La central nuclear de Lemóniz (Lemoiz), que nunca entró en funcionamiento ni llegó a acoger material radioactivo, puede tener una segunda oportunidad. El Gobierno vasco estudia la instalación de una piscifactoría en las instalaciones de la antigua central, abandonada desde que Iberdrola, la empresa que pretendía explotarla, decidió no continuar adelante con su puesta en marcha. La banda terrorista ETA asesinó a cinco trabajadores de la central antes de que esta entrara en funcionamiento. En 2014 se cumplieron 30 años desde su paralización.

MÁS INFORMACIÓN

Desde entonces es una ruina industrial. La consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, acompañada del director general del laboratorio pesquero Azti, Rogelio Pozo, han presentado un proyecto en el que consideran viable reconvertir el complejo que incluye las zonas de transformadores y las vasijas del reactor, en un espacio para la crianza de especies como gambas, langostinos, lenguado, rodaballo, salmón y trucha asalmonada. Según la consejera, hay inversores vascos, de Francia y de Noruega que han mostrado interés en entrar en el proyecto.

El hecho de disponer de tomas de agua que iban a servir para refrigerar el reactor, y la buena calidad de la que baña esa zona del litoral, hace posible, según los investigadores, poner en marcha una o varias instalaciones de ese tipo utilizando tecnologías de recirculación de agua. Azti, un centro tecnológico vasco especializado en investigación marina, con unos ingresos público privados de 18,8 millones de euros (60% público 40% privado) en el que trabajan 240 personas, engloba ese proyecto en una estrategia dirigida a convertir esa zona geográfica en un polo de atracción económica. 

«Se trata de hacer de la acuicultura una oportunidad de futuro para producir más pescado, generar nueva actividad económica y más empleo», ha explicado la consejera tras asegurar que las inversiones serían privadas. Todavía están pendientes los permisos administrativos, la elaboración de un plan de ordenación del litoral, el proyecto de ingeniería, y después la obra civil, así que no estará operativo antes de un lustro, si finalmente se logra un acuerdo.

Los terrenos, actualmente en manos de Iberdrola, tienen que revertir al Gobierno vasco. La consejera ha explicado que si hay que pagar por ellos, sería una cantidad «simbólica», ya que la firma eléctrica se ahorraría gastos y dinero al no tener que devolver los terrenos a su situación inicial para deshacerse de ellos.

Entre 4 y 5,5 hectáreas reaprovechadas

El Gobierno explora dos posibilidades. Por una parte se podría poner en marcha la iniciativa en cuatro hectáreas de la central. Esta opción exigiría unas inversiones de 18 millones de euros en el acondicionamiento del terreno que está limpio, ya que no se llegaron a instalar materiales nucleares, – más otra inversión de entre 25 y 60 millones para montar la factoría en sí. La segunda opción, dependiendo del número de empresas que se metieran en el proyecto, ocuparía 5,5 hectáreas, costaría 25 millones en acondicionamiento y entre 32 y 80 de inversión posterior. Todo ello sería capital privado. Según ha confirmado Tapia, los potenciales inversores han mostrado un «alto interés» en entrar en este proyecto que crearía entre 350 y 550 empleos.

No es el único proyecto. El polo de acuicultura tiene ya uno en avanzado estado de gestación que entrarará en funcionará el año que viene en Mendaxa, en el litoral entre Ondarroa y Lekeitio, relativamente alejado de la costa, a una profundidad de entre 40 y 70 metros. Tendrá 554 hectáreas, de las que 214 se destinarán a producción, y se van a instalar tres empresas, Matxitxako Moluskoak, Angulas de Aguinaga y la gallega Rinamar, que van a copar el cien por cien del espacio. La primera empresa será Matxitxako, participada por diversos socios del sector pesquero como Arrankoba, Itsaskorda, cofradías de Lekeitio, Ondarroa y Gipuzkoa, y AZTI. Matxitxako tiene previsto producir mil toneladas de mejillón en una instalación de 40 líneas, que va a montar a principios de primavera.

Fuente: El País