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Hombre, menor de 25 años y, probablemente, español. Esta sería la radiografía del europeo medio que ha encontrado un trabajo en los últimos cuatro años. Europa se esfuerza por dejar atrás la Gran Recesión. Y el mercado laboral, uno de los grandes castigados por la tormenta perfecta generada a finales de la década pasada, da muestras de fortaleza: los 19 países que comparten el euro acabaron 2017 con 14,1 millones de parados, la cifra más baja de los últimos nueve años.
Hay aún muchísimos desempleados, pero el nivel actual es 5,2 millones inferior al registrado en el punto álgido de la crisis, a principios de 2013. Pese a las mejoras, el camino de la recuperación está lejos su meta: sigue habiendo 2,7 millones más de parados que en marzo de 2008, antes de que el agujero negro de la crisis se tragara el presente y el futuro inmediato de millones de europeos. Y las diferencias entre países siguen siendo abismales, a tenor de la comparativa europea que ha publicado este miércoles Eurostat, la agencia estadística europea. Con una tasa media de desempleo en la eurozona del 8,7%, el abanico va desde el 3,6% alemán hasta más del 20% en Grecia y el 16,4% español.
Recuperación con acento español
Florentino Felgueroso, doctor en Economía e investigador de Fedea, recuerda que en la mayor parte de la UE el número de parados sigue siendo netamente superior al de 2007. En este retraso destacan tres países: España, en primer lugar, con 1,7 millones más; le sigue Italia, con 1,2, millones; y Francia, con 600.000. En el extremo opuesto hay dos grandes excepciones: Alemania, cuyos registros de paro se han desplomado, con 1,7 millones menos ahora que hace una década, y Polonia. “La diferencia de 1,5 millones de parados que la UE a 28 tiene hoy más que en 2007 es prácticamente equivalente a la diferencia que persiste en España, de 1,7 millones de desempleados añadidos”, explica Felgueroso.
La población activa separa a Europa y EE UU
La recuperación comenzó antes en Estados Unidos (15 millones de empleos desde 2009), que en la zona euro (6,5 millones desde 2013). Eso explica que la tasa de paro sea menor en EE UU (4,1%) que en la eurozona (8,7%). Pero no cuenta toda la historia, como señalaron ayer los analistas de Oxford Economics. La tasa de paro resulta de comparar el número de desempleados con la población activa. Y es ahí donde flaquea EE UU: muchos parados han dejado de serlo porque han dejado de buscar empleo.
La tasa de actividad en el mercado laboral, que era similar en 2000 (67% en ambas economías), no ha parado de caer en Estados Unidos (62,7% en 2017) pese a la generación de empleo. Mientras, en la zona euro siguió creciendo, incluso en la crisis (73,2% en 2017).
La eurozona tiene ahora un 27% menos de desempleados que en el peor momento de la crisis. Tanto jóvenes como mayores de 25 años se han beneficiado prácticamente en la misma proporción: el descenso de parados entre los primeros fue del 29%, y del 26% entre los segundos. Y la caída ha sido algo superior entre los hombres, con un descenso del paro masculino del 29%, frente al 25% de ellas.
Si hubiera que elegir un país para poner cara a la caída del paro, este sería España. De los más de cinco millones de personas que salieron del paro, casi la mitad se registran en el mercado laboral español. Pero, más allá de la recuperación, pesa también el tamaño de su economía. Porque hay otros estados que, en proporción, han logrado reducir más su número de desempleados. Es cierto que en España la cifra desde abril de 2013 hasta ahora ha caído un muy respetable 38% —frente a un 27% del conjunto de la eurozona—. Pero en otros países que han sufrido una dura crisis, como Irlanda y Portugal, el descenso ronda el 55%. Y otros pequeños estados orientales de la unión monetaria —como Lituania, Malta o Eslovaquia— han logrado reducirlo más del 40%.
“Los datos de la Encuesta de Población Activa europea [hasta el tercer trimestre de 2017] indican que el empleo ya es superior al estimado a principios de 2008, incluso en Italia y Francia, pero no en España. La diferencia relativa de España en relación con los demás se encuentra en la destrucción de empleo en el sector de la construcción, donde aún hay un millón de puestos menos, sin tener en cuenta la destrucción de empleo en industrias y servicios auxiliares”, explica Felgueroso.
Fuente: El País