Emprender no es un camino de rosas. En España, algo más de la mitad de los proyectos lanzados al mercado fracasa, y aunque a grandes rasgos el resto sobreviva, solo el 14% del total termina dando buenos resultados, según datos ofrecidos por el reciente Mapa del Emprendimiento 2017, elaborado por Spain Startup. Este baño de realidad es necesario para entender las complejidades que rodean a un sector que en ocasiones se ha vendido como solución definitiva, pero que lejos de ser así presenta tantos retos como duros golpes.

Quizá una de las razones por las que esto ocurre es que suele pensarse en el emprendimiento como algo de grandes magnitudes, escalable, que va a conseguir atraer millones de euros de inversores y venderse por otros tantos más. Pero eso no siempre es así: “Hay muchos tipos de proyectos. Tú puedes emprender para autoemplearte, para dar trabajo a otras personas, o para contribuir con iniciativas sociales o medioambientales”, en opinión del director de comunicación de Citi, Julio Carlavilla. El problema del emprendimiento como concepto es que es muy ambiguo y encierra un sinfín de interpretaciones. “Todo el mundo que piensa en emprender tiene el objetivo de la escalabilidad, de que vaya a ser una idea millonaria, pero hay muchas más posibilidades”, prosiguió Carlavilla, en la presentación del programa Citizen BootCamp (dentro un programa global denominado Pathways to Progress), impulsado por Citi y Deusto Business School con el objetivo de poner a disposición de 40 jóvenes emprendedores recursos, ideas, lecciones y contactos con los que ayudarles a dar forma a sus startups.

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En este sentido, escuchar las historias de otros que anteriormente llevaron sus ideas a buen puerto, con las caídas y subidas de su trayectoria, es una valiosísima lección para cualquier emprendedor primerizo. Uno de estos expertos es Félix Ruiz, inversor, actual presidente de Job and Talent, plataforma que pone en contacto a empleadores con profesionales que buscan trabajo, pero también conocido por haber sido uno de los tres fundadores de la red social Tuenti, un auténtico fenómeno de masas en España allá por 2010. “Empezamos a desarrollar la idea en 2006 tras terminar la carrera. No teníamos experiencia y los primeros movimientos fueron difíciles de gestionar”, explicó. Uno de los más complicados fue el hecho de encontrarse con varios cientos de miles de euros en la mano tras haber vendido la idea a diferentes inversores: “Éramos chavales que nunca habíamos visto tanto dinero junto. Es una situación que sorprende y asusta a cualquiera”, reconoció.

Sin embargo, de aquella época Félix Ruiz extrae importantes conclusiones aplicables a día de hoy: “Si tienes una buena idea y sabes venderla, casi cualquier producto es viable. Para ello, más que el proyecto en sí, lo principal es rodearte de gente buena. De todas las cualidades que resultan de esa unión, como el marketing, la destreza en operaciones o la captación de fondos, es de donde sale un buen resultado. Si yo vuelvo a invertir en algún proyecto, no me voy a fijar en la idea, sino en las personas”, manifestó.

Si yo vuelvo a invertir en algún proyecto no me voy a fijar en la idea, sino en las personas

Félix Ruiz

Por el mismo camino apuntó Rodolfo Carpintier, uno de los mayores inversores y business angels de España, además de uno de los responsables de que Tuenti encontrase en sus inicios los fondos necesarios: “Hay que rodearse de gente que tenga ambición y confíe en su proyecto y en su equipo. Pero sobre todo, que se crea la historia que está vendiendo. En el 90% de las ocasiones, quienes hablan con nosotros para explicar su proyecto ni siquiera se lo creen, y nadie te va a dar un cheque de 300.000 euros si no confías en tu propio plan”.

Esta falta de preparación en el momento de enfrentarse a un inversor, trámite indispensable para lanzar cualquier startup, es uno de los principales escollos del prototipo de emprendedor español. Precisamente para ayudar en este proceso, el director general de Clever Consulting, Luis Monge, será uno de los profesores del programa de Citi y Deusto. “Para vender una idea lo importante es callar. Hay que exponer brevemente el proyecto, de forma clara, y dejar que lleguen las preguntas y comentarios”. Este es el principal fallo, junto con la falta de confianza y los complejos que hacen imposible convertir una debilidad en una fortaleza. “¿Qué tenía Nesquik que fuese mejor que Cola Cao? Que no tenía grumos. ¿Qué hizo Cola Cao? Convertir los grumos en algo especial”, ilustró Monge.

Contratiempos

Embaucar a un inversor, no obstante, no es garantía de éxito. De hecho, recordó Carpintier, “nosotros sabemos que de 10 proyectos a los que financiemos vamos a fracasar en nueve”. Para seguir dando forma a la idea, se ha de ser tremendamente flexible al cambio, además de saber desde el comienzo que uno va a enfrentarse a escollos y dificultades. En el caso de Tuenti, continuó Félix Ruiz, la red social tuvo que lidiar con el poder de Microsoft: “En aquella época todo el mundo utilizaba Messenger y Hotmail para comunicarse. Para frenar la competencia de Tuenti, cuando un usuario de este correo recibía una invitación para unirse a nosotros, automáticamente se derivaba a la bandeja de no deseado. Muchos usuarios tardaron más tiempo en abrirse una cuenta debido a esto. Y era algo con lo que no contábamos”.

Hubo otros contratiempos. Con Facebook entrando de lleno en España, a uno de los programadores de Tuenti se le extravió el ordenador con el trabajo de dos meses, sin tener copia. “Perdimos toda esa labor”. Más adelante, ya estando en Job and Talent, la firma no tuvo más remedio que cambiar el modelo de negocio al poco tiempo de haber levantado cientos de miles en financiación, con toda la desconfianza que algo así origina en los inversores. “Pero si sabes que algo no va a funcionar, tienes que tener la valentía necesaria para darle la vuelta”, aconsejó Ruiz.

Desde el punto de vista del inversor, Rodolfo Carpintier ofreció otros tantos consejos, tales como no desarrollar nunca un proyecto monoproducto, “ya que un business angel nunca financiará algo así”. También invitó al emprendedor a analizar cuál es su realidad y moverse en consecuencia: “Si tienes un plan que necesita tres millones de euros, no busques a un inversor, ya que cifras tan bajas no interesan. Tendrás que dirigirte a otros organismos, como ayuntamientos o Gobiernos regionales. No es nada malo, no todo está destinado a vender millones”. Con todos estos consejos sobre la mesa, Julio Carlavilla ofreció otras sugerencias, como rodearse de gente con talento, ser flexibles y darlo todo, sobre todo en la primera fase. “No se puede ser emprendedor de forma parcial”.

No se puede ser emprendedor de forma parcial

Julio Carlavilla

Así lo cree también el consejero delegado de GoFoodie, Víctor García, una startup que se empezó a gestar hace dos veranos, pero que comenzó como proyecto serio hace un año, “cuando dejé mi puesto en un despacho de abogados y me volqué totalmente con el proyecto”. Esta firma trata de conectar entre sí a los consumidores que buscan buenos restaurantes en los que comer los platos típicos de cada zona, y evitar así las trampas para turistas. “La mejor tortilla de patata o el mejor pulpo no se encuentran precisamente en locales que invierten en marketing, sino en bares o tabernas que llevan 40 años cuidando su receta y su cocina”, recalcó García, quien además será uno de los 40 emprendedores que se beneficien del citado programa.

Otro de ellos será Miguel Díaz, socio de Termoefi, proyecto que desde enero aúna las cámaras térmicas con los drones para buscar soluciones de eficiencia energética en edificios y otros inmuebles. Estos emprendedores, aunque principiantes, comparten las ideas de los inversores y empresarios curtidos en el sector. “Las ideas valen un euro. Es en el momento de llevarlas a la realidad cuando te das cuenta de la importancia del factor humano. Cualquier proyecto nuevo vale lo que valen sus creadores. Actitud, entusiasmo, motivación y talento son imprescindibles”, recalcó Díaz. En su caso, quizá el mayor reto hasta la fecha haya sido el propio sector en el que operan: “En la innovación tecnológica tienes ciertas dificultades comunes a cualquier proyecto nuevo, pero también algunos añadidos. Al final, estás abriendo camino, y transmitir el trabajo a los clientes y dar a conocer tu idea y tu tecnología al mercado cuesta mucho esfuerzo”.

Humildad para aprender

En el camino de GoFoodie, el mayor reto ha sido definir el producto. “Al principio quieres introducir todas las funcionalidades posibles, quieres que sea algo perfecto y que satisfaga a todo el mundo. Por suerte, pronto aprendes a introducir la tijera en la idea inicial para dejarla en lo más básico, ya que hay que aprender de usuarios y clientes”, prosiguió Víctor García. Entre los aciertos logrados hasta ahora, Díaz enfatizó en haber tenido la capacidad de analizar objetivamente lo que se hace y la situación del mercado, y dirigirse a partir de ahí a un punto de mayor potencial. Por su parte, García destacó la humildad: “Es importante no dar nada por sabido, hay que escuchar siempre y, sobre todo, saber interpretar. Yo diría que emprender se resume en ser capaz de aprender sin parar de tus clientes y tu público”.

Fuente: El País