Lagarde comenzó su intervención con un homenaje a las miles de víctimas del potente terremoto (y posterior tsunami) que asoló la isla indonesia de Célebes hace dos semanas. Lo hacía desde Bali, que precisamente en la madrugada anterior había sufrido también una sacudida fruto de un seísmo a 158 kilómetros de seis grados –el de las Célebes fue de 7,5-, aunque sin daños reseñables.

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La jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI) –que esta semana celebra en Indonesia su reunión anual- habló poco sobre Italia, pero el mensaje quedó muy claro.

“Nuestra posición es conocida. Abogamos por un presupuesto que asegure la consolidación fiscal y el crecimiento sostenible. Los miembros deben respetar las normas del club al que pertenecen”, dijo en la rueda de prensa. Luego, en una charla con el columnista del Financial Times Martin Wolf, ahondó en la misma idea. Las reglas que Lagarde reclamó al Gobierno bicéfalo de Salvini-Di Maio incluyen “sin ninguna duda”, según dijo, los compromisos italianos de disciplina presupuestaria.

Italia ha sido uno de los temas recurrentes en esta isla durante los últimos días. Representantes del FMI han mostrado su inquietud ante un Presupuesto que fija el déficit en el 2,4% del PIB los tres próximos años, que ha generado tensiones en los mercados y un enfado monumental en Bruselas. Pierre Moscovici, comisario europeo de Asuntos Económicos, criticó las cifras enviadas por Roma, y tildó su deuda –en el 130% del PIB- de “explosiva”.

Lagarde admitió que, por ahora, la preocupación por Italia gira más “en torno a lo que se ha dicho que a lo que se ha hecho”. Por ello, pidió esperar a ver los números concretos, para que los socios europeos puedan evaluar “la distancia entre la retórica y las cifras reales”. En el informe fiscal presentado esta semana en Indonesia, el FMI prevé que la deuda pública italiana descienda muy lentamente –en 2023 continuaría en el 125% del PIB-; y que el déficit continúe los próximos cinco años en torno al 2%.

Pero si Italia preocupa, la escalada proteccionista lo hace mucho más. Y Lagarde habló con Wolf de un miedo que tiene. “Espero que no seamos víctimas de una amnesia colectiva. Una amnesia mezclada con un miedo al futuro. Espero que no olvidemos lo que pasó hace unas décadas con el proteccionismo”, dijo. ¿Se refiere al periodo de entreguerras?, le preguntó el columnista del periódico económico británico. “Sí”, respondió ella, que insistió en alertar contra una especie de “alzheimer acelerado” que sufren algunos líderes a los que no puso nombre.

Fuente: El País