El año 2017 fue difícil para Barcelona, con acontecimientos que pusieron alerta al sector turístico y a los inversores. Con todo, uno de los negocios más sensibles a la inestabilidad, el de la organización de congresos, ha superado las dificultades. Fira de Barcelona, la institución ferial participada por la Generalitat, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio, cerró el año con una facturación de 187,6 millones de euros, un 12% más que el anterior. Culmina así su segundo año de cifras récord, con la internacionalización y la renovación de sus eventos como pilares. Además, la institución está dispuesta a seguir creciendo: un acuerdo con el Ayuntamiento le ha otorgado la concesión del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona a partir de 2021 y por 50 años. Este recinto se sumará al de la Gran Via de l’Hospitalet y al de Montjuïc, y permitirá reforzar la estrategia de la institución.

La celebración de eventos y congresos implica grandes dosis de logística y organización: reservas de hoteles, confirmación de los congresistas y asistentes, transporte, técnicos, montaje de los puestos del congreso… Para funcionar se necesita estabilidad, pero los últimos meses de 2017 en Barcelona pusieron en alerta al sector. A los actos vandálicos contra el turismo le siguieron una dura huelga que colapsó durante semanas el aeropuerto de El Prat y el terrible atentado en Las Ramblas. Y para culminar un año difícil para el turismo y la inversión, el último trimestre fue el de la inestabilidad política, que surgió del proceso independentista y de la celebración del referéndum del 1 de octubre.

A pesar de ello, los responsables de Fira de Barcelona presumen de no haber tenido que cancelar ningún congreso: el de cardiología, celebrado una semana después del atentado, fue un éxito; el Smart City Expo World Congress, poco después de la declaración de independencia en el Parlament, fue “el mejor de todos los tiempos”, según los organizadores; y el Mobile World Congress, el mayor evento de la institución —representa el 37% de su facturación—, no solo no está en peligro, sino que el propio consejero delegado de la patronal de móviles GSMA, John Hoff­man, confirmó su compromiso con la ciudad hasta el final del contrato, en 2023. Solo pidió una cosa: “Estabilidad”.

La clave para apaciguar el contexto político complejo, según los responsables de Fira, ha sido saber comunicar la normalidad que vive la ciudad en su día a día. Esto ha permitido que los 187,6 millones de euros facturados representen un incremento del 24,6% con respecto al resultado de hace dos años. La cifra ha superado las expectativas de la institución, que en su presupuesto había calculado que ganaría un 16% menos. “Ha sido un ejercicio muy importante, hemos superado nuestras previsiones tanto en cantidad como en calidad”, destacó el pasado martes en la presentación de resultados el director general, Constantí Serrallonga.

Nuevo timón a la espera

“Fira es un motor económico para la ciudad, estamos jugando en la Champions de las ferias del mundo”, presumió en el acto el presidente de Fira, Josep Lluís Bonet, que se encuentra en situación de prórroga en su cargo: la falta de Gobierno en Cataluña ha retrasado el nombramiento de otro presidente. El impacto económico que la institución genera en el territorio es de 260 millones de euros al año y 40.000 puestos de trabajo, según sus cálculos.

El ejercicio de 2017 estuvo marcado por dos estrategias clave: la digitalización y la internacionalización de los eventos. Uno de los mayores logros del año pasado fue haber reinventado dos salones históricos que tenían un perfil muy tradicional. El salón de la construcción, Construmat, se centró en las nuevas tecnologías, y el del automóvil se transformó en Automobile, con el foco puesto en el coche conectado y autónomo. Ambos fueron un éxito en número de asistentes.

Otra de las novedades de 2017 fue la creación de la Industry Week, que consiguió unir en un solo congreso hasta ocho eventos simultáneos sobre materiales, tecnología y procesos de fabricación. Uno de ellos fue precisamente el salón IoT Solutions, centrado en las novedades sobre el Internet de las cosas, la tecnología que permite conectar entre sí objetos tan diversos como una nevera, un coche o una aspiradora. Esta tecnología, según los expertos, no será posible hasta la llegada del 5G, precisamente uno de los temas centrales del próximo Mobile World Congress.

En el ámbito de la internacionalización, el ejemplo más claro es el de Smart City Expo World Congress, que Fira ha consolidado en 2017 y ha convertido en un referente mundial. Este salón, dedicado a los debates sobre las llamadas ciudades inteligentes, en las que la tecnología tiene un papel importante en la relación entre vecinos, gobernantes y elementos urbanos, ha sido exportado a otras ciudades. “La actividad de Fira la hemos desarrollado en países como Cuba o Portugal y en ciudades como Puebla, en México, o Tokio, en Japón”, explicó Serrallonga.

Las perspectivas para 2018 son igualmente boyantes. El objetivo de la institución es llegar a los 190 millones de euros de facturación y potenciar las tres grandes plataformas feriales propias de Fira, que se suman al negocio externo que representa el Mobile World Congress. Estas tres apuestas son, según el director general, la Industry Week, la Smart City Expo y un congreso de nueva creación: el salón Alimentaria, que por primera vez se celebrará de forma conjunta con el evento Hostelco y que atraerá a 150.000 visitantes en una feria dedicada a los hoteles y a la gastronomía.

El futuro de Fira, sin embargo, no termina en 2018. La institución se ha propuesto seguir aprovechando un entorno económico favorable y acoge como un reto el encargo del Ayuntamiento de gestionar, a partir de 2021, el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona. Situado en la zona del río Besòs, el edificio se inauguró en 2004 por el Fòrum de les Cultures y la gestión la asume por ahora un consorcio liderado por la multinacional francesa GL Events. La nueva concesión a Fira durará 50 años y permitirá a la institución organizar eventos de tamaño pequeño y medio en sus 75.000 metros cuadrados. Los más grandes se celebrarán en los recintos de Gran Via de l’Hospitalet y Mont­juïc. “Estamos en un entorno muy competitivo para organizar eventos, y esta decisión nos permitirá tener tres espacios feriales complementarios”, resumió Serrallonga el jueves.

Fuente: El País