La crisis climática era esto. Más de 55.000 hectáreas arrasadas por el fuego en lo que va de año en España, según datos del Ministerio de Agricultura. Y solo puede ir en aumento con incendios devastadores como el de estos días en la isla de Gran Canaria y la sierra de Guadarrama. Las llamas se han llevado por delante una extensión parecida a la de un país como Singapur. Detrás de que estos números no comiencen a sumar ceros siempre se encuentran los servicios de extinción. Servicios que, recientemente, han incorporado nuevos efectivos que no cargan mangueras ni pisan la tierra abrasada. La inteligencia artificial, entre otras tecnologías, se ha enrolado en los bomberos.

Watson, la inteligencia artificial de IBM, ha encontrado su hueco entre las llamas gracias a la empresa portuguesa Compta. Su software de detección, combate y predicción de incendios, llamado Bee2FireDetection, lo ha incorporado con el fin de mejorar sus prestaciones. “Al igual que no nos enfrentamos a las mismas cosas que hace una década, con el fuego sucede lo mismo. Ahora los incendios son más fuertes, peores. Ocurren en todas las épocas del año, no solo en verano”, explica Vasco Correia, responsable de negocio de Compta, mientras recuerda que la mejor prevención sería no tener que recurrir a estos seres artificiales.

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Precisamente, uno de los campos donde mayor ayuda ha demostrado esta tecnología es en las predicciones de incendios. Con la introducción de datos, como la humedad relativa del aire, temperatura de la tierra y la dirección del viento, el algoritmo obra la magia necesaria y estima un porcentaje de riesgo. Esta misma información también adquiere un gran valor para determinar la propagación de las llamas, incluso para detectarlas en su momento más incipiente. “Entrenamos a Watson para que distinga un fuego de lo que no lo es. Los drones nos ayudan mucho en este sentido. Las cámaras térmicas y de espectrometría resultan también herramientas muy valiosas”, añade Correia.

Cuando los bosques se convierten en fuego, pocas dudas alberga de que lo que allí presenciamos sea un incendio forestal. Este es el desastre natural evidente. Para evitar en la medida de lo posible esta catástrofe, la inteligencia artificial ha de reconocer a la perfección el más mínimo atisbo de una llama o de humo que ponga en alerta su sentido como bombero. No puede toparse ni con falsos positivos ni con falsos negativos. “Es lo peor que nos puede ocurrir. Entre millones de imágenes, cámaras y su propio aprendizaje, Watson cada vez es más eficaz”, asegura el responsable de Compta sobre su software, que utilizan en Brasil y Portugal.

Captura de pantalla de cómo funciona el software de Compta.
  • El móvil como aliado

Mientras Bee2FireDetection llega a más países, entre ellos España, Watson no siempre es la solución tecnológica con la que cuentan los servicios de extinción de incendios. Sus efectivos son algo más reducidos, aunque no por ello peores. En el caso de la Comunidad de Madrid, la telefonía móvil será un gran aliado contra el fuego. Tal y como argumenta Antonio Crespo, oficial de emergencias del cuerpo de bomberos de la Comunidad, adaptar los smartphones a las comunicaciones por radio –en lo que están trabajando ahora mismo– les facilitará su trabajo. “Monitorizar a los bomberos, transmitir en tiempo real, posicionar a los efectivos… se abren un gran abanico de ventajas en cuanto superemos los sistemas de tecnología actuales [conocidos como TETRA], cuyo límite no sobrepasará los 10 años”, añade.

A Crespo le encantaría tener entre sus compañeros a la inteligencia artificial, pero los planes, por el momento, van por otra senda digital. Es el caso de las cartografías tridimensionales para determinar la ubicación exacta tanto del incendio como de los retenes. Hasta hace poco, sus mapas ni siquiera permitían saber si las llamas estaban cerca de un barranco o había alguna casa alrededor. “Con la ayuda de TomTom Systems, las zonas forestales también cuentan con la misma precisión que las áreas urbanas. Antes solo eran grandes manchas verdes”, precisa a la vez que anuncia que para el próximo año dispondrá de drones para tomar imágenes en 3D de lugares más inaccesibles.

La digitalización avanza poco a poco entre los cuerpos de bomberos, aunque el fuego no da tregua. Watson se ha convertido en un dique de contención capaz de anticipar algunos desastres. Por sí solo, tampoco puede extinguir focos y focos de hectáreas quemadas. Menos aún cuando la tecnología no llega por igual a todas partes. “Hace dos años que nuestro equipo de incendios se dio cuenta de que había que cambiar las soluciones que aportábamos”, concluye Correia. Ha llegado el momento de que los retenes no estén solo presentes sobre el terreno. Los más artificiales recopilarán datos e información, hasta intentarán aprender, para que no haya que lamentar tantas cenizas.

Fuente: El País