Cuando Lara Viada (Madrid, 1984) empezó a trabajar en el área del marketing se dio cuenta de que aquello no era lo suyo. Tras su experiencia como voluntaria en una ONG en India, tenía claro que lo que realmente quería era tener impacto social, así que se especializó en desarrollo internacional.

Para entonces empezaba a hablarse de la inversión de impacto, bajo la premisa de la necesidad de juntar dos mundos aparentemente antagónicos como son el de la filantropía y el del capital riesgo. “Solo con el dinero de las ONG no es suficiente, necesitamos mover los grandes mercados de capitales. Para llegar a los objetivos de desarrollo sostenible hacen falta 4.000 millones de dólares y solo contamos con 1.400 millones”, explica Viada.

Lara Viada.

La inversora defiende que las empresas también pueden resolver problemas sociales. “La filosofía es ayudar con un modelo accesible que sea más sostenible en el tiempo; muchos proyectos filantrópicos se quedan en el limbo pero una empresa, por definición, aspira a la continuidad”, afirma. Viada lleva más de siete años en el sector de la inversión de impacto, ahora como directora de Creas Impacto, aprobado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) como el primer Fondo de Emprendimiento Social Europeo registrado en España. A punto de alcanzar su objetivo de reunir 30 millones de euros, la entrevistamos en sus oficinas de Madrid.

¿Por qué Creas?

Creas nace como fundación hace 10 años con la intención de cambiar cómo se hacían los negocios y las finanzas en España; de cambiar la mentalidad y empezar a hablar de valor compartido y de inversión con propósito. De cómo esta se convierte en ventaja competitiva y ayuda a crecer más. También buscaba cambiar la mentalidad de los inversores y demostrar que se puede invertir con foco social sin perder la perspectiva financiera. Durante este tiempo invertimos mediante dos pequeños fondos en un total de 14 startups, de las que se han vendido algunas, como Bluemove o Impact Hub.

Tras esta experiencia, hace un año, Creas decidió crecer para convertirse en un gran fondo de inversión de impacto. Su finalidad es apoyar a empresas en fase de crecimiento con modelos de negocio basados en la creación de valor para la sociedad y el medio ambiente.

¿Cómo está ahora la inversión de impacto en España?

Ha crecido mucho, aunque no lo suficiente. Se conoce más pero queda mucho recorrido. En España solo hay otro fondo de impacto de gran tamaño, GAWA Capital, pero no invierte aquí sino en países emergentes. Luego hay fondos pequeños como Ship2B, que ha hecho una gran labor construyendo el sector en Barcelona. También hay organizaciones como Ashoka que se dedican más a aceleración o apoyo en fase semilla. Nuestro deseo es que haya cada vez más iniciativas como esta en el sector del capital riesgo. Que haya competencia es positivo.

Nuestra misión es plantear qué tendría que pasar para hacer crecer el sector social

¿Hay también colaboración?

Estamos todas las organizaciones del sector reunidas, incluso con algunas administraciones, en el Foro Impacto. El objetivo es hacer sector y entrar a formar parte del Global Steering Group for Impact Investment (GSG), un catalizador internacional de inversión de impacto. Nuestra misión es plantear qué cosas tendrían que pasar, qué leyes deberían cambiar y qué recursos serían necesarios para hacer crecer el sector en España. Queremos identificar necesidades y hacer recomendaciones para mejorar.

¿Cuáles son esas necesidades?

Las medidas que planteamos no son muy diferentes de las que ya han detectado y aplicado otros países. Es necesario que haya presupuesto para inversión en empresas sociales en fase temprana; dotarlas incluso de una figura jurídica; proporcionar incentivos fiscales a los inversores; más estandarización y consenso para la medición de impacto, y que el sector público disponga también de presupuesto para promover este tipo de inversión, ya sean fondos estatales o europeos. Es importante que lo público actúe como catalizador. También queremos promover que en las administraciones se trabaje con estructuras de pagos por resultados, con los llamados Bonos de Impacto Social (BIS).

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¿En qué consisten los BIS?

Pongamos un ejemplo: una empresa acude a una administración pública y ofrece una metodología para evitar la reincidencia de presos, es decir, que estos no vuelvan a cometer delitos y entren en la cárcel otra vez. La Administración de turno puede creérselo o no pero tal vez no tiene presupuesto para pagar a la startup por este servicio. Ahí es donde entra un inversor de impacto, que decide invertir en ello a cambio de que la Administración le devuelva una suma por cada persona reinsertada, no reincidente. Es decir, esta solo paga a éxito.

¿Con qué ojos ve esto el sector público?

Estamos empezando a pelearnos con las administraciones y con todo tipo de partidos para sensibilizar y convencerles de que merece la pena. Hay inversores privados dispuestos a apostar por este tipo de proyectos. Junto con UpSocial, Social Finance UK e Inuit hemos creado un organismo para promover la implantación de este modelo de BIS en España. Hemos conseguido que se financien estudios de viabilidad y estamos esperando a que se aprueben varios bonos aplicados a iniciativas en el marco del empleo, de la ayuda a personas sin hogar y de infancia tutelada.

¿Cuáles son las fortalezas y debilidades que encuentra en el sector?

El emprendimiento social no deja de ser emprendimiento, a secas, y comparte con este los mismos problemas de base: mucha burocracia para montar la empresa y dificultades para conseguir financiación en fases tempranas, para atraer talento hacia las startups (porque es difícil de encontrar y de pagar) y para gestionar el crecimiento exponencial de la organización.

¿En qué ámbitos hay más o menos iniciativas?

Hay muchas en el espectro de la economía circular: marcas sostenibles, nuevos productos, movilidad sostenible, movilidad compartida, moda sostenible, reciclaje, eficiencia energética… Donde se ha innovado muy poco es en el cuidado de la tercera edad. Hay iniciativas para compartir casa y otras como Joyners o Adopta un abuelo, pero hacen falta muchas más. En cuanto al ámbito de la educación, hay bastante innovación en productos digitales pero se invierte menos en el sistema y en la pedagogía, en las bases. En innovación social también vemos pocos proyectos, salvo algunos que aplican tecnologías como blockchain o inteligencia artificial, todavía muy incipientes. Se podría hacer más en participación ciudadana o transparencia. Un tema crítico en el que tampoco he visto propuestas es en integración de inmigrantes y refugiados.

¿En qué invierte Creas?

Por sectores, invertimos en educación, en salud, en sostenibilidad medioambiental y en innovación social. En cada sector intentamos entender cuáles son los problemas más acuciantes que podría generar más impacto y no solo esperamos a que nos lleguen los proyectos sino que buscamos activamente.

Las startups a seguir, según Viada

01. Savana. Usa inteligencia artifi cial para poner a disposición de los médicos datos en tiempo real de miles de pacientes para mejorar la calidad de los diagnósticos. “Tiene un equipo muy bueno, una buena base de datos y una ventaja competitiva muy clara. Está siendo capaz de aplicar su tecnología en hospitales”, destaca.

02. ComGo. Se trata de una plataforma blockchain de trazabilidad del impacto social. Ofrece a las organizaciones sociales la posibilidad de hacer que su impacto, procesos e inversiones sean transparentes, trazables y más efi cientes. “Destaca por su aplicación real de blockchain. Saca todo el partido a esta tecnología”.

03. CodeForAll. Empresa portuguesa que busca que adultos y niños entiendan el mundo de la programación. “Esto ayuda a conseguir empleo de calidad a miles de personas en un sector donde la demanda no está cubierta y también a desarrollar en los niños unas habilidades fundamentales para el día de mañana”, señala.

04. Koiki.“Es una empresa de mensajería social y sostenible enfocada en la última milla en las ciudades, vital para la venta online. Es social porque contrata personas con diferentes capacidades y es sostenible porque el reparto se realiza a pie, transporte público o bicicleta”, explica Viada.

05. Fundación Trilema. “A través de la formación a profesores, está siendo capaz de cambiar la educación en España en todos los niveles socioeconómicos. Demuestra que existe un modelo educativo diferente que funciona”.

Fuente: El País