Los Mosuo son una etnia china que habita en las provincias de Yunnan y Sichuan (cerca de la frontera con el Tíbet). Los antropológos describen a la sociedad mosua como matriarcal por el papel de las mujeres como cabeza de familia y la tendencia a trazar el linaje por la línea materna, aunque el poder político suele estar mayoritariamente en manos de los varones. Su singular estructura social ha conllevado un despunte del turismo en la zona. Los Mosuo son una excepción planetaria, unas 40.000 personas. Aproximadamente los otros 7.349 millones de habitantes de la Tierra vivimos en el patriarcado y el machismo y organizamos así nuestros sistemas familiar y social.

Consulta nuestro especial por el Día de la Mujer

Pese a que está por todas partes, el problema del machismo —como la mayor parte de las desigualdades instauradas desde hace siglos— es que sigue siendo, a ojos de muchos y muchas, invisible. El avance en la libertad sexual experimentado en los últimos años en parte nos despista: la creciente emancipación sexual de la mujer en muchas sociedades occidentales o la incipiente apertura en materia de género parecen situarnos en sistemas igualitarios. Pero no.

En pleno 2018 un escaso 12% de mujeres ocupan puestos directivos y la brecha salarial media entre mujeres y hombres fluctúa entre el 21% al 23% 

Es un espejismo: en 2018, en muchos puntos del mapa mundial, las mujeres seguimos sin poder salir de casa sin un pariente masculino, abrir una cuenta bancaria sin el permiso de nuestros maridos, conducir un vehículo o practicar deportes. Puede parecer lejano. Ajeno. Pero en España, hasta 1981, anteayer, las mujeres debían pedir permiso a su marido para poder trabajar, cobrar su salario, ejercer el comercio, abrir cuentas corrientes en bancos, obtener su pasaporte o el carné de conducir. La mujer casada seguía la condición de su marido en cuanto a su nacionalidad y vecindad civil. El adulterio de la mujer constituía causa legítima de separación para el hombre en cualquier caso; sin embargo, en el caso del marido, solamente si se probaba escándalo público o menosprecio para la mujer.

Mujeres en la provincia de Yunnan (China).

Hoy iluminan nuestra geografía los neones de más de 1.500 burdeles en los que ejercen como prostitutas unas 45.000 mujeres. El 90% son inmigrantes introducidas en España a través del tráfico ilegal de seres humanos. En pleno 2018, un escaso 12% de mujeres ocupa puestos directivos y la brecha salarial media entre mujeres y hombres en España fluctúa entre el 21% al 23% en la última década.

Vivimos en la radicalización del individualismo. Tanto es así que hay casi tantas corrientes y puntos de vista —enfrentados, alineados, complementarios o sectoriales— sobre el feminismo y el camino hacia la igualdad de género como personas: el movimiento #MeToo, el contraataque de #BalanceTonPorc, las transparencias (a favor/en contra) en los vestidos de la gala de Nochevieja, las Guerrilla Girls, la huelga del próximo jueves 8 de marzo... Sirvan todos ellos, más allá de los matices, para tomar consciencia individual de la realidad y el problema que supone el machismo dominante: para que tu padre, tu madre, tus hijos y tus amigos también se enteren.

Rebeca Marciel es socia responsable de Gartner Consulting para España y Portugal, cofundadora y miembro del consejo de opensalud.com; e ingeniera de Telecomunicación y Executive en General Management en Harvard Business School.

Fuente: El País