El miércoles se producirá el relevo en la presidencia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Antonio Garamendi (Getxo, 1958) sustituirá a Juan Rosell, que ha cumplido ocho años de mandato, y se convertirá en el quinto presidente de la entidad tras 40 años. El dirigente vasco, que en la actualidad es presidente de Cepyme y vicepresidente de CEOE, es el único candidato. Nadie le ha querido disputar el sillón para el que va a ser elegido para los próximos cuatro años. Es muy probable que, al ser el único candidato y cumpliendo los estatutos, las elecciones no se lleguen a celebrar y se nombre a Garamendi por aclamación a propuesta de la mesa. Depende de lo quieran los miembros de la junta directiva, formada por 737 compromisarios, que se reunirán en asamblea. Pero si solo uno de ellos se empeña en votar, la votación se llevará a cabo.

Aunque Garamendi cuenta con el respaldo de las principales organizaciones (Cepyme, CEIM, Foment, constructores, eléctricos, bancos…), cuyos votos sumarían una abrumadora mayoría, que se haga o no la votación es un arma de doble filo. Hay quien asegura, en ese sentido, que le interesaría que se realizaran para así marcar poderío; pero, sin embargo, prima más la opción de no votar, ya que, al estar asegurada la sucesión, se espera que haya muchas ausencias y la abstención se puede considerar como voto en contra.

Para Garamendi es la reválida tras cuatro años al frente de Cepyme (sustituyó a Jesús Terciado al inicio del mandato por la dimisión de este) y de formar tándem en CEOE con Rosell, al que se enfrentó en las anteriores elecciones de 2014 y perdió por un margen muy estrecho (33 votos, 52,27% frente a 47,27%). En esa convivencia ha acompañado a Rosell en las reuniones con los secretarios generales de los sindicatos y el Gobierno, cosa que no siempre en la historia de CEOE-Cepyme ha sucedido, y ha podido dar su opinión sobre temas candentes.

Hay mucha expectación por el discurso del nuevo presidente en su toma de posesión

Hay mucha expectación por el discurso que dará el dirigente vizcaíno y si va a ser continuista con la etapa que ha compartido con Rosell o rompedor e imprime su sello propio. Las primeras oportunidades se le presentarán en temas tan actuales como la supresión de coches contaminantes en 2040, la subida de impuestos o los planes para el SMI. Otra vara de medir es la composición de la comisión ejecutiva que tiene que formar en el plazo de un mes desde su nombramiento, así como de los responsables de las comisiones. En teoría no tendrá que pactar con nadie, como ocurrió con Rosell hace cuatro años; pero seguro que deberá buscar equilibrios entre todas las sensibilidades existentes.

Su mandamiento es que todo eso se haga bajo la premisa de la independencia (“no vamos a jugar a ser políticos”, se le ha escuchado), acompañada por la lealtad institucional y el sentido de Estado. Eso significa defensa de la unidad de España, respetando la diversidad de los pueblos, y bajo la convicción de la unión política europea.

Pero más allá de esas disquisiciones, en el seno de la patronal han causado mella las declaraciones de José Manuel Entrecanales (presidente de Acciona), secundadas por Simón Pedro Barceló (del Grupo Barceló), en el Congreso de la Empresa Familiar celebrado recientemente, en las que tachaba a los dirigentes de la CEOE de no ser empresarios. Muchos de ellos, que sí lo son, se han sentido agraviados y quieren que en la asamblea se haga un desagravio y que Rosell y Garamendi en sus discursos lo tengan presente.

Tendrá que convencer a los críticos que le tachan de no tener representatividad

A esa situación, precisamente, se han referido algunos empresarios que creen que Garamendi responde a ese perfil de ejecutivo no empresario que arrastra “un enorme problema de representatividad” y que va a “contribuir a alimentar la imagen trasnochada que tanto daño nos ha hecho y que nos conduce a caer en la irrelevancia”. A juicio de estos empresarios, “el modelo que representa no es otro que una organización alejada de los tiempos que corren, lo que conducirá a que se nos cuestione todavía más nuestra legitimidad”. Con este ataque anónimo que carece de valentía por no dar la cara, pero duro, se refleja el malestar latente por esa situación.

Garamendi tendrá que convencer a los dirigentes que se han mostrado críticos con su nombramiento. Es muy probable que no haga ninguna mención a los ataques de Entrecanales y Barceló por considerarlos fuera de lugar, pero es una evidencia que tiene que lograr una patronal representativa en la que quepa todo el mundo y no se vea relegada por otras organziaciones como el Instituto de la Empresa Familiar o el Círculo de Empresarios.

El candidato viajero y la sucesión en Cepyme

M. Á. N.

Antonio Garamendi ha sido un candidato viajero (esta última semana ha estado en Guatemala en el encuentro empresarial latinoamericano que se celebra en el marco de la Cumbre Iberoamericana), lo que le ha permitido visitar todos los territorios y a todas las organizacionaes sectoriales y hacer campaña casi desde el principio. Ahora le tocará mandar y formar tándem con su sustituto en Cepyme, puesto para el que se da por seguro que ocupe Gerardo Cuerva, presidente de la Confederación Granadina de Empresarios.

Fuente: El País