Aquí con 50 dólares y 48 horas, tienes tu corporación abierta. Y no es un mito», sentencia Raquel H. Schafhauser. Las ventajas de emprender en tierras gringas existen: menos burocracia, más apoyo privado, velocidad de desarrollo… Pero ni brotan del suelo ni vienen solas. «Al principio fue un shock cultural, me costó unos meses adaptarme a cómo se hacen los negocios aquí», añade.

Ahora los mails de la directora ejecutiva de The Mobs son tres veces más breves. «No preguntes a la gente cómo está ni cómo pasó el fin de semana. Todo eso sobra».  Y sus habilidades para convencer, casi instantáneas. «Yo aquí he cerrado contratos en un Uber». Estas son algunas de las destrezas que necesitan los 54 jóvenes a los que se dirige la emprendedora para cruzar el charco con los proyectos que les han hecho finalistas del programa Yuzz de Santander Universidades y les han dado la oportunidad de conocer Silicon Valley y las experiencias de otros que llegaron antes que ellos.

  • Silicio, cal y arena

Es fácil registrar la empresa, pero este primer paso es apenas un símbolo. Hay más apoyo privado, pero también más proyectos compitiendo por conseguirlo. Todo ocurre a la velocidad de la luz, pero el fracaso se mueve con la rapidez del éxito: en unas semanas puedes tener veinte empleados más o la oficina desierta. ¿Cómo se equilibra la balanza en la tierra prometida del emprendimiento tecnológico?

Conseguid un público primero, averiguad cómo tiene que ser el producto después

En el corazón de la incubadora Founders Space -San Francisco-, todos tienen algo que decir. ¿Un plan de negocios, tal vez? Ya es tarde para eso, según el profesor, emprendedor y advisor Todd Morril. «Utilizad ese tiempo para salir a la calle y descubrir qué aspecto tiene el futuro», recomienda. Y no hay futuro que valga sin usuarios, clientes, compradores en la foto. «Más startups mueren por falta de clientes que por un fracaso en el desarrollo del producto. Conseguid un público primero, averiguad cómo tiene que ser el producto después», resume.

¿Y si todo falla? Morril propone dos opciones: cambiar de estrategia o abandonar el barco. «Las ideas que no van a ninguna parte son zombis. Andan por ahí ignorando que están muertas y devorando los cerebros de quienes las crearon».

  • Por el interés te quiere Silicon Valley

Tienes que demostrar que lo que tu producto hace puede influir directamente en el bonus de fin de año de la persona con la que estás hablando

Daniel López, Bitnami

Parte de la supervivencia de la startup depende de la adaptación de los fundadores al ecosistema sanfranciscano y su idiosincracia. «Esta gente vino aquí con la fiebre del oro y en cierto sentido, todavía es así», resume Annika Hoeltje, directora de Negocios Globales de IDESLI. Son tenaces en la búsqueda de riqueza, pero están abiertos a la colaboración, cuando todas las partes sacan provecho.

Para abrir estas fecundas vías de cooperación, bastan Linkedin, empatía y seguimiento. Y si el objetivo es una gran empresa, la clave es ofrecerle algo diferencial que ella no va a poder desarrollar en un plazo razonable. «Todas estas compañías viven con miedo de perderse la siguiente gran innovación. Por eso no quieren decir que no. Por lo menos, os van a escuchar», explica Jorge Peñalva, director ejecutivo de lang.ai, que se especializa en comprensión del lenguaje natural a través de inteligencia artificial.

¿Quieres hablar con el líder de una startup exitosa, con el business angel de tus sueños, con el experto de referencia en tu área tecnológica? No es tan difícil, si tienes algo que ofrecerle. «Necesitáis que demostrar que lo que tu producto hace puede influir directamente en el bonus de fin de año de la persona con la que estás hablando», señala Daniel López, director ejecutivo de Bitnami. Este expatriado veterano tiene entre sus clientes a los grandes proveedores globales de Cloud. Lleva más de quince años en la industria. Vivió el estallido de la burbuja .com y espera vigilante una segunda explosión: «Si podéis conseguir financiación ahora, cogedla y no la gastéis», advierte.

  • Un pie en cada continente

Las oportunidades son mayores en Silicon Valley. También lo son la competencia, los alquileres, los sueldos y las dificultades para contratar profesionales a la altura del proyecto. «Nosotros no tenemos capital suficiente para montar el equipo técnico aquí. Nos costaría tres o cuatro veces más», explica Peñalva. Por eso abundan las startups que mantienen esta parte de su personal en España pese a operar en el mercado estadounidense.

¿Puede ser un problema ante potenciales inversores? «Cualquiera va a entenderlo, porque sale más barato y hay talento», razona. Lo que sí puede complicarse, explica el director ejecutivo de Bitnami, es la gestión de esta oficina satélite: «Al menos uno de los cofundadores o alguien de mucha confianza tiene que estar allí desde el principio. Si no, se monta un circo».

  • Todo o nada

Más allá de la ubicación del equipo técnico, la presencia de la startup en el valle debe ser firme. De nada sirven tres semanas de tour y reuniones con inversores. Al dinero estadounidense no le gustan los aviones. «Los inversores tienen todo tipo de opciones de gente que está aquí. Tenéis que venir para un periodo largo y buscaros las habichuelas», asegura López. Una buena opción para el primer asentamiento son los espacios de coworking que proliferan por San Francisco y ofrecen lugares de trabajo y networking por unos 800 dólares mensuales. Además, estos espacios son un buen entorno para localizar al amuleto del proyecto: un americano que se sume al grupo o facilite los contactos con el resto de actores. «Si no puedes tener uno en el equipo, asegúrate de parecer uno en el momento de vender tu producto», recomienda Peñalva.

Pese a todo, la clave del éxito no reside únicamente en la ubicación de la empresa, explica el fundador de lang.ai. Por una parte, no todas las startups encajan en el ecosistema tecnológico de Silicon Valley y aledaños. Por otra, unos negocios nacen con estrella y los otros, ya se sabe. «Si estás empezando a despegar y puedes venir aquí a conseguir financiación, es como la noche y el día. Si tu empresa no va a ninguna parte y te vienes aquí, te la vas a pegar».

Fuente: El País