El fabricante de automóviles Opel se ha enfrentado este lunes un inesperado registro policial que volvió a revivir en el país el famoso dieselgate que arruinó la imagen de Volkswagen hace tres años. Decenas de agentes de la Oficina Estatal de la Policía Criminal de Hesse, han irrumpido en la sede de Opel en Russelsheim y en otras oficinas en Kaiserlautern para reunir indicios sobre un nuevo caso de manipulación en las emisiones de 95.0000 automóviles diésel.

«Estamos investigando un presunto fraude que involucra la introducción de vehículos diésel equipados con software que manipula las emisiones», ha dicho la fiscal Nadja Niesen, al confirmar la redada policial. Opel ha confirmado el registro de la policía en sus instalaciones, pero en un intento para restarle importancia a la acción policial, solo dijo que se trataba de «investigaciones sobre el tema de las emisiones». El portavoz de Opel ha afirmado que la empresa ha cooperado con la autoridades y ha dicho que los vehículos bajo sospecha cumplían con las normas vigentes.

Según el periódico Bild, la tradicional marca alemana Opel, que pertenece desde el año pasado al grupo automovilístico francés PSA, ha equipado a miles de coches con un software ilegal para trucar los valores de las emisiones tóxicas. Según el Bild, la búsqueda fue desencadenada por un anuncio de la Autoridad Federal de Transporte por Carretera.

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La autoridad de homologación descubrió irregularidades en los vehículos de Opel con nuevos motores Euro 6. Según los informes, los modelos en cuestión son Insignia, Zafira y Cascada fabricados en 2012, 2014 y 2017.

A diferencia de otros fabricantes de automóviles como Volkswagen y BMW, Opel todavía no había sido objeto de una investigación judicial y tampoco se había visto obligado a retirar ningún modelo. Pero en el mes de julio, el Ministerio Federal de Transportes había confirmado «una audiencia oficial contra Opel» debido a tres modelos de vehículos. Según los informes, la razón -al igual que los demás fabricantes afectados- era la sospecha de manipulación en la emisión de los gases de escape.

El famoso escándalo dieselgate nació en septiembre de 2015, cuando Volkswagen admitió que había manipulado las pruebas de emisiones de escape de más de diez millones de vehículos diésel. Solo en Alemania, la empresa tuvo que pagar una multa de mil millones de euros. A comienzos de septiembre pasado el mayor fabricante de automóviles del mundo se enfrentó a su primer gran juicio por el caso del software que alteraba las emisiones de motores diésel.

La Audiencia Territorial de Braunschweig deberá determinar a lo largo del proceso si el gigante de Wolfsburg debería haber informado a la Bolsa y los mercados del engaño, para dar la oportunidad a sus accionistas de que evitaran las pérdidas por la bajada que han sufrido las acciones de la compañía. Los afectados reclaman unos 9.500 millones de euros en concepto de indemnizaciones.

La Oficina Federal de Vehículos a motor (KBA) quiere ordenar la retirada obligatoria del mercado de unos 100.000 vehículos de los modelos Cascada, Insignia y Zafiro de Opel. El Ministerio Federal de Transportes anunció este lunes en Berlín que la retirada oficial era «inminente» tras encontrar un dispositivo de desconexión para la depuración de gases de escape que KBA había clasificado como inadmisible. La KBA descubrió a finales de 2015, poco después de que estallase el escándalo de la manipulación de las emisiones en Volkswagen, cuatro dispositivos de dudosa legalidad en varios modelos Opel para trucar las emisiones, indicó el Ministerio de Transporte.

Fuente: El País