2017 no fue un buen año para la juguetera danesa LEGO. Si ya en el primer semestre registró una caída de las ventas y de los beneficios, la segunda mitad del año ha sido aún peor. Según ha informado este martes la multinacional, los ingresos anuales alcanzaron 34.995 millones de coronas suecas (4.697,6 millones de euros), un 8% menos que el año anterior, mientras que los beneficios se desplomaron un 17%, hasta los 7.800 millones de coronas (1.047,9 millones). La empresa atribuye los malos resultados a las medidas tomadas para reducir el tamaño de la empresa –despidió a 1.400 empleados tras conocerse los resultados del primer semestre- y para reducir inventario.

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El consejero delegado del grupo, Niels B. Christiansen, no oculta en un comentario en la nota de prensa para informar de las cuentas que no están “satisfechos” con los resultados obtenidos en 2017, un año que califica de “desafiante”. Según Christiansen, “los ingresos en nuestros mercados consolidados se redujeron, principalmente por las medidas que tomamos para reducir inventarios –rebajas de precios-, que impactaron en nuestro resultado operativo. También simplificamos y redujimos el tamaño de la organizaciónpara adaptarnos a los requisitos actuales del negocio”. Entre esa reducción de tamaño debe contarse el ajuste del 8% de la plantilla, 1.400 trabajadores, 600 de ellos en Dinamarca, donde nació y tiene su sede, en un pequeño pueblo llamado Billund. a cierre de año, contaba con 17.534 trabajadores, frente a los 19.061 doce meses antes.

Así, los ingresos se quedaron en 4.697,6 millones de euros, frente a los 5.092,3 de 2016, una caída del 7,74%. Según la empresa, sin el impacto del efecto divisa, el descenso habría sido algo menor, del 7%. Más pronunciada fue la caída del resultado operativo (Ebitda), que se quedó en 1.390,6 millones, un 16,8% menos que en 2016. Finalmente, el beneficio también registró una caída similar, del 17,3%, desde los 1.266,7 millones de euros hasta los 1.047,9. Las medidas para reducir inventario se dejan sentir en el margen operativo, que cae más de tres puntos porcentuales, del 32,8% en 2016 al 29,6% en 2017. Por otro lado, se vio beneficiado por una menor presión fiscal, pagando en impuestos 322,2 millones de euros, una tasa efectiva del 23,5% frente al 23,8% del año anterior.

La caída de los beneficios es la primera que registra la empresa desde 2007 y la primera de los ingresos desde 2004. De hecho, en 2016 rompió la barrera de los 5.000 millones de ingresos y las perspectivas eran muy buenas para 2017. En todo caso, con un poco más de perspectiva, e la última década la juguetera ha cuadruplicado con creces los ingresos, desde los 1.077 millones de euros de 2007 a los casi 4.700 del año pasado.

Christiansen señala, no obstante, que los “difíciles” ajustes ya han terminado y que los resultados, el flujo de caja y la rentabilidad “siguen siendo sólidos”. Afirma, además, que el último tramo del año la tendencia se fue invirtiendo. “Terminamos el año en mejor posición”, afirma el directivo, señalando que en diciembre crecieron las ventas finales en siete de los 12 principales mercados de la empresa. “En 2018, estabilizaremos el negocio e invertiremos para construir un crecimiento sostenible a largo plazo”, dice Christiansen, advirtiendo que llevará “algo de tiempo”.

La empresa informa que los ingresos cayeron especialmente en Norteamérica y Europa, los dos mercados más maduros, aunque aún ve margen de crecimiento en ellos. Pero donde más esperanzas pone es en China, donde los ingresos crecieron a doble dígito en 2017. Recientemente, ha firmado un acuerdo con el gigante chino de internet Tencent y tiene planes de expansión en el país. Tambien abrirá una oficina en Dubai para gestionar la expansión en Oriente Próximo y África.

Fuente: El País