Objetivos, proyectos, propósitos… La mayor parte de la humanidad nos pasamos el día haciendo planes que nunca se cumplen. Leticia Dolera (Barcelona, 1981), es justo lo contrario: la excepción que consigue todo lo que se propone. Hace casi 20 años que quiso ser actriz y pronto la vimos corretear por los pasillos del Siete Robles en Al salir de clase. Después, quiso ser directora y estrenó, en 2015, Requisitos para ser una persona normal. Ahora se ha propuesto ser ensayista y publica Morder la manzana (Planeta). En él, narra cómo ella misma tomó conciencia de la necesidad de apoyar el feminismo.

“Me llevo el Kindle 6 a todas partes: es muy práctico y me ha sido muy útil a la hora de documentarme para mi libro. No paro de leer sobre feminismo, pero también novelas escritas por mujeres. Lo que tiene que contar un hombre no es lo mismo que una mujer. Ni una mujer blanca contará lo mismo que una mujer negra. Tenemos que contar y leer otras historias para enriquecer el relato”.

“Hay una cuarta ola feminista que se está construyendo gracias a las redes sociales. Hemos empezado a comunicarnos entre mujeres de todo el mundo y nos hemos dado cuenta de que nos pasan las mismas cosas”. Como tuitera (113.000 seguidores), vive entre favs y haters, pero ni unos ni otros van a conseguir que deje de denunciar lo que considera injusto, como el techo de cristal para las mujeres en el campo de la ciencia y la tecnología: “A las mujeres nos cuesta más porque nos lo ponen más difícil. Se ha hecho un estudio en universidades de todo el mundo con investigadores científicos. Se envió el mismo currículo, solo que en uno se llama Jennifer y en el otro John [se refiere al llamado “Efecto Jennifer y John”, estudiado por la Universidad de Yale]. A Jennifer siempre la contrataban menos y le pagaban peor. Es fortísimo”.

  • Tecnología portátil y democrática

Reconoce que su carrera artística, pero también su compromiso, no habrían sido lo mismo de no cruzarse en su camino diferentes gadgets tecnológicos. Así, no se explica su trabajo como directora sin la democratización que supusieron las videocámaras: “Yo empecé a hacer making-of en los rodajes, en la serie Hospital Central o en la película Semen. Una historia de amor. Iba con una Handycam con zoom y lo montaba todo en mi casa. Quizá por la falta de referentes, no pensé que una mujer que se dedica al cine pudiera ser directora. Si piensas en hombres del cine piensas en Alfred Hitchcock, François Truffaut o Pedro Almodóvar… y si piensas en mujeres, en Marilyn Monroe, Audrey Hepburn…. Lo que pasó es que en los making-of cada vez le pedía más cosas a la gente, y de ahí pasé al corto. Coincidió con una época de paro laboral de la que aprendí mucho”.

Leticia Dolera.

Fue el único momento de pausa en su vida pues, desde entonces, se ha convertido en un torbellino creativo. Como entonces, la tecnología es imprescindible en su día a día y, dada su febril actividad, cuanto más portátil sea, mejor: “Trabajo mucho con el iPad Pro”. Entre la tableta y la directora se ha establecido una gran amistad gracias a la aplicación Artemis Viewfinder: “La utilizo mucho para localizar y seleccionar lentes”. También emplea el iPad para hacer los storyboards de sus películas, aunque aquí la relación sentimental ya es más difícil: “Me dan un poco de pena mis storyboards porque dibujo muy mal”.

Fuente: El País