Crear un instrumento específico con ventajas fiscales para sus inversores con la misión que las pequeñas y medianas empresas (pymes) puedan acceder mejor a los mercados de capitales. Esta es la propuesta normativa de la asociación de fondos de inversión, Inverco, y que tiene encima de la mesa el Ministerio de Economía.

La idea clave es crear un régimen fiscal para fondos que inviertan en pymes establecidas en España. Esa figura, que tendría que ser regulada específicamente, también sería una novedad en la normativa nacional. Sería un fondo de inversión vigilado y autorizado por la CNMV, pero para disfrutar de los beneficios fiscales tendría que cumplir una serie de requisitos.

“El fondo de inversión debe invertir al menos un 70% del patrimonio en valores emitidos por empresas con domicilio social en España o en la UE, siempre que tengan establecimiento permanente en España. Del citado 70%, un 30% mínimo debe invertirse en valores de empresas no integradas en el Ibex 35”, señala Inverco en un documento que puede consultarse en la edición online de CincoDías.

La gran recompensa sería que los inversores no tendrán que pagar ni un solo euro por las eventuales plusvalías. Ahora, las ganancias patrimoniales tributan al 19% para los primeros 6.000 euros, al 21% desde esa cantidad y hasta 50.000 euros, y a partir de ahí, al 23%. Se ahorrarían tener que entregar ni una sola parte de sus ganancias a la Agencia Tributaria, con la condición de haber permanecido al menos cinco años en el producto. Los partícipes también quedarían exentos del Impuesto sobre el Patrimonio por esas participaciones desde el primer año (con la condición de haberse quedado un lustro) y del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, en este caso sin necesidad de cumplir el plazo mínimo.

Otros países con productos similares

Italia. Su regulación es un espejo de la propuesta por Inverco. Lanzados en 2017, han logrado un volumen superior al que tienen todos los fondos españoles de Bolsa nacional. Inverco reconoce que “el impacto real de esta medida sobre la evolución de los datos fundamentales de las compañías beneficiadas por este instrumento todavía es difícil de estimar debido a su reciente implantación”.

Francia. Las fórmulas utilizadas para invertir en pequeñas compañías están basadas en los fondos de capital riesgo. Los inversores de estos fondos desgravan un 18% de la inversión en su impuesto de la renta y disfrutan de un tipo de reducido en las plusvalías. Para acceder a estos incentivos se debe mantener la inversión en cartera al menos dos años.

Reino Unido. En el país hay tres modalidades. En la más accesible a todos los públicos, con fondos cerrados (no permiten suscripciones ni reembolsos una vez creados) los inversores se desgravan el 30% del dinero que destinen, con un máximo de 200.000 libras (unos 228.000 euros) siempre que los mantengan al menos cinco años. Además, no pagan impuestos por las eventuales plusvalías.

Otra restricción sería la aportación anual que se puede realizar al fondo. El documento de Inverco propone 30.000 euros anuales con un total acumulado de 150.000 euros. La ventaja fiscal conjunta para un inversor del Santander Small Caps, que pilota Lola Solana y que acumula una rentabilidad anualizada del 17% en los últimos cincos, hubiera sido de unos 29.000 euros para la inversión máxima. Este fondo cumpliría, a priori, con los requisitos que sugiere Inverco al ministerio que dirige Román Escolano.

La misión última es que las pequeñas y medianas empresas con sede en España o establecidas en el país – es decir, que cuenten con instalaciones o lugares de trabajo de cualquier índole, en los que realice toda o parte de su actividad– puedan acudir a los mercados a financiarse.

La inyección de dinero en estos fondos se trasladaría casi directamente a esas compañías. No necesariamente en forma de capital, también se abre la puerta a comprar su deuda. El porcentaje que ha de estar invertido en compañías que no pertenecen al selectivo español también puede dedicarse a adquirir bonos. Así se sacudirían parte de su dependencia de la banca.

La misión de la medida es potenciar la financiación alternativa a la banca de las pequeñas empresas

La diana específica son las empresas del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) o que han utilizado la plataforma de BME para captar deuda: el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF). “Un punto de partida importante para que los nuevos fondos de inversión que inviertan en pymes establecidas en España (FIPE) tengan éxito es que las empresas objeto de inversión ya estén admitidas a cotización en algún mercado de valores organizado o se encuentren tramitando su admisión”, reconoce la propuesta de Inverco. Si solo se exige que el 30% de la cartera esté invertido en valores que no forman el Ibex es por una cuestión de liquidez. Deshacer las carteras sería ultracomplicado.

Solo ocho de los 118 fondos de inversión en Bolsa española están especializados en pequeñas compañías (small caps, en la jerga). Los productos de renta variable nacional sumaban a 30 de abril un patrimonio de apenas 8.700 millones, un 3,2% de los cerca de 273.000 millones de patrimonio que acumulan todos los fondos de inversión españoles.

Los máximos históricos en la inversión colectiva no se están trasladando a la financiación empresarial. Desde el mínimo de diciembre de 2012 (122.328 millones de euros), el patrimonio de los fondos de inversiones españoles se ha disparado más de un 120%.

La nueva figura está intensamente inspirada en una regulación que se aprobó en Italia el año pasado: los planes de ahorro individuales. Su misión es la misma: dirigir las inversiones hacia valores que se encuentran fuera de las compañías del índice FTSE Mib de la Bolsa italiana.

Las condiciones son iguales que la planteadas por Inverco para la figura española. A cierre de 2017, el patrimonio de esta nueva tipología de fondos sumaba en Italia unos 11.000 millones de euros, con la estimación de que en 2021 se hayan logrado 70.000 millones. La asociación española asegura que ya el año pasado pudieron verse los efectos beneficios de este producto en la liquidez y en las cotizaciones de las compañías en crecimiento y expansión. 

Fuente: El País