La deuda era el principal lastre de las grandes hoteleras españolas (Meliá, NH y Barceló) que les impedía seguir creciendo. El punto crítico del elevado endeudamiento de estas compañías se alcanzó en 2012: el pasivo de NH y Meliá rondaba los 1.000 millones de euros y el de Barceló superaba los 700 euros. La deuda multiplicaba por ocho el ebitda en el caso de NH, por seis en el caso de Meliá y por cuatro en el caso de Barceló. Desde esa fecha, las tres cadenas se pusieron manos a la obra para tratar de rebajar a la mayor velocidad el pasivo, con resultados diferentes.

Barceló fue la que más rápido lo redujo, bajándolo a la mitad en seis años (de 732 a 330 millones) gracias en gran medida al fuerte crecimiento del beneficio que se triplicó en seis años (pasando de 167 a 496 millones entre 2012 y 2017). El pasado ejercicio, el pasivo representó tan solo 0,7 veces el beneficio. Una posición tan saneada que llevó a la compañía a trazar una hoja de ruta basada en exclusiva en el crecimiento. “Cerraremos la primavera con deuda cero. No hay que ser financiero para saber que habrá que invertir”, recalcó Raúl González, consejero delegado para Europa, Oriente Medio y África en un encuentro con medios en enero. En concreto la compañía dispondrá de 300 millones y prevé incorporar 27 hoteles a su cartera, de los que diez ya lo harán este año (cinco en España, uno en Italia, uno en Cuba, uno en México y dos en Emiratos Árabes Unidos). Esta última región es prioritaria para la compañía, ya que prevé cerrar 2018 con siete hoteles en ese país.

En la senda de la reducción de deuda a Barceló le siguió Meliá, que ha logrado reducirla a la mitad entre 2012 y 2016 (de 994 a 593 millones) y ha duplicado el ebitda en el mismo período (de 171 a 310 millones). La suma de ambos factores le ha llevado a encadenar dos ejercicios consecutivos con un pasivo que representa 1,9 veces ebitda. El objetivo es crecer, aunque especialmente a través el modelo de franquicia, al que están adscritos el 12,1% de su cartera. “Vemos oportunidades ya que hay muchos hoteles pequeños y medianos independientes, en su gran mayoría de segunda generación, sin marca, atributos y distribución, que pueden ganar con la gestión de Meliá. Es extrapolar el modelo de negocio implantado desde hace seis años en nuestra empresa: meterles nuestras marcas y nuestros atributos, ponerlos en valor y multiplicarles la rentabilidad por seis o siete veces”, apuntaba el consejero delegado de Meliá, Gabriel Escarrer, en una entrevista con Cinco Días en la última feria de turismo Fitur. Esas oportunidades podrían surgir, tal y como confesó Escarrer, en países del Mediterráneo, como España, Grecia o Italia.

Meliá se centrará en la compra de activos bajo el modelo de franquicia

Pero el caso más llamativo es el de NH. La hotelera dirigida por Ramón Aragonés desde enero de 2017 ha realizado un ejercicio de adelgazamiento de la deuda sin precedentes. De los 994 millones de 2012 ha pasado a 655 al cierre de 2017 y el objetivo presentado por la compañía es llevarlo hasta los 312 al final de 2018, con lo que podría convertirse en la gran hotelera menos endeudada cuando era la que más pasivo acumulaba hace seis años. La hotelera cerró el primer trimestre con una deuda de 505 millones de euros, lo que supone 150 millones menos con respecto al cierre de 2017 (655 millones de euros).En esa rebaja ha jugado un papel importante la venta y posterior alquiler de un inmueble en Amsterdam por 155 millones de euros, y sobre todo la última decisión del Consejo de Administración, que aprobó el miércoles ejercitar el derecho de conversión anticipada del bono que emitieron en 2013 por valor de 250 millones de euros

Este bono vencía a finales de octubre y el precio de canje era de 4,9 euros por acción, aunque la evolución de la acción ha sido mucho mejor de lo esperado. De hecho, la compañía tenía potestad para la conversión anticipada en caso de que la cotización se situara por encima de 6,395 euros durante 30 sesiones consecutivas. Y así lo hizo el miércoles: los títulos de NH cerraron en 6,45 euros, con lo que los dueños de los bonos que acudan a la conversión obtendrían una plusvalía del 31%.

Con la venta del hotel en Amsterdam y la conversión del bono no se frena la política de desapalancamiento. En la actualidad, la hotelera cuenta con activos en propiedad por valor de 1.900 millones de euros y podría optar por una política de rotación para vender activos y comprar otros. NH es la hotelera con más activos en propiedad (un 21% de su cartera), seguido por Meliá (18%) y Barceló (16%).

Fuente: Cinco Días