Dice la escritora Lorrie Moore que estar solo es como montar en bicicleta: nunca se olvida, así que no es conveniente practicar demasiado. Y, aunque la soledad elegida puede ser catártica para muchos, también puede ser el obstáculo que torpedee los días productivos. El aislamiento, la inestabilidad y los plazos límite, son las principales quejas de los trabajadores freelance, según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA). Tras la fase inicial de enamoramiento en la que todo son ventajas al trabajar desde casa, llega la decepción y los días largos en los que la única vía de comunicación con el exterior es el correo electrónico.

Ejercer de forma remota supone, casi por definición, perderse la interacción humana y los aspectos sociales que ofrece estar en una oficina. Y la reducción de las interacciones cara a cara debilita los vínculos interpersonales entre compañeros, según el metaanálisis Lo bueno, lo malo y lo desconocido sobre el teletrabajo, realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania y publicado en la APA. “Estas consecuencias negativas pueden ser especialmente graves para quienes trabajan fuera durante la mayor parte de la semana”, se lee en el informe. Pasar mucho tiempo solo —40 horas a la semana en el mejor de los casos— reduce la posibilidad de crear ideas nuevas junto a otros, de innovar y de retroalimentarse a la hora de realizar las tareas. La soledad puede afectar al rendimiento, la creatividad, el razonamiento y la toma de decisiones.

Las investigaciones realizadas hasta la fecha resaltan los beneficios del teletrabajo y aseguran que trabajar un día o dos a la semana desde casa aumenta la motivación y la productividad de los empleados, además de su bienestar al reducir el estrés por los desplazamientos a la oficina y las dificultades para conciliar. Pero estas investigaciones también coinciden en un punto clave: lo que es beneficioso para quienes invierten solo unos días al mes teletrabajando se vuelve en contra de aquellos que lo hacen todos los días. Y uno de los motivos es la cantidad de tiempo que pasan solos: casi el 40% de los freelance dicen que se han sentido solos desde que se convirtieron en su propio jefe, según una encuesta publicada en marzo del año pasado por Aldermore.

Trabajar sin la presencia de otros compañeros es el aspecto que puede resultar más nocivo para el autónomo que desempeña su labor desde casa, según explica Susana Rubio, profesora titular del departamento de psicología diferencial y del trabajo en la Universidad Complutense de Madrid. Según su opinión, puede presentar varios inconvenientes, como falta de socialización, aparición de comportamientos inadecuados desde el punto de vista social, sentimientos de soledad y de falta de ayuda e, incluso, desajustes en la percepción del propio rendimiento por la ausencia de feedback. “Este último punto puede dar lugar, con el paso del tiempo, a una disminución del rendimiento porque el trabajador se queda desfasado y desactualizado”, asegura Rubio, cuya línea de investigación está relacionada con el estrés, la carga mental y la salud laboral. La soledad se convierte entonces no solo en malestar emocional, sino en falta de productividad que afecta también a las empresas.

Pero, además de un hándicap social y laboral, también puede derivar en un problema de salud. “Está asociada con un riesgo más alto de enfermedades cardiovasculares, demencia, depresión y ansiedad”, explica el doctor Vivek Murthy en el ensayo El trabajo y la epidemia de la soledad. Incluso hace que los síntomas de un resfriado común sean peores, en parte, porque afecta al sistema inmune al aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Un análisis reciente de 70 estudios combinados con más de tres millones de participantes demuestra que la soledad incrementa las probabilidades de mortalidad en un 26%, aproximadamente igual que la obesidad.

  • Unir soledades

Después de acumular días en pijama y límites difusos entre el horario de trabajo y el de ocio, llega un punto en que todo freelance está harto de pasar todo el día consigo mismo. En este momento los espacios de coworking se postulan como una solución viable para recuperar el contacto con personas tridimensionales. Estos entornos de trabajo, que durante los últimos años han crecido exponencialmente, reúnen a miembros de startups, autónomos y empleados que realizan sus labores a distancia puntualmente en un mismo lugar. Compartir espacio con otros profesionales en la misma situación genera una sensación de pertenencia, la presión de grupo obliga al freelance a acompasarse de nuevo a los ritmos sociales —madrugar, ducharse, salir de casa, parar para las comidas, tomar descansos— y reduce sustancialmente el aislamiento asociado a la soledad de su hogar.

El 87% de los encuestados informa de que se reúne con otros miembros en los coworkings por razones sociales, según la investigación de Steve King, socio de Emergent Research. También alumbra otros datos, como que más de la mitad de los participantes aseguró que pasar el día junto a otros autónomos era una fuente importante de referencias laborales y comerciales. Estar en un entorno productivo también hace que los trabajadores saquen más provecho de su tiempo y tengan una imagen más clara de sí mismos al recibir feedback externo. “Al crear comunidad y reducir el aislamiento, el coworking beneficia tanto a las organizaciones como a los empleados debido a los mayores niveles de compromiso laboral y productividad”, explica Steve King.

Saber estar solo

Vídeo. Cómo el aburrimiento puede llevarte a ideas geniales. Pasar mucho tiempo en casa puede afectar a algunos aspectos mentales y emocionales, pero hay esperanza. En este vídeo, la escritora y emprendedora Manoush Zomorodi explica por qué tenemos algunas de nuestras mejores ocurrencias cuando no estamos haciendo nada productivo: nuestro cuerpo activa el piloto automático, lo que permite que el cerebro genere nuevas conexiones neuronales.

Aplicación. Meetup. Esta app pone en contacto a desconocidos para hacer actividades en grupo. Los planes van desde quedar para patinar a hacer senderismo o ir a conciertos, pero también hay usuarios que se reúnen para actividades profesionales como talleres relacionados con inteligencia artificial o marketing digital. Una de las opciones más utilizadas es la de crear grupos con intereses comunes, como, por ejemplo, compartir un espacio de trabajo.

Caso de éxito. La periodista y escritora Becky Blanton quiso vivir durante un año en su camioneta recorriendo EE UU mientras continuaba escribiendo. Sus planes se torcieron cuando algunas tragedias personales, unidas a la soledad y el aislamiento, la llevaron a una depresión y acabó siendo una persona vagabunda pero con trabajo. Recuperar el contacto con algunos conocidos y continuar siempre escribiendo fue lo que le devolvió su vida y la salvó.

Fuente: El País