“Los datos recientes y los resultados de las encuestas continúan siendo más débiles de lo que se esperaba debido a una demanda externa debilitada y a los factores específicos de algunos países que afectan a la actividad doméstica. Pese a que se esperaba que el impacto de algunos de estos efectos se desvaneciera, los datos que recibimos sugieren que el crecimiento a medio plazo será más débil de lo que anticipábamos”, asegura el documento ahora conocido.

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Como ya es habitual en el análisis de los organismos internacionales, el conflicto comercial entre EE UU y la práctica totalidad de sus socios habituales es la razón que emerge como principal motivo de la desaceleración de la economía global, más acusada aún en la eurozona.

“Los miembros [del Consejo de Gobierno del BCE] señalaron que el crecimiento y el comercio global han perdido fuerza. En concreto, cunde la preocupación sobre un impacto creciente del proteccionismo y un posible agravamiento de los conflictos comerciales”, aseguran las actas. Este riesgo comercial tendría un fuerte impacto en las perspectivas de la economía global a corto y medio plazo, según el análisis que hizo el economista jefe del eurobanco, Peter Praet, a punto de ser sustituido por el irlandés Philip Lane, y que fue compartido por el resto de miembros del Consejo.

Desde que los 24 miembros del órgano del BCE se reunieron en enero, las cosas no han hecho más que empeorar. La entidad que encabeza Mario Draghi ya ha dejado claro que cree que el PIB de la eurozona va a crecer este año solo un 1,1%. La OCDE es aún más pesimista. Y el mismo día en el que el BCE anunció su rebaja de previsiones, algunos miembros del Consejo aseguraban a la agencia Bloomberg que creían que el nuevo pronóstico seguía siendo demasiado optimista, acercando a la unión monetaria a un escenario de estancamiento económico.

Dos meses después de celebrarse la reunión de la que ahora se conocen las actas, las tensiones comerciales entre EE UU y China están lejos de desaparecer. El presidente Donald Trump ha dejado claro en los últimos días su escasa disponibilidad a levantar los aranceles impuestos a Pekín. “Estamos obteniendo miles de millones de dólares en aranceles y esto va a seguir así durante un periodo de tiempo”, ha asegurado Trump esta semana.

En enero, el BCE dejó ver su intranquilidad ante el deterioro de la situación, e insistió en que disponía de una amplia gama de instrumentos para impulsar la economía y la inflación. En su reunión del pasado día 7 mostró cuáles eran estos instrumentos: liquidez para los bancos y tipos al 0% al menos a lo largo de este año. Lo malo es que este anuncio mostró a las claras la gravedad de la situación y generó un profundo enfado en muchos bancos de la eurozona. Ahora habrá que esperar al 4 de abril para conocer las tripas de esa reunión crucial.

El frenazo, ¿temporal o de largo alcance?

Una discusión surgió en el BCE el pasado enero. Todos están de acuerdo en que la eurozona vive una desaceleración. Pero, ¿esta es tan solo un fenómeno temporal o se trata de algo más grave, con la capacidad de echar raíces? “Los miembros [del Consejo de Gobierno] discutieron al detalle los riesgos. Fue ampliamente compartido que no era posible aún juzgar con seguridad cómo de persistente será la actual debilidad”, aseguran las actas de la reunión.

El documento no entra a detallar las diferentes posiciones, pero sí deja ver que algunos miembros preferían ver el vaso medio lleno. En esa reunión se decidió que los riesgos ya no estaban “equilibrados”, como el BCE defendía semanas atrás, sino que empujan a la baja las perspectivas de crecimiento. Sin embargo, hubo voces a favor de mantener la valoración, aferrándose a factores positivos como la caída del precio del petróleo o los estímulos de los planes fiscales expansivos. En su último boletín trimestral, el Banco de España también mencionaba este debate. “La diferencia fundamental es que, mientras que algunas instituciones suponen que los efectos de este deterioro de la confianza se desvanecerán en los próximos trimestres, otras consideran que serán más persistentes”, explicaba.

Fuente: El País