Conseguir que las grandes corporaciones tecnológicas paguen impuestos allí donde hacen negocio es tan difícil como atrapar agua en un colador. Así lo demuestran recurrentemente las cuentas de estas multinacionales. Las correspondientes a 2017 revelan que fue un gran año para su negocio en España. Las filiales españolas de Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft declararon beneficios netos de 36,3 millones, lo que supone un aumento del 11% respecto al ejercicio precedente. Sin embargo, pagaron menos impuestos. Abonaron al fisco español 31,7 millones de euros en concepto de impuesto de sociedades, un 8% menos que el año anterior, cuando liquidaron 34,4 millones de euros, según los datos de las cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil.

MÁS INFORMACIÓN

Negocio digital. La actividad de estas empresas está basada en la economía digital, el uso de datos, la publicidad online o la propiedad intelectual, y dejan obsoleto el tejido tributario actual. No solo en España, sino en todo el mundo. ¿Dónde tributa una compañía que hace negocio en Internet? ¿Donde tiene su sede o donde genera el negocio? ¿O quizás donde incorpora el valor añadido? Y Apple, ¿dónde debe pagar los impuestos? ¿Donde fabrica, donde diseña, en el país que innova o en los que vende sus aparatos? Estas preguntas generan dudas de las que se aprovechan las multinacionales para tributar menos.

¿Cómo lo hacen? La estrategia que estos gigantes tecnológicos siguen en España es similar a la que utilizan en otros países. La Comisión Europea y organizaciones como la OCDE han mostrado su preocupación por los agujeros por los que se escapa la economía digital. Básicamente estas empresas trasladan el grueso de sus beneficios a países con un tratamiento fiscal más beneficioso, como Irlanda, Holanda o Luxemburgo. Para ello, establecen sus sedes europeas en estos países y de ellas cuelgan las filiales del resto de los países. Estas sucursales locales solo actúan como intermediarias o comisionistas, cobran por los servicios de apoyo que prestan a la matriz, que es la que realmente vende. Por eso, la mayor parte de los beneficios se quedan en la nodriza irlandesa.

IMPUESTOS PAGADOS POR LOS GIGANTES TECNOLÓGICOS EN ESPAÑA

Millones de euros

Fuente: Cuentas anuales de las empresas. Registro Mercantil.

Otra de las estrategias consiste en ceder los derechos de la propiedad intelectual (la tecnología de unos productos) a una empresa del grupo situada en un país con ventajas fiscales, por ejemplo, en Irlanda. Esta sociedad actuaría como centro del negocio en Europa y cedería la tecnología a otras filiales del grupo en los países europeos a cambio de cobrar unos derechos (royalties) con escaso margen. De esta forma, la matriz puede engordar los ingresos en Irlanda a costa de reducirlos en el resto de países.

De una forma parecida, Google movió 20.000 millones de euros de beneficios de sus fililales europeas a través de una sucursal holandesa hacia Isla Bermuda para eludir el pago de impuestos. Esta forma de actuar ha despertado recelos en Bruseas, que ha endurecido su postura sobre los gigantes tecnológicos. En 2017, Apple fue condenada por la Comisión Europea a pagar unos 13.200 millones de euros a Irlanda por ayudas fiscales concedidas, que Bruselas considera injustas. El Ejecutivo comunitario también ha obligado a Amazon a devolver 250 millones a Luxemburgo por beneficiarse de unos acuerdos tributarios que infringían la legislación comunitaria.

Ingresos reales. Estas estrategias son una de las razones por las que las GAFAM solo declaran ingresos en España por unos 1.000 millones, pese a que el negocio real que obtienen en nuestro país es mucho mayor. Para tratar de aproximarse a la cifra real de ingresos en España habría que partir de la facturación global de estas multinacionales: unos 594.000 millones de euros en 2017, según Bloomberg. Si a ese total le aplicamos el porcentaje del peso de España en el PIB mundial (un 1,69%), obtendríamos una cifra aproximada a las ventas reales: unos 10.000 millones —un estudio de la consultora Netquest estima que solo Amazon obtendría ingresos en el mercado español por 4.200 millones—.

Unos 200 millones menos en impuestos. Para calcular el beneficio bruto, se podría aplicar el margen actual de las filiales de estos grupos en España (cerca del 7% sobre la cifra de negocios). Y si a esta cantidad la gravamos con el tipo impositivo del 25% del impuesto de sociedades, los gigantes tecnológicos deberían pagar al fisco español más de 200 millones, frente a los 30 millones que abonan en la actualidad. Otros cálculos menos conservadores elevan los impuestos que dejan de pagar las GAFAM hasta algo más de 500 millones al año.

Aunque lo hacen de forma legal, exprimen las legislaciones nacionales para aprovechar los recovecos. Esta actuación ha despertado cierto malestar en la opinión pública. Por eso, la Agencia Tributaria española lleva años tratando de apretar las clavijas a estas multinacionales. Ha inspeccionado de arriba abajo a Apple, Google y Microsoft y Facebook. Y aunque ha arañado un buen pellizco, el resultado de las liquidaciones anuales sigue siendo ridículo comparado con los beneficios reales que estas compañías obtienen con su negocio en España.

Aún así, fruto de las inspecciones de Hacienda estas compañías pagaron en 2017 una buena cantidad por los impuestos atrasados.

Apple. El grupo de la manzana, por ejemplo, desembolsó casi 15 millones tras una revisión de Hacienda sobre las liquidaciones del impuesto de sociedades, IVA e IRPF de varios años, según la memoria depositada en el Registro. Apple cuenta en España con dos filiales: una se ocupa de las tiendas (las Apple Store) y la otra gestiona las ventas a las grandes superficies y centros comerciales. El año pasado declararon un beneficio conjunto de solo 7,1 millones, tras pagar 13,5 millones en impuestos.

Microsoft. El caso de Microsoft es más significativo. La delegación española de la compañía fundada por Bill Gates abonó el año pasado 11,9 millones de euros al fisco por una histórica reclamación de Hacienda sobre el impuesto de sociedades de 2004 y 2005. La liquidación se produjo tras una larga lucha en los tribunales. En vista del resultado, la dirección de Microsoft trata de negociar con Hacienda, a través de un procedimiento amistoso, para dar carpetazo a otro de los contenciosos con la Agencia Tributaria por importe de 18,66 millones. La dirección de la compañía anunció en 2017 que cambiaría el esquema fiscal para dejar de tributar desde Irlanda y hacerlo en España. Ese año declaró beneficios de 11,6 millones tras pagar 6,8 millones en impuestos.

Google. El resto de grupos tecnológicos también ha recibido la visita de los inspectores de la Agencia Tributaria. En el verano de 2016, un equipo de 35 inspectores de Hacienda irrumpieron en la sede de Google en España en busca de indicios de fraude fiscal. El año siguiente el fisco también llevó a cabo otra operación sobre el buscador más usado del mundo. Como consecuencia de esta actuación, Google, cuyo principal negocio es la venta de publicidad, pagó algo más de tres millones de euros para regularizar el impuesto de sociedades entre 2011 y 2015. En sus cuentas anuales, donde apenas ofrece detalle de sus contenciosos fiscales, reconoce que aún tiene cuentas pendientes con Hacienda por el IVA de 2015 a 2017 y sociedades de los dos últimos años.

Facebook. La red social tiene una filial en España que suma dos años registrando pérdidas. La mayor parte de su negocio de publicidad lo traslada a Irlanda. La delegación español solo actúa como asistente para actividades de marketing y publicidad. En 2017 declaró ingresos por solo 10,1 millones en España por los que pagó 266.000 euros al fisco.

Amazon. Amazon asegura que tributa desde 2015 por su negocio en España. Antes lo hacía desde Luxemburgo. Opera a través de cuatro filiales: Amazon Web Services Spain, Amazon Spain Services, Amazon Spain Fulfillment y Amazon Online Spain. Además, se apoya en otra sucursal, Amazon EU Sarl, con sede en Luxemburgo, para concentrar el grueso de su negocio en España. Como esta sucursal no presenta cuentas en España, sus ingresos no son públicos.

El fiasco de la ‘tasa Google’ y la cruzada de la OCDE

La Comisión Europea ha mostrado en varias ocasiones su preocupación por las estrategias tributarias de las tecnológicas globales. Para tratar de que aporten más a las arcas públicas de los países donde hacen negocio propuso en 2017 la creación de un impuesto sobre servicios digitales, que se bautizó popularmente como tasa Google.

Algunos países como Francia, Italia o Reino Unido han decidido poner en marcha este nuevo tributo, destinado a gravar con un 3% a las empresas con una facturación global de más de 750 millones de euros, y unos ingresos en el país donde tributa superior a 50 millones. El impuesto iba destinado al negocio de la publicidad online, intermediación y la venta de datos.

España también trabaja en un impuesto de estas características. De hecho, el Gobierno de Pedro Sánchez lo aprobó en Consejo de Ministros pero la convocatoria anticipada de elecciones y la disolución de las Cortes han propipciado que el texto legal haya decaido. El Ejecutivo de Sánchez, sin embargo, asegura que si logra conformar un Gobierno tras los próximos comicios del 28-A, volverá a aprobarlo.

Bruselas ha tratado de que el impuesto sobre los gigantes tecnológicos no se apruebe solamente en un puñado de países, sino que sea un tributo a nivel europeo. Pero un grupo de países liderados por Irlanda y los países nórdicos bloquearon el intento a principios de este mes.

En paralelo, la OCDE, el organismo formado por los países más ricos del mundo, trabaja en un proyecto para armonizar impuestos y tapar los huecos por los que se escapa la recaudación. Bautizado como BEPS (erosión de bases imponibles y traslado de beneficios, en sus siglas en inglés) contiene un capítulo sobre un impuesto digital para las GAFAM. Pero aún está en fase de estudio y no está previsto un texto de mínimos hasta 2020.

Fuente: El País