El ya expresidente de honor de BBVA, Francisco González, termina su carrera profesional de una forma que jamás había imaginado. Las revelaciones del caso Villarejo sitúan al banco en
el centro de una trama de escuchas a una larga lista de personalidades del país. Se investiga si BBVA encargó durante la presidencia de González al excomisario de policía José Manuel Villarejo diversos trabajos de investigación para evitar que la constructora Sacyr se hiciera con el control del banco en el año 2004.

El anuncio de González de dejar la presidencia de honor, permite aliviar las tensiones de la primera junta de Carlos Torres como presidente. Aunque las demandas contra el banco y sobre todo contra González, la última presentada ayer por Carlos Arenillas, exvicepresidente de la CNMV, pesan y mucho en la reputación, ya tocada de BBVA.

Pero, de momento, Torres ha logrado que una parte de las intervenciones que iban a pedir la desvinculación total de González del banco, queden en parte desactivadas. Una de ellas es la de los sindicatos CC OO, UGT y ACB, que representan al 73% de la plantilla del banco, y más de 2 millones de acciones delegadas.

Estos sindicatos, no obstante, reclaman el esclarecimiento del ‘caso Villarejo’ y su vinculación con BBVA, y piden “tolerancia cero”, pero no mencionan a González, aunque sí aseguran que les preocupa “gravemente un posible cierre en falso del caso” de este asunto, así como la tardanza en su “esclarecimiento”, lo que afecta a la “imagen reputacional y credibilidad” del banco «y por ende de la plantilla que la conforma». Exigen a BBVA que «cumpla con lo prometido: rigor, contundencia y celeridad en las decisiones a tomar».

Estos sindicatos reclamarán hoy en la junta, además, un incremento “inmediato” de las aportaciones al plan de pensiones, congelado para dos tercios de la plantilla “desde hace más de 25 años, mientras la cúpula de la entidad aumenta sus retribuciones».

Piden que el banco invierta en formación, que aumente la presencia de las mujeres en puestos directivos y adopte medidas «reales y eficaces para demostrar un respeto a la diversidad de género, consiguiendo una verdadera igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres».

Los representantes de la plantilla también solicitarán mejoras de las condiciones laborales de los empleados y empleadas, evitando «prórrogas de la ultraactividad, poniendo en peligro los derechos básicos de las plantillas.

Que el banco pague parte de los incentivos variables que “les ha racaneado”, así como evitar rankings que “incumplen la normativa de protección de datos», también forman parte de sus peticiones, así como su queja por «el abandono que ha sufrido la plantilla en el conflicto generado por el banco con los clientes de origen chino».

Sobre la digitalización mantienen que «la mayoría de las ventas digitales se hacen dentro de nuestras oficinas, y para ello, ha sido necesario que los empleados o empleadas detecten la necesidad y ofrezcan una solución a medida», y alegan que esto «no es un cliente digital».

Fuente: Cinco Días