Jordi Sevilla Segura (Valencia, 62 años) es desde julio presidente de Red Eléctrica de España (REE), empresa donde el Estado tiene el 20% y el control. Técnico comercial del Estado, ha sido diputado por el PSOE y ministro de Administraciones Públicas con Zapatero. No es necesario hacerle la primera pregunta. Apenas se le da pie, se lanza: “Las tecnologías y la lucha contra el cambio climático hacen posible un cambio de paradigma. Estamos ante una nueva ola en la que la forma de producir y consumir energía va a suponer profundas transformaciones. Se dejará de depender de la herencia de la abuela (petróleo, gas y carbón) para hacerlo del sol, del viento y del agua. Es un terremoto de gran magnitud con energías sostenibles. Un cambio comparable al que supuso el fracking para Estados Unidos”.

“Red Eléctrica es una empresa que aúna lo mejor de lo público y de lo privado”

Pregunta. ¿Y para España?

Respuesta. En el caso de España, esta transición es equiparable a lo que representó el ingreso en la UE, en el sentido que afecta de manera directa al 20% del PIB. Estamos hablando, además del sector energético, de la automoción (hemos conocido algunas medidas) y de la construcción (la eficiencia energética va a obligar a construir de otra manera). Los tres sectores van a incidir sobre la competitividad permitiendo abaratar costes energéticos, que sigue siendo uno de los puntos que diferencia las empresas españolas de las europeas. Por tanto, espero que tenga el mismo consenso político y social que tuvo el ingreso en la UE.

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P. ¿Cómo se ve desde dentro?

R. He encontrado una empresa que funciona muy bien, que se financia en los mercados, que estaba iniciando un proceso de transformación estratégica para adecuarse a la transición… Mi tarea es empujar ese proceso, permitir que la transición sea posible y adaptar a la empresa a nuevos retos en un mundo que no se va a parecer nada al de hace 10 años.

“Esta revolución va a democratizar la estructura de poder del sector eléctrico”

P. ¿Está bien vertebrado el sistema?

R. En la generación actual sí, pero en la medida en que transitemos a una generación renovable, iremos a un modelo en el que la generación de energía va estar mucho más dispersa. Aunque nuestra prioridad es canalizar y transportar más megavatios con los mismos kilómetros, es posible que necesitemos más red. Se cerrarán grandes centrales y se sustituirán por muchas pequeñas. Nuestro deseo sería que la planificación incentive a que los inversores busquen ubicaciones próximas a donde tenemos subestaciones para hacer conexión rápida. Eso sería la combinación óptima. Por tanto, habrá que redimensionar la red y crear nuevos instrumentos para garantizar la función fundamental: que no haya apagones.

P. ¿La ley de transición va por esos caminos?

R. Vamos por el buen camino. Es el Gobierno el que decide lo que se cierra, pero quien tiene que decirle el ritmo y el orden es el operador del sistema para que no conlleve riesgos. Esa relación está siendo muy fructífera. Esta empresa tiene que estar alineada con lo que decida el Gobierno; y el Gobierno tiene que escuchar lo que le diga el operador, que es esta empresa.

P. Ha anunciado una inversión de 7.000 millones hasta 2030.

R. Es un plan de inversiones que debe potenciar los aspectos tecnológicos. Hay que invertir en inteligencia y en interconexiones para dar mayor estabilidad al mercado. Y me gustaría que Red Eléctrica fuera un referente en almacenamiento. Pero, además, en España estamos hablando de que el sector hará una inversión, básicamente privada, que puede estar en torno a 100.000 millones.

P. ¿Avanzan las interconexiones?

R. Las interconexiones se están resolviendo, aunque con el 5% estamos muy lejos de los objetivos marcados por la UE del 15%. Pero, además de Europa, quiero retomar la opción del tercer cable con Marruecos. Y si nos creemos el cambio espacial que significan las energías renovables, habrá que revisitar las interconexiones con una visión diferente de la solo relacionada con el mercado. Si se instala mucha fotovoltaica en el norte de África, de alguna manera habrá que traerla a Europa. Es una apuesta que hay que hacer. Y no es compatible defender una transición que nos lleve a un mayor peso de las renovables y oponerse a las interconexiones.

P. ¿A qué o quién se refiere?

R. Hay partidos que critican las interconexiones. Podemos lo presenta en todas sus propuestas. Eso no es coherente.

P. ¿Qué otros retos tiene?

R. Mi compromiso es fortalecer la parte regulada dando respuesta a los retos de la transición, pero también ampliar el espectro en la parte no regulada en la gestión de redes de fibra óptica vinculadas a telecomunicación o a electricidad. Además, me gustaría impulsar nuestra presencia en el exterior. Tenemos gente muy buena e ingeniería propia suficiente para garantizar la rentabilidad y la eficiencia de gestión de redes.

P. ¿En qué países?

R. Tenemos que consolidar Chile y Perú. Hay oportunidades en Argentina, Brasil y México, y he dicho que miren EE UU. Por otra parte, aunque tenemos prohibido hacer generación en España, sí podemos trabajar fuera y, si surge una oportunidad de operar una central en otro país, soy partidario de estudiarla.

P. ¿En la diversificación entra Hispasat?

R. No estoy cerrado a incorporar Hispasat, pero no es mi prioridad. Me parece mucho más importante el reto de la transición energética o expandirnos fuera.

P. ¿Qué va a pasar con la interrumpibilidad?

R. Estamos planteando que se pueda extender a consumidores más pequeños en la medida de que los contadores inteligentes permiten al operador tener información.

P. ¿Es partidario de completar la privatización?

R. Nadie me ha dicho nada. Yo no sé si esta REE es la que yo hubiera hecho, pero constato que funciona muy bien, no ha dejado nunca de garantizar el suministro y no le hemos costado ni un duro al presupuesto ni a la deuda pública. Es una empresa que aúna lo mejor de lo público y de lo privado. No entraría en la estructura de propiedad de la empresa como una gran prioridad.

P. ¿Le parece bien que cada cambio de Gobierno suponga un cambio de presidente?

R. Es razonable que en una empresa en la que el accionista principal es el Estado y cuyo 90% del negocio es regulado, el Gobierno tienda a poner un presidente aliado. Dicho esto, a mí me elige el consejo y me tendrá que ratificar la junta de accionistas. No tengo la sensación de que estoy aquí por el dedazo de nadie.

P. ¿Qué tal relación tiene con las eléctricas?

R. Muy buena. Pero es verdad que la revolución asociada a la transición energética no solo va a cambiar la arquitectura del sector, sino también la estructura de poder del sector. Creo que se va a democratizar.

Fuente: El País