.

Los lukasa son táctiles, pero no como nuestra tecnología actual: las texturas y geometrías que componen el mapa conceptual de la placa se convierten en recursos mnemotécnicos que ayudaban a los Bambudye a construir el relato.»Cada configuración se emplea para transmitir un cierto tipo de información», añade Reefe. Así, Mbidi Kiluwe, personaje clave en el génesis según los luba, se representa, por ejemplo, con una gran cuenta azul. Kongolo, un tirano local es una cuenta roja rodeada de pequeñas cuentas amarillas.

Fuente: El País