A pesar de la sostenida recuperación de la recaudación de este impuesto, que se pagan los clientes y los concesionarios cuando matriculan un vehículo en función del grado de contaminación, la aportación de este tributo continúa estando muy por debajo de los valores registrados en 2007, un año antes de la reforma del impuesto para gravar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en vez de la cilindrada del vehículo.

La estadística oficial del impuesto de matriculación, difundida este martes por la Agencia Tributaria, muestra que el valor de los vehículos vendidos en 2017 alcanzó el máximo en una década. El año pasado se vendieron 1,27 millones de automóviles por un valor de 21.375 millones de euros. Es decir, se vendieron más coches y los que se matricularon fueron de media más caros en la última década.

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El año pasado fue el primer ejercicio completo sin el plan PIVE, las ayudas públicas para la compra de coches. Esto contribuyó a que el número de vehículos matriculados y el valor total moderaran su crecimiento respecto a años anteriores, con avances del 9% y el 10,9%, respectivamente.

Los vehículos menos contaminantes están exentos del impuesto de matriculación, es decir, aquellos que emiten menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro. Por ello, la mayoría de fabricantes de coches intentan producir cada vez coches más eficientes. Es una tendencia en toda Europa. Así se explica, en parte, el fraude de las emisiones como hizo Volkswagen entre 2008 y 2015. En 2017 el 75% de los coches vendidos estuvieron exentos de pagar el impuesto de matriculaciones al tener pocas emisiones de dióxido de carbono, lo que reduce altamente la recaudación de las arcas públicas.

Este cambio tributario lo aprobó en 2008 el Gobierno socialista para favorecer la compra de vehículos menos contaminantes. Desde entonces la recaudación ha ido en caída libre desde 2007, el último año antes del cambio tributario, cuando se recaudó 1.933 millones de euros por el impuesto de matriculación. Sin embargo, desde 2015, los ingresos se han ido recuperando moderadamente, hasta llegar a los 390,2 millones de euros registrados en 2017. Este tipo de vehículos menos contaminantes y también más económicos porque tienen menos cilindrada, registraron un menor crecimiento frente a 2016, solo un 6,3%, en detrimento de coches más potentes y, por tanto, más contaminantes.

«Los coches menos contaminantes suelen ser los más asequibles económicamente y los que más se compran. Las emisiones van en función del consumo y los vehículos que cuestan menos suelen tener cilindradas más bajas», explica Adolfo Randulfe, portavoz de la Asociación Española de Fabricantes de automóviles y camiones (Anfac). Así, asegura que los conductores suelen apostar por vehículos utilitarios pensados para desplazarse por las ciudades y otro tipo de automóviles de los segmentos medios y bajos del mercado, aunque matiza que hay vehículos más potentes que las empresas «están haciendo más eficientes y menos contaminantes».

Impuesto con un contenido más medioambiental

En la actualidad, el impuesto de matriculación es estatal y los tipos impositivos del mismo se pagan en función de las emisiones del vehículo y del precio del mismo. Aunque los vehículos que emitan menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro están exentos. Sin embargo, las comunidades autónomas pueden incrementar los tipos de gravamen aplicables a ciertos apartados en un 15% como máximo. Así lo han hecho Andalucía, Asturias, Baleares, Cantabria, Cataluña, Extremadura, Murcia y Valencia.

El impuesto de matriculación se paga solo una vez, al contrario que el municipal para los vehículos de tracción mecánica, conocido como impuesto de circulación, que es anual y tiene un contenido medioambiental más acusado. «La comisión de expertos para la reforma fiscal, siguiendo la línea de la Unión Europea, apuesta por eliminar el impuesto por matriculación y utilizar uno parecido al municipal de vehículos de tracción mecánica», explica Luis del Amo, secretario técnico del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF).

Este nuevo gravamen se pagaría todos los años y tendría más carácter  medioambiental que ahora. «Se abonaría en función del número de kilómetros recorridos, las vías utilizadas y la contaminación del vehículo. Sería un impuesto fetén», sentencia Del Amo.

La compra de vehículos que emiten entre de 160 y 200 gramos de CO2 por kilómetro —más contaminantes— aumentó un 23,3% en 2017, aunque solo son 34.386 unidades del total de más de más de 1,2 millones de unidades adquiridas en España el año pasado. Los automóviles que más emisiones lanzan continúan con la ralentización de su crecimiento, que se sitúa en el 5,1% respecto a 2016. Por último, los vehículos que emiten entre 120 y 160 gramos de CO2 por kilómetro aumentan en un 18,1%, muy por encima del aumento del 0,2% que registraron en 2016.

En cuanto al precio de los vehículos, sigue creciendo la venta de los coches de alta gama, un 26,2% en el caso de aquellos con precios de entre 40.000 y 60.000 euros; y un 11,3% en los de más de 60.000 euros. Sin embargo, esta subida es mucho menor a la del año anterior, cuando los primeros aumentaron en un 41%, y los de más de 60.000 euros en un 29%, respecto al periodo previo.

Fuente: El País