La «guerra de etiquetas» entre los principales fabricantes de la alimentación y algunos de los gobiernos europeos, incluido el español, comienza a decantarse. Coca-Cola, Nestlé, Unilever, Mondélez y Pepsico, han decidido suspender la implantación de sistema de etiquetado nutricional evolucionado (ENL por sus siglas en inglés), presentado en España hace escasas dos semanas. Este consiste en un código de tres colores, verde, amarillo y rojo, para medir la calidad de cuatro nutrientes en cada alimento: grasas, grasas saturadas, azúcares y sal. Su particularidad radicaba en que no toma como cantidad de referencia los 100 gramos, sino una porción, una medida que no está regulada por ninguna autoridad alimentaria. 

Este es el principal motivo esgrimido por estos fabricantes para dejar en suspenso este etiquetado para los productos de alimentación, no así en las bebidas, donde no aplica el sistema de porciones menores a 100 mililitros. Desde Coca-Cola explican que, por el momento, también suspenden la aplicación del etiquetado en sus bebidas en España debido «al nuevo contexto generado en el país y como resultado de la interlocución continua con los diferentes públicos de interés».

«Las cinco compañías continuarán pidiendo el establecimiento de un sistema de etiquetado interpretativo en el frontal del envase que sea ampliamente apoyado en la Unión Europea y expresan su disposición a contribuir en este proceso», afirman estas en un comunicado. Estos cinco fabricantes piden a la Unión Europea que elabore un tamaño armonizado de porción. La Unión Europea comenzó en abril un proceso con fabricantes y autoridades sanitarias para definir una nueva legislación que ayude a frenar la obesidad y el consumo de determinados alimentos, que deberá entrar en vigor a partir del 1 de abril de 2020. Entre las principales medidas está que las etiquetas de los productos informen de forma clara y sencilla, en su frontal, de las propiedades nutricionales.

Hasta ese año, fabricantes y gobiernos pueden apostar por el sistema que consideren más apropiado para realizar pruebas, facilitando a Bruselas la información recogida en las mismas. Los grandes fabricantes apostaron por el ENL, mientras que el gobierno español anunció la semana pasada su preferencia por el sistema Nutri-Score, ya aprobado en Francia y en curso en Portugal y Bélgica. Este consiste en un semáforo de cinco colores: verde, verde pistacho, amarillo, naranja y rojo, para identificar los alimentos más saludables. Los verdes serán los de mayor calidad, y los rojos, los menos saludables. Para definir el color, el sistema toma en cuenta aspectos como el contenido en azúcares, grasas saturadas, sal, calorías o proteínas de los alimentos por cada 100 gramos.

La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, argumentó la elección de Nutri-Score frente a otros sistemas en que algunos de estos “no han sido implantados por las administraciones, no cumplen los objetivos de promover la elección más saludable e incluso pueden resultar confusos para el consumidor. Por eso, no están apoyados por las sociedades científicas y los profesionales”.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios apuntaron hace unos días que la duplicidad de etiquetas “no tendría sentido y solo añadiría confusión”. Desde esta organización valoraron de “forma positiva” la elección del Gobierno, ya que su sistema “permite mucho mejor la comparación entre los alimentos”.

Sin embargo, este no ha estado exento de polémica. El Ministerio de Sanidad tuvo que aclarar ayer que Nutriscore no tendrá que aplicarse en productos como el aceite de oliva, los huevos o la leche. Por el sistema de medida utilizado, algunos de ellos tenían una mala calificación, como el aceite de oliva. «El aceite de oliva es un producto altamente recomendable y base de nuestra dieta mediterránea, por lo que no requiere de una interpretación nutricional», explicaron fuentes del ministerio a Efe ayer. 

Fuente: Cinco Días